Los primeros rayos del amanecer estaban saliendo dando paso a la luz tan familiarmente conocida por todos...
Tome aire fuertemente.
—¡¡Gherio!! ¡Sal a pelear cobarde! —Grité a todo pulmón. No dejaría que este cabron hiciera de las suyas después de haber matado a tantos inocentes, y haber dañado a Lyon... Jamás...
Unas pisadas firmes, grandes y temblorosas se escucharon cuando Gherio se dignó a salir del castillo con un enorme garrote en su mano y sangre cayendo por su boca, traté de aguantar mis malditas nauseas... Estuvo comiendo algo que no estaba cocinado... Malnacido.
Me miro burlonamente, pero esa mirada se fue tan rápido como llego.
—¿Cómo...? ¡Yo te asesine! —me miro completamente incrédulo, su rostro horroroso mostraba confusión.
—Pero aquí estoy, ogro asqueroso —sonreí desde mis adentros.
—Bien, me dará más satisfacción el matarte dos veces —todos sus guerreros rieron.
—Pero esta vez solo seremos tu y yo, nuestros soldados no lucharan —Su sonrisa se fue. Esa no se la esperaba. Los hombres a mi espalda comenzaron a quejarse.
—Servirán de mondadientes cuando te acabé —dijo socarronamente.
No pude evitar sonreír de lado— Eso está por verse.
Tome la capa por encima de mis hombros y le arranque de la armadura lanzándola por los aires. Al instante sentí un frío recorrerme la espalda, escuche muchos jadeos y supliqué el que no fuera lo que pensaba. Toque mi espalda y así era, estaba completamente desnuda... Mataré a Disa por esto.
El tiempo jamás me alcanzó para entrenar, espero el fuego haga caso a lo que yo quiera hacer, se los ruego, Madre Luna, Madre Tierra, por algo me eligieron...
Miles de sensaciones me recorrieron en ese momento, sentía bajo mi piel un calor infernal, pero no me molestaba, y al instante mis puños quedaron cubiertos en el fuego violeta que habían liberado anteriormente.
Me sentía poderosa, fuerte e invencible... Gherio me miro sorprendido y a la vez con el enojo recorriendo cada parte de su ser, sin esperar un segundo más corrí hacia el dejando detrás de mí una estela de polvo. Justo en el momento en que, bajo su mazo, estrellé mi puño derecho en él.
Sentí como un temblor me recorría todo el brazo mismo hasta el hombro, me alejé rápidamente de un salto hacia atrás echando un vistazo a como el mazo en si estaba abollado donde le había golpeado, con una mancha negra de quemadura. Todo mi interior estaba vibrando de emoción.
Un rugido estridente rompió el silencio, Gherio estaba más que enojado y venía corriendo hacia mi persona lanzando golpes a diestra y siniestra buscando el objetivo de darme, justo cuando salté para evitar uno de aquellos golpes sentí como un objeto duro y grande me daba justo en el abdomen. Solo pude volver a sentir el golpe en mi espalda y el palpitar de mi abdomen.
Una roca de un metro me había golpeado, no necesitaba voltear para saber quién fue el causante. Me levanté del suelo y escupí a mi costado, este imbécil no me iba a matar de nuevo, sobre mi maldito cadáver.
Caminé a su dirección hasta que comencé a correr con rapidez y fuerza, envolví mis puños en fuego de nuevo, lanzó el mazo de forma horizontal de lado a lado, agradeciendo la viada que llevaba de la carrerilla, me deje caer de rodillas haciendo todo lo posible mi torso y mi cabeza para atrás, cuando sentí pasar el peligro me levanté dando un brinco quedando a la misma altura de Gherio, Le brinde un puñetazo en la quijada haciéndole retroceder ahora a él. Caí en cuclillas sintiendo el duro suelo bajo mis tacones.
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Guerrera de la realeza
PrzygodoweCansada completamente de que su vida fuera controlada por sus padres. Veronica, siendo la princesa, decide huir de su destino. Harta de tantas clases de postura, leyes, modales y hasta elegir entre 3 tipos de cuchara para beber un poco de sopa. Ya...