Capítulo 5.

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Diamantes oscuros.

Capítulo 5.

Estaba aturdida por la cantidad de cosas que podía tener mi mente. Nunca me había sentido tan libre y atrapada a la vez. Ese hombre, era simplemente lo mejor que pudo pasarme, pero a la vez, era lo peor, sin duda.

Recogí lo que quedaba de mi desorden y tras una mirada al espejo, decidí que lo mejor sería arreglarme para salir de casa. Marqué el número de Becca y automáticamente contesto. Esa chica vivía con el celular pegado a sí misma.

-Hola, aquí.- saludó.

-Hola, Becca. ¿Qué harás?- pregunté intentando mantener una conversación normal con alguien.

-Nada, ¿vienes a casa?- preguntó con entusiasmo.

-Bien, pero no quiero salir.- gruñí.

-Ni yo, estas salidas me están costando la universidad.

-Y la paz mental- reí-, nos vemos en media hora.

-Adiós.- se despidió utilizando un tono infantil y colgamos.

Tomé una mochila estilo converse y metí mis cosas para dormir, y enseguida fui por las llaves de la casa.

Salí y me encontré a los vecinos arreglando su curiosa puerta. Con un gesto amable se dirigieron a mí, y se los devolví. El resto del día parecía bastante prometedor y caminé gustosa a través de las calles de mi adorada ciudad.

“Empire State of Mind” sonaba en mi mente, mientras miraba la manera en la que la gente caminaba con prisa a través del desastre elegante de New York.

Saludé a Becca en cuanto la vi y corrió a abrazarme.

-¡Conseguí el dinero!- gritó con felicidad evidente. Sonreí ante la noticia.

-¿Estás de broma?- la sacudí en el abrazo- Te dije que lo lograrías, tonta.

-Mis padres me dieron la noticia hace minutos, ¡vamos a por ello!

-Así será- me solté y caminé hasta su habitación.

-Tengo películas para hoy.- sonrió corriendo hasta su gastado dvd.

-Es la mejor idea que has tenido en años, mujer.- negué y ella rio.

-Lo sé, sólo necesito saber si quieres ver una de esas películas que te hacen llorar hasta deshidratarte.

-Uhm, lo tomaré si tienes algunas palomitas.

-Están en la segunda puerta, cariño.

Y así fue, pasamos cerca de dos horas viendo “Now Is Good “ y llorando hasta por los codos. Estaba a punto de quedarme dormida cuando sentí mi celular vibrar en mi pantalón.

-Contesta ya, el vibrador de ese teléfono es de miedo.- gruñó Becca acomodándose en su almohada. Reí y busque entre los pliegues de mi pantalón.

-¿Diga?- pregunté con la voz algo cortada por el profundo sueño que sentía.

-Hola, Luna.- dijo y su tono prometedor, me hizo delirar y despertar en ese mismo instante.

-Casi iba a decir tu nombre, pero recordé mi triste realidad.- susurré.

-Te repito que no lo necesitas, ¿estás ocupada?- preguntó con cierta arrogancia que yo podía detestar.

No.

-Sí, ¿por qué?- pregunté, evitando parecer interesada. Dios mío, di que necesitas verme.

-Sólo preguntaba- dijo-. Saludos a Becca.

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