"Capítulo 45"

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Cuando llegamos a mi casa, André suspiró.

—¿Qué hacemos?

—Yo voy a mirar unas cosas en el ordenador.

Me senté en el sofá y me puse a mirar los emails. Le mandé un email al Langui, por si quería hacer un vídeo conmigo cantando su canción. También serviría para promocionar la campaña contra el acoso escolar.

Él respondió a los minutos, y sonreí.

Le respondí: "Muchas gracias por aceptar. Me gusta la idea, porque yo también sufrí de acoso escolar. Podemos quedar cualquier día para grabar el vídeo. En serio, muchas gracias por aceptar y que pases un buen día".

Se lo mandé y sonreí.

—El Langui —murmuró André.

Asentí sonriendo.

—¿Qué te parece?

—Me parece perfecto. Haréis una muy buena canción.

—Oiré la canción y haré los acordes. Lo tengo que hacer de aquí hasta que me lo aprenda —le miré.

Me miró y me di cuenta que estábamos muy cerca. Alterné mi mirada con sus labios y ojos. Sentí como se acercaba más. Cuando nos íbamos a besar, tocaron el timbre.

Suspiré y me levanté a abrir.

Ahora sí que no me esperaba la persona que está frente a mí.

—Hola —dijo tímido.

Sacudí mi cabeza y le miré incrédula.

—¿Qué haces aquí? —le dije—. Después de días te presentas aquí como si nada hubiera pasado. ¿Quién te crees que eres? Me destruiste. Pensaba que íbamos en serio, pero veo que tú no. Tú me mentiste.

—Laura, te lo quería decir ese mismo día, pero te fuiste.

—¡Claro! —reí sarcástica—. Y después, cuando vine, no tenía ningún rastro de ti. Como dijo Erika, eres un hijo de puta. Me dejaste como si pintaras en un papel y después lo tiras a la basura. Me sentí usada.

—Laura, ¿pasa algo? —preguntó André.

—No, él ya se iba.

Antoine bajó la mirada.

—Laura, aunque tú digas que te olvide no es así. Te recuerdo cada segundo, yo te quiero. Cuando termine con Erika, definitivamente, vendré aquí.

Gruñí y le cerré la puerta en la cara. Me di la vuelta y resoplé.

—¿No se puede ir a joder a otro lado? —susurré.

—¿Es él el que te mintió? ¿Antoine Griezmann?

—Sí, hijo, sí. Y me arrepiento, de verdad.

—No pasa nada.

Se acercó a mí y me abrazó. Suspiré.

Mis ojos picaban. Los cerré fuerte e intenté no llorar, pero era imposible. André se separó y me miró.

—No llores, pequeña —susurró quitándome las lágrimas.

Beso mi nariz y mi frente.

Sonreí y me quité las lágrimas.

—Vale, estoy bien —murmuré.

—Preparo algo de comer, ¿vale?

Asentí y me fui a la sala de grabación. Busqué la canción y me puse a cantarla, para aprendérmela. La repetí varias veces hasta que André dijo que teníamos que comer.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora