Capítulo Único.

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Muy avanzada la noche.

Era ya muy avanzada la noche, todo estaba en silencio y oscuro. Caminó hasta la ventana y corrió la cortina, logrando que un poco de luz se colara en la habitación. Ve su cuerpo vestido y una sonrisa escapa de sus labios al descubrir que lo esperaba.

Suelta la cortina para caminar hasta la cama, deshaciéndose de sus zapatos en el recorrido, se sienta y observa su cuerpo por un rato. Sentía que había pasado un largo tiempo desde la última vez que lo besó.

Se recuesta, apoyándose sobre su codo derecho, y besa su mandíbula, subiendo lentamente hasta su oreja mientras su mano izquierda acaricia el brazo ajeno. Sus besos llegan a su mejilla y de repente algo le cosquillea el pómulo. Se aparta y ve sus ojos cafés, sorprendidos y aliviados en partes iguales. Le sonríe justo cuando la mano ajena acaricia su mejilla.

—Lo siento, Canuto, quería esperarte despierto, pero...

-Sh, ya estoy aquí -susurra. Le sonríe y se acerca para besarlo, porque le parece totalmente inaceptable pasar tanto tiempo sin besarlo-. Te extrañé, -admite antes de volver a besarlo- y no sabes cuánto, Remus -continúa hablando en voz baja, apenas separando sus labios.

Y se besan. Porque se extrañaron y realmente no sabían si lo volverían a hacer. Afuera había guerra, no se sabía en quién confiar. Apenas habían salido del colegio y los habían llamado para unirse a la Orden del Fénix. No habían tenido tiempo de nada, solo madurar y desconfiar. Ellos habian encontrado esos momentos, ya muy avanzada la noche, para amarse como no habían podido hacer en el colegio.

-Sirius -balbucea Remus, cuando la mano de Sirius baja a su cadera y acaricia hasta llegar a la altura de su ombligo.

Sirius solo lo besa y juega con el botón de su camisa. Desliza su mano ágilmente por debajo del pantalón de Remus y pasa su mano sin vergüenza por su miembro, obligándolo a ahogar un gemido en la boca de Sirius.

Sirius sonríe, saca la mano de sus pantalones y de alguna manera está sobre Remus. Lo besa mientras se deshace del pantalón, que ahora no es más que un "maldito y estúpido estorbo", para Sirius cualquier cosa que se interpusiera entre él y Remus era "maldito y estúpido".

Remus desabrocha el pantalón de Sirius, pero no hace más. Sirius le toma las manos, dejándolas a cada lado de su cabeza, y entrelaza sus dedos. Se inclina para besarlo y Remus se deja hacer. Se besan con intensidad, el amor y deseo casi tangibles entre ellos. Sirius suelta sus manos y desabrocha con desesperante lentitud la camisa de Remus, una vez que desabrocha el último botón sube sus manos, acariciando descaradamente su cuerpo en el proceso.

Deja de besar sus labios baja a la mandíbula, a la quijada y la clavícula. Sus manos acarician los hombros de Remus, ejerciendo presión de vez en cuando. Entonces deja sus hombros​ y baja, rasguñando sus costados mientras su lengua deja un camino de saliva hasta su ombligo.

Sirius juguetea con su ropa interior mientras deja besos húmedos bajo su ombligo, sin dejar de mirar a Remus.

-Sirius.

Suena como una súplica, y Sirius no lo hace esperar, sabe que sus manos detienen los movimientos de su cadera, porque Remus está casi tan deseoso como él de estar dentro, alrededor, arriba o debajo.

Arranca su ropa su mano lo sostiene, toca con su pulgar el líquido translúcido y lo riega hasta la base. Sube su mano, lentamente, mirando lo que hace, sosteniendo la cadera de Remus con una mano. Baja y vuelve a subir, cubriendo la palma de su mano con el líquido translúcido.

Muy avanzada la noche © [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora