La tentación de la oscuridad

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Severus continuaba vigilando a Harry y a Sarah en Hogwarts. Mientras los chicos iban en segundo curso, Harry se enfrentó a un basilisco y destrozó un diario que Voldemort pretendía utilizar para regresar al poder. Y mientras iban en tercero, Sirius Black se escapó de la prisión de Azkaban, y Severus trató de mantener a salvo a Harry y a Sarah de él. Se creía que Sirius (el padrino de Harry) era un asesino que había traicionado a James Potter, conduciéndolo a la muerte; pero en realidad, eso lo había hecho Petter Pettegrew (el padrino de Sarah). Dumbledore, Severus, Harry, Sarah y Lily descubrieron finalmente la verdad.

Durante ese tercer curso, el profesor encargado de la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras fue Remus Lupin, amigo de Lily y James Potter. Lupin congenió muy bien con los mellizos. Severus se dio cuenta de que Sarah seguía sintiendo cierta predilección por él; sin embargo, Harry prefería a Lupin antes que a Severus, y eso al profesor de Pociones le dolía. De todas maneras, para el curso siguiente, el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras fue ocupado por otro profesor, y Lupin salió de la vida de los mellizos.

Durante esos años, Lily se reunió con Severus en contadas ocasiones (una o dos veces al año) para preguntarle qué tal iban los chicos en clase. Ella no se mostraba arisca con él. El paso del tiempo y el afán de Severus por rectificar sus errores del pasado la habían ablandado.

Llegó el cuarto curso de los mellizos en Hogwarts, y el comienzo de ese año escolar trajo consigo grandes cambios en el comportamiento de los mellizos. Ese año, el colegio organizaba el Torneo de los Tres Magos. Y ocurrió algo sorprendente: el Cáliz de Fuego que anunciaba el nombre de los participantes escupió el nombre de Harry. El muchacho tenía catorce años, y los alumnos de esa edad no tenían ninguna posibilidad de meter su nombre en el Cáliz; Dumbledore se había encargado de ello. Así pues, otra persona, un adulto, lo había hecho por él. Esto, unido al hecho de que en el mundial de quidditch del verano anterior había sido vista la Marca Tenebrosa, colocaba a Harry en una situación delicada y peligrosa.

Harry se daba cuenta de ello y comenzó a mejorar notablemente en sus estudios. Se esforzaba mucho más. Pero por su parte, la situación de Sarah era preocupante. Sus amigas ya habían terminado sus estudios en Hogwarts, puesto que eran varios años mayores que ella, así que la muchacha volvía a sentirse sola y aislada. Por primera vez, Severus notó que el interés por los estudios que mostraba la chica había disminuido. Y asimismo, Harry le ofrecía su compañía a su hermana, pero a ella no le interesaba estar con él.

En una clase, Severus les había mandado a sus alumnos que elaborasen una poción. Él paseaba por el aula para ver cómo les estaba saliendo; y al llegar al sitio de Sarah (sola, al fondo de la clase) vio que la muchacha se hallaba sentada leyendo un libro que no tenía que ver con la asignatura, sin preocuparse siquiera de coger los ingredientes para elaborar la poción.

-Señorita Potter, ¿qué hace? -preguntó el profesor, sorprendido.

La chica le mostró el libro y Severus palideció: se trataba de un manual de magia muy oscura, perteneciente a la sección prohibida de la biblioteca. El profesor cogió el libro y se quedó con él, no se lo devolvió.

-Treinta puntos menos para Ravenclaw por no seguir mis instrucciones -dijo.

La muchacha levantó un momento la vista y se quedó callada.

-¡Ya nos está fastidiando Potter! -se quejó un alumno de Ravenclaw-. ¡Los Potter no saben qué hacer con tal de llamar la atención!

-Diez puntos menos por hablar en clase -le dijo Severus a ese alumno.

Volvió al pupitre de Sarah y susurró:

-Señorita Potter, espéreme a la salida.

Sarah obedeció y esperó a Severus. Él cerró el aula con ellos dentro y le preguntó:

La elección de Severus: Entre luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora