Intento ser sincero con todo, no ocultarte nada, no tener ningún secreto. Pero no puedo hacerlo con todo.
No puedo decirte lo que pienso cuando te miro a los ojos. Cuando pienso que es la mirada más bonita que he visto en mi vida, que soy el más afortunado del mundo porque me esté mirando a mí. Porque sea mía. Creo que por eso dices que me brillan los ojos.
No puedo decirte que cuando me quedo embobado mirando tu sonrisa, en realidad lo que estoy haciendo es memorizarla por si algún día no la tengo. Para que si la necesito en algún momento, pueda tener una pequeña dosis en cualquier lugar. Porque no lo sabes, pero esa sonrisa es la única que me acelera el pulso, la que siempre te intento sacar, para que la mía también florezca.
Y no puedo decirte tampoco, que todas las noches me siento solo, y necesito tus besos para poder dormir tranquilo. Que no digo que vengas a echar un polvo, digo que vengas para poder abrazarte, para poderte tener lo más cerca posible, y sentirme a salvo por unas horas.
Que aunque me haga el duro, no suelto el móvil hasta que veo un mensaje tuyo. Ni me voy a dormir sin que te despiertes tú, ni te digo que te necesito, que eres la única persona que quiero que esté siempre, pase lo que pase. Ni que sin ti estoy perdido...
Porque hay secretos que, aunque quieras gritarlos a los cuatro vientos, no puedes contárselos a nadie.
