El pequeño estaba sollozando le daba aun miedo dormir, le daba miedo volver a recordar las tantas cosas que había pasado con su mejor amigo. Solo le recordaba con esos ojos viéndolo, casi llorando y sin decir ninguna palabra. Que podía hacer, eran órdenes del patriarca y era por el bien de Athena.
Pero seguía llorando, no quería recordarlo más, quería arrancarse el corazón y ya no sentir, quería romperse la cabeza y sacar de ahí los recuerdos. Lo peor de todo es que no podía decirle a nadie, que haría ahora más que desahogarse consigo hasta lastimarse para olvidarlo, golpearse y porque no herirse más recordándolo.
Pero una sombra avanzo hacia él, le acarició el cabello.
-Ahora si me dirás.- era él otra vez.-Si has hecho bien, lo has hecho muy bien. ¿De qué te arrepientes? ¿De qué dudas? ¿A qué le temes?
-De usted.- fue su respuesta para las 3 preguntas.
-¿Cómo te puedo mostrar yo mi lealtad?- le preguntó sentándose junto a él.
-Dígame quién es usted.- el niño de cabellos negros le miró con profunda tristeza.- Dígame una vez más que Aioros lastimaría a Athena, digame que usted se arrepiente de mandar matar a uno de los mejores caballeros, digame porque me eligió a mí, digame...si eso, lo que me dijo es real...que solo usted...
El patriarca acercó al niño a su pecho, comenzó a darle suaves carisias en su cuerpo para tranquilizarlo.
-Aioros quería tomar el poder de Athena, Aioros es un traidor, quería tomar el poder del Santuario.- le decía de manera tan real.- Yo me arrepiento de confiar en él, me arrepiento de elegir matarlo, me arrepiento de verlo cada noche y ver a la pequeña que de nada tenía la culpa.
El pequeño oía el corazón del patriarca latir más y más, comenzaba a titubear en sus caricias y le vio temblar.
-Te elegí a ti, Shura, por ser el único que le haría cambiar pero fue grave mi error me arrepiento de que tomarás esa decisión. No quería, menos contigo pues eres tú el más leal a Athena y asesinar o pelear con un caballero es como matar una parte de ella. ¡Yo soy el culpable, Shura!- le abrazaba más.-Yo solo soy el responsable, pero tú de nada tienes la culpa, tu eres mi héroe Shura por hacerme cambiar aunque sea un poco. ¡Eres único Shura!- eso último ya se lo había dicho cuando le veía entrenar o ver el esfuerzo del pequeño era admirable.- Shura, eres el mejor caballero que he visto y es a ti a quien realmente siento de mi lado, tan cerca de mi...
El patriarca divagaba ahora, estaba hablando de más. Y en ese momento se quitó la máscara para secarse las lagrimás, nunca dejo que Capricornio le viera.
-Me duele.- le dijo Shura a su maestro.
-¿Qué te duele?- le preguntó preocupado soltándolo, pero le volvió a abrazar.
Shura no le respondió, volvió a decir que le dolía, lo repetía cada vez que podía pues su voz se hacía más tenue, se oía alejada. "Me duele" pero no decía que, solo lo repetía hasta que ya no lo dijo más, hubo un silencio.
Y de un momento a otro, Shura abrazó al patriarca, no le quería ver su rostro solo quería desahogarse solo quería eso. Hubo algo que incomodo al patriarca, pues el menor se le acercaba hasta quedar perfectamente sentado en sus piernas, ahora sabía que le dolía al pequeño.
-Si es cierto, eres único para mí.- le volvió a decir.- ¿Aun así quieres saber quién soy?
Shura no levantaba su rostro, solo le abrazaba.
-Vamos, yo si te quiero ver.- le acariciaba el rostro y de un movimiento le levantó su carita.
Shura jamás pensó que él fuera el patriarca, ahora sabía porque le dolía tanto la muerte de su mejor amigo; ahora sabía la razón por la cual el patriarca le decía que era único, pues él, ese hombre, era todo lo contrario al pequeño. Hubo un momento en el que el "patriarca" se incomodó y bajo la mirada, pero Shura la siguió, se puso debajo de los cabellos de aquel caballero y le acarició las mejillas, hasta dar paso a un pequeño beso, solo un roce de labios.
-Tú también le querías.- le dijo Shura.-Tu también el amabas.
-Pero tú eras el único.- le dijo en un susurro.
-¿Él sabía quién eras? Por eso no podías hacerlo con tus manos.- Shura levantó una de las manos de aquel hombre y comenzó a acariciarla.- Pero tus manos ahora son desleales.
-¡No!- le grito alejándolas del menor que seguía observándolo.
-Dices que yo era el único. ¿Pero era el único para Aioros o lo soy para ti Saga?
Oír de nuevo ese nombre, oír de nuevo su nombre y sentir a ese caballero que le decía lo mismo "desleal".
-Lo eres para él.- le respondió, pero claro Shura no le comprendió, pues Aioros había muerto y claro que "lo eres" no sería lo correcto.- Lo eres para él, tu solo le has demostrado lealtad.
-¿Y soy único para ti?- le preguntó.
-Ya te lo había dicho antes, junto a Athena...lo eres para mí. Lo eras para él.- esto lo dijo con dificultad.- ¿Pero yo soy único para ti?
-Yo te soy leal.- fue su respuesta.- Yo siempre te seré leal, yo te seguiré. Y eres único para mí, Saga.
Hubo un brillo en los ojos de aquel hombre, abrazó más fuerte al menor. Pero antes Shura se acercó los suficiente para darle un beso, un rocé.
-Eres mi único.- Le decía como en melodía, pues aún era un niño.-Eres mi lealtad, eres mi único.
-Y tú eres mi lealtad, eres mi único, eres mi lealtad.- le abrazó más fuerte todavía al seguirlo, Saga tenía una hermosa voz y al darse cuenta Capricornio al fin se había dormido en sus brazos, con una gran sonrisa.- Eres mi lealtad...yo solo te guiaré a ti, yo solo seré tu único pero tú en verdad eres mi lealtad a no caer más bajo a no cometer errores y a poder liberarme de este dolor. Tu solo eres mi lealtad y yo seré tu único...
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***Si te gusto, comenta, vota, da tu opinión, es bastante importante para mi. Si notas algún error ortográfico hazmelo saber, y te agradezco eso y que leas mi historia.***Perdón a todos aquellos que me seguían, aquí y en Amor-yaoi, pero por problemas con contraseñas ya no pude recuperar todo. Pero regrese, son los mismos fic y la misma autora.
***Te ha habaldo Jake_Muyhombre y te deseo muy buenas noches ( ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°).
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LEALTAD
Fanfiction"Pero seguía llorando, no quería recordarlo más, quería arrancarse el corazón y ya no sentir, quería romperse la cabeza y sacar de ahí los recuerdos. Lo peor de todo es que no podía decirle a nadie, que haría ahora más que desahogarse consigo hasta...