FIORA (LA GRAN DUELISTA)

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Fiora, la duelista más temida de Valoran, ha alcanzado renombre por su estilo brusco y su mente astuta, así como por la velocidad de su fina espada. Nació en el seno de la Casa Laurent, en el reino de Demacia, y asumió el control de la familia a raíz de un escándalo que casi acaba con ellos. La reputación de la Casa Laurent quedó por los suelos, pero Fiora empeñó todos sus esfuerzos en restablecer el honor de su familia y devolverla al lugar que le correspondía entre las mejores de Demacia.

Ya desde muy temprana edad, Fiora empezó a desafiar todas las convenciones que le imponían. Su madre había encargado a los mejores artesanos de Demacia unas muñecas de asombroso realismo. Fiora se las regaló a sus doncellas y, en su lugar, tomó el estoque de su hermano y lo obligó a darle clases en secreto. Su padre le había comprado multitud de maniquíes para que sus costureras pudieran confeccionar los más maravillosos vestidos. Fiora los usó para practicar estocadas y embestidas.

En todas las etapas de su vida procuró encarnar la nobleza de Demacia, embarcada en una búsqueda de la perfección que no admitía ofensas o agravios contra su honor o los ideales de su familia. Como hija menor de la Casa Laurent, estaba destinada a convertirse en un peón político y a ser objeto de intercambio en el gran juego de alianzas entre las casas patricias. Pero esto nunca le gustó a Fiora, cuyo temperamento solo veía deshonor en ser títere de una voluntad ajena, aunque se tratara de su amado padre. A pesar de su resistencia, se concertó un matrimonio de conveniencia con una rama secundaria de la Casa Crownguard y se trazaron planes para celebrar el casamiento en verano.

Las familias más antiguas de Demacia enviaron representantes a la Casa Laurent para asistir al enlace, pero Fiora, en lugar de aceptar mansamente su destino, decidió rebelarse contra él. Declaró frente a los numerosos invitados que moriría antes de tolerar la deshonra de permitir que otro controlara su destino. Su desafío suponía una humillación pública para el que iba a convertirse en su marido, cuya familia reclamó un duelo a muerte para lavar el escandaloso insulto de Fiora.

La joven se adelantó al instante, dispuesta a aceptar el desafío, pero era su padre, como señor de la Casa Laurent, quien tenía el deber de hacerlo. El paladín de la Casa Crownguard era un guerrero mortífero, así que la derrota estaba garantizada, lo que supondría la ruina de la Casa Laurent y un exilio deshonroso para la joven. Desesperado, el padre de Fiora tomó una decisión que condenaría a su familia durante muchos años. Aquella noche trató de narcotizar a su adversario para que perdiera facultades en el combate, pero el plan fue descubierto e hicieron prisionero al señor de la Casa Laurent.

La ley demaciana es famosa por su severidad. Su justicia no conoce la flexibilidad y el padre de Fiora había quebrantado el más fundamental de sus códigos de honor. Sufriría la humillación pública de una muerte en el patíbulo, como un vulgar criminal, y su familia entera sería exiliada de Demacia. La víspera de la ejecución, Fiora visitó a su padre en su celda, pero lo que se dijeron es un secreto que solo ella conoce.

Un ancestral pero casi olvidado código de honor permitía que un miembro de una familia purgara con sangre la vergüenza de otro, para evitar un exilio que, en la práctica, era casi lo mismo que una sentencia de muerte. Sabiendo que no tenían alternativa, padre e hija se enfrentarían en el Salón de las Espadas. Pero no bastaba con una simple muerte para aplacar a la justicia. Debían luchar de verdad. La batalla fue cegadoramente rápida, una danza de acero tan exquisita que quienes la presenciaron no la olvidarían nunca. El padre de Fiora era un excelente espadachín, pero no estaba a la altura de su hija. Cada entrechocar de sus hojas era como una despedida; pero al final, una Fiora deshecha en lágrimas atravesó el corazón de su padre con el estoque para preservar el lugar de la familia en Demacia. Muerto su padre a sus pies, la joven se transformó en la jefa de la Casa Laurent (para sorpresa de sus hermanos mayores...).

Aunque el honor de la Casa Laurent no había quedado totalmente mancillado, los escándalos no se olvidan con tanta facilidad. En los años siguientes, Fiora demostró ser una líder sagaz, que aprendió muy pronto a no sucumbir a la insolencia propia de la juventud. Se transformó en una formidable maestra de la espada y la negociación, capaz de llegar al corazón de cualquier asunto con una claridad penetrante y una franqueza aparentemente cruel. Algunos aún hablan de la desgracia de su familia y censuran el deshonor que supone que una mujer lleve las riendas de una casa nobiliaria... mas solo en privado. Pues cuando tales cuchicheos llegan a oídos de Fiora, no vacila un instante en acudir a quienes los han propagado para exigir justicia a punta de espada. Pero incluso en tales casos exhibe una astucia pragmática, pues siempre ofrece a sus rivales una salida que permita salvar el honor y la vida. Hasta ahora nadie ha aceptado una de estas ofertas... ni ha salido con vida de un duelo con ella.

El éxito cosechado por la Casa Laurent bajo su dirección le ha proporcionado no pocos pretendientes, pero hasta el momento ninguno se ha mostrado digno de su mano. Muchos sospechan que somete a cada uno de ellos a retos imposibles para permanecer soltera, puesto que la tradición de su patria exige que las mujeres cedan el poder a sus esposos.

Y Fiora nunca ha hecho nada conforme a la tradición.

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