Ella despertó por la mañana, con resaca y dolor en sus muñecas. Entonces recordó al instante lo ocurrido la tarde anterior; una tarde lluviosa, fría, oscura y triste. Bueno, como todas las demás, destacando que aquel tiempo lluvioso la convertía en una tarde aún más depresiva. Y repleta de sangre cayendo en piso del baño.
Como sus cortadas estaban abiertas, y sus sábanas se encontraban teñidas de rojo, corrió rápidamente a remojarlas en agua para después ponerlas a secar.
Minutos después, fue a vestirse. Jeans gastados, una camiseta negra y sus converse rojas más adoradas. Además, un suéter blanco holgado y una sonrisa enorme para ocultar su dolor, por lo menos, sólo durante las horas que asistía a la escuela, que según ella, era una "cárcel insoportable de la que sales y al otro día vuelves a entrar y así sucesivamente". Una perfecta descripción.
—¡Selena! ¿Ya has despertado? ¡Tu desayuno está listo! —Gritó su madre desde la cocina que estaba en el piso de abajo.
Selena se mordió el labio inferior y se dijo a sí misma "otro día miserable".
Entonces al fin respondió:
—¡Ya voy, mamá! —Bajó desganada y rápidamente la escalera.
—¿Cómo amaneciste, cielo? —Lucille, quien había perdido a su marido en un terrible accidente de tránsito y cuidaba a su hija como si fuera el último día de su vida, besó la frente de la morocha que le sonrió levemente mientras se sentaba a la mesa, observando toda la comida que se encontrabá allí—. ¿Recuerdas que hoy es tu primer día en la nueva escuela? Lunes.
—Lo recuerdo perfectamente, y créeme, desearía no tener que recordarlo —dijo mientras se llevaba una tostada con mantequilla a la boca.
—Vamos hija, conocerás gente nueva y por fin saldrás de esta casa aburrida donde sólo estamos tú y yo —se sentó a su lado y la miró fijamente mientras acariciaba su brazo.
Selena bebió su café sin decir ni una sola palabra.
Al terminar su desayuno, saludó a su madre con un beso en la mejilla y salío de la casa. Al subir al autobus, que por suerte no había perdido, se encontró con millones de personas nuevas que reían, eran felices y hacían bromas.
Caminó hacia el final del bus ya que ningún lugar se encontraba libre. En el último asiento vio a un chico solo, y sin ninguna opción, le dedicó una mirada y se sentó a su lado.
—Hola —se animó a decir por fin.
—Hola —la miró a los ojos y le dedicó una sonrisa—. ¿Nueva?
Sin decir nada, ella asintió con la cabeza.
Al notar la timidez de Selena, aquel chico decidió acabar la fría conversación y ninguno de los dos dijo ni una sola palabra durante todo el viaje. Sólo se miraban, sin sonreírse, sin moverse, sin tocarse. Sólo miradas. Los dos extraños se encontraban confundidos, pero les gustaba lo que veían. Él veía algo especial en los ojos marrones de Selena, y ella sentía que se perdía en los ojos celestes del castaño.
Al bajar del autobus, nada más pasó. No volvieron a verse. Cada uno fue rumbo a sus clases.
Selena entro al salón de clases y se sentía tensa, sentía que todo era nuevo (porque en realidad así era), pero en fin, la misma mierda todos los años. Una estúpida rutina.
—¡Hola, extraña! —le dijo en tono burlón una chica rubia que lucía igual que una Barbie— ¿Qué tal tu día? Con ese cabello, presiento que eres patética.
Selena la miró, apretó fuerte los labios y volvió a concentrarse en su camino al último asiento del aula.
No prestó de atención a la clase en absoluto, biología no le interesaba, nada que tuviera que ver con aprender le interesaba, en absoluto. Solo pensaba en el comentario de esa chica, que retumbaba fuertemente en su cabeza. Y por otro lado, pensaba en él, aquel extraño que por alguna razón parecía interesante.
Más tarde, se encontraba caminando por el pasillo de la escuela observando detalladamente todo lo que veía para criticarlo en su mente. Mientras caminaba, aseguraba que las mangas de su suéter no estuvieran remangadas.
Y de repente, cuando se distrajo chocó con alguien y cayó al suelo junto con sus libros. Al mirar arriba vio a una chica rubia de ojos azules que le sonreía amigable y le tendía una mano para ayudarla a levantarse. La tomo desconfiada, agarró sus libros y se levantó de un tirón.
—¿Estás bien?
—Sí —le sonrió—, gracias.
—Mucho gusto, soy Ashley Gray —su tono de voz era muy simpático y parecía sociable—, ¿y tú?
—Me llamo Selena, Selena Evans.
—Lindo nombre, Selena. Nunca te había visto, ¿nueva?
Selena estaba sorprendida, porque nunca creyó que una rubia tan hermosa, radiante y amigable podía llegar a ser tan amable con una chica como ella, de un perfil tan bajo.
—Sí, nueva —por fin respondió.
—¿Quieres que te enseñe la escuela? —Sonrió de lado y la tomó del brazo mientras caminaban.
—Bien, si quieres —hizo una mueca. Realmente no se sentía interesada por recorrer la escuela, para ella todas eran iguales. Pero en fin, su madre confiaba en que el cambio la ayudaría a conseguir amigos y Selena no la defraudaría.
—Genial, primero te hablaré sobre las personalidades más importantes y populares de la institución —Ashley movía las manos excesivamente cuando hablaba y Selena sólo asentía con la cabeza— Rachel es esa chica ruda de cabello rosado que está allá, suele hacer bromas pesadas y mucho más si eres una chica nueva. Justin, —lo señaló con el dedo— es el típico chico cool y talentoso, además de que tiene a todas las chicas a sus pies pero me cae bien, aunque no creo que sea de tu tipo.
Selena sólo rió leve y continuó escuchando atentamente las palabras de la rubia:
—Lucy es una chica amable, querida por todos y canta en el coro del colegio. Es mi mejor amiga, puedes juntarte con nosotras si quieres. ¡Ah!, olvidaba algo, ¿ya conociste a Logan? Castaño de ojos celestes y bonitos dientes.En este momento sigue en clase, tiene diferentes horarios. Es guapo, aunque raro y antisocial. Según dicen, no tiene amigos porque pasa su vida entera jugando videojuegos.
—Espera, ¿el del último asiento del autobus? ¡Me senté junto a él! Me saludó pero no dijo su nombre, se ve bien —respondió la morocha, esta vez, más confiada.
—Oh, genial, tal vez lo conozcas mejor en otro momento...
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Looking for paradise - Logan Lerman y Selena Gomez
RomanceSelena Evans, una chica triste. Logan Lerman, un chico normal y antisocial. Dos adolescentes dominados por la tristeza se unen para lograr su objetivo en la vida: la felicidad. Creen que la vida es difícil, pero juntos todo es posible. ¿Te atreves a...