ETERNA OSCURIDAD

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-Las estrellas no brillan, la luna no a aparecido esta noche, la oscuridad es tan profunda que las antorchas alumbran poco más allá de su leve llama, me da miedo caminar pues no se donde mis pasos me dirigen, pero debo hacerlo, debo seguir adelante.

Camina por un oscuro páramo indefenso, casi ciego, muy poco se ve más allá de sus ojos, su objetivo es confuso, solo recuerda el despertar en ese oscuro páramo antes de eso nada esta claro. Caminaba guiándose por las antorchas que allí habían, caminaba de una a otra con mucho cuidado pues no podía saber lo que ante sus pies podía haber.

-¿Donde estoy? -Se preguntó confuso y desorientado. -No consigo recordar nada, por mucho que lo intento no consigo recordar el como e llegado aquí.

Siguió caminando, avanzando tímidamente de antorcha en antorcha, ante su vista una luz más fuerte que la de una antorcha se encontró ante el, esta misteriosa luz llamó su atención. Comenzó a correr, ya no le importaba el que ante sus pies hubiera un abismo, o quizás es que no lo recordaba, debido a la intriga que sentía por esa misteriosa luz. Corrió y corrió cuando a esa luz se acercaba vio que esta comenzaba a levitar, en uno de los pasos con algo tropezó y cayó al suelo.

-¡Qué daño! -Grito. -Son escaleras... ahora entiendo porque la llama se alzaba en el aire.

Se levantó y con más cautela comenzó a subir las escaleras, cada vez esa llama estaba más cerca, más cerca, más cerca, ya podía tocarla, comenzó a sentir el calor que esta irradiaba.

-¿Que es esta llama? -Se preguntó. -No entiendo nada, estoy en una especie de altar, tiene que haber algo por los alrededores que aclare mis dudas.

Era muy poco lo que se podía observar allí, pero esa llama tenía algo distinto, sabía que no era una llama cualquiera, comenzó a caminar alrededor de esta llama, en el suelo vio algo escrito, “enfréntate a tu destino y la llama te abrirá el camino”.

-¿Qué me enfrente a mi destino? ¿Qué coño quiere decir eso? Maldita sea nunca voy a conseguir salir de aquí. -Dijo desesperado.

En ese momento la llama comenzó a brillar con mas intensidad, de ella apareció un hombre de avanzada edad, pelo largo blanco, no podía distinguirse nada más de este misterioso hombre ya que las llamas rodeaban todo su cuerpo.

-¿Quien eres tu? -Preguntó.

-Quien soy no es importante, quien eres tu es lo que de verdad importa. -Dijo el misterioso hombre.

-No recuerdo quien soy, no recuerdo nada.

-Mírate a ti mismo así quizás saques algo en claro.

Confuso se miró así mismo, sus ropas eran trapos, claramente pertenecían a las mazmorras de alguna ciudad, algo se abrió en su mente, una visión de un hombre de pelo largo, barba corta ambas negras, asesinando a sangre fría a una mujer y a su hijo, apuñalándolos a ambos sin piedad, las manos de este hombre estaban bañadas en sangre, este hombre de un metro noventa y cuerpo delgado era el mismo.

-Ese asesino despiadado...era yo. -Dijo en voz alta.

-Eras tu si, pero por alguna razón a pesar de tus terribles actos, la dama negra piensa que tu corazón es bondadoso y te ofrece la oportunidad de salvar tu alma de la condena eterna. -Explicó el misterioso hombre.

-¿Eso quiere decir que estoy muerto? -Preguntó.

-No puedo responderte a nada...de momento. -Respondió. -Ahora te enfrentaras a tu primera prueba.

-¿Mi primera prueba?

-Supérala y varias de tus dudas serán aclaradas.

Una luz blanca apareció de la nada y el apareció en las puertas de una gran ciudad. Observó a su alrededor era de día todo era verde y la muralla que ante el se alzaba enorme, en su mente se repetía la misma pregunta. ¿Cual era esa prueba de la que le habló el hombre de fuego?

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