La lluvia caía incesante sobre las calles; la neblina sumada a está, dificultaban la visión.
Marlen corría desesperada con lágrimas en sus ojos. No sabía que hacer, corría lo más rápido que podía y que sus piernas le permitían. Sollozaba y respiraba agitadamente; sentía que su corazón iba a explotar, no sólo por el exceso de rendimiento, sí no por todos los sentimientos y dolor que experimentaba.
Por fin llegó hasta la plazoleta en la que solía jugar de niña, rápidamente busco aquel árbol al que iba a llorar cuando todo la superaba.
Cayó sentada sin fuerzas en el césped húmedo y lodoso, aferrandose a sus rodillas tratando de crear un refugio de la lluvia. Permaneció así unos minutos, su cabeza latia de dolor, un fuerte ardor la acogía, levanto despacio su chaqueta y pudo ver la herida que tenía.
Se asustó por un momento no pensó que aquella herida abría sido tan grave, tan profunda, ya que no había sentido dolor hasta ese momento.
La presionó para evitar el sangrado, pero aún así no paraba, la sangre brotaba sin cesar, en tan poco tiempo se había formado un charco de sangre a su alrededor. Se levantó abruptamente y corrió a casa de su anciana amiga Irina.
Irina tardó unos segundos en abrir la puerta y cuando la abrió, la observó confusa. - ¿Qué haces aquí Marlen?- pensó unos segundos y agachó la cabeza- ¿Sucedió otra vez? - preguntó con horror en su mirada, tan sólo asintió y le mostró su herida - ¡Oh por Dios! - esclamo llevandose la mano a la boca - ¡Ese animal! - la tomó del brazo y la invitó a pasar. Cerro la puerta detrás de sí, y fue a buscar el botíquin. Muy débil se sento en uno de los sofás de la sala. Luego de eso apareció con todo lo necesario para curarme y abrigarme.
- ¿Duele? - preguntó abriendo despacio la chaqueta sucia y mojada.
- Arde - musito -
- Será mejor que tú te saques la camiseta- asintió y comenzó a desvestirse. Ya sin la camiseta, comenzó a curarla-
- Por favor Mar... Esto ya es demasiado - dijo con un deje de tristeza - es bastante profunda pero nada que un para de gasas y anticeptico no curen - sonrió- ¿Mar? - alzó su cabeza para mirarla a los ojos, esquivó su mirada - ¿Quieres contarme? - nego - De acuerdo, ya habrá tiempo para eso - fue lo último que dijo y continuo su labor.
Irina, ya habiendo terminado de curar a Marlen, se retiró en busca de un gran tazón de caldo y ropa seca, para que tomara y se recuperara del intenso frío y lluvia por la que había pasado. Le dio la ropa y después de haberse vestido le habló:
-Mar…- sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?- dijo Irina acercándole el caldo - si -respondió
-Entonces, dime como fue- dudo un momento y comenzó a llorar-
-Él … llego dando gritos, insultando, yo estaba sola y comenzó a desquitarse conmigo y en el forcejeo con un cuchillo me hirió – se secó las lágrimas y continuo- cuando vio que me había hecho daño, se alejó y me pidió perdón, pero yo salí corriendo, no soporto verlo así, lo odio- y bueno… llegue aquí-
Irina estaba apretando con fuerza un almohadón, conteniendo la rabia que sentía- ven aquí pequeña- la acurrucó en sus brazos- ya veremos que hacer mi niña- trata de dormir, estas a salvo.
El sol radiante entraba por la ventana del comedor, provocando que poco a poco Marlen despertara, desperezándose dio una vuelta en el sillón y – auch!- cayó de espaldas al piso- bajando las escaleras Irina, que había observado la escena, riendo dijo: - me parece a mí o ¿te has caído del sofá?- dijo burlona- que graciosa- sobándose el trasero se levantó del suelo- Buenos días- sonrió Marlen –
-Buenos días pequeña, ¿dolió esa caída?- se acercó y le dio un beso en la frente – no- respondió segura- soy fuerte- Irina reía a carcajadas cada vez que Marlen respondía de esa forma porque sabía que aunque se esté muriendo de dolor, su tonto orgullo la harían decir que está bien. –ven aquí desayunemos- .
Ambas cocinaron un apetitoso desayuno, con café humeante, jugo recién exprimido, unas dulces galletitas que Irina había hecho el día anterior y unas tostadas con mermelada.
Mientras terminaban de tomar el jugo Irina se dirigió a Marlen – mi niña… que haras ahora, ¿lo denunciaras? – No lo se, ya lo he intentado- respondió- pero mi madre niega todo cuando va la policía, ya me tienen de mentirosa- dijo con tristeza. – mi niña sabes que puedes venir aquí yo te puedo ayudar, podemos ir juntas – no por favor eso solo traería peores problemas, hasta podría desquitarse contigo y no quiero que te haga daño- la abrazo- bueno, no lo hare ahora pero te advierto, esto no da para mas. Es un ultimátum que te pongo, lo vuelve a hacer y yo misma ire.