Capítulo 3: Mi salvador

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Desperté lentamente de mi profundo sueño. Abrí los ojos a pesar de que mi cuerpo me pedía que no lo hiciera, fue un arduo y dificultoso trabajo. Divisé una cama y me moví un poco para notarla debajo de mi, alcé un poco mas la vista y vi que yacía en una pequeña cabaña de robusta madera de roble, un ligero olor a hogar me inundó.

Sin dejarme mucho tiempo para pensar, la puerta se abrió con un desagradable crujido y apareció un joven enigmático en el umbral. Mostraba una cara afable, aunque desconocida para mi, cerró la puerta detrás de si y se acercó, manteniendo las distancias para no asustarme. 

- ¿ Estás bien ? - me preguntó.

Hasta ese momento había estado tranquila, extrañada por la situación pero sin miedo, sumida en una sensación de paz anormal. Pero cuando sus ojos verde lima se posaron sobre los míos y sus labios carmesí se abrieron para formular la pregunta, un sentimiento de ira, odio y irracionalidad me inundó.

¿Porqué no debería de estar bien? ¿Acaso me ve débil? 

Justo en ese momento recordé todo lo que había sucedido anteriormente y intenté calmarme, menos mal que mi garganta aún continuaba dormida, sino no se qué locura estúpida le hubiera soltado a ese chico que al parecer me había salvado. Esa reacción tan impulsiva e iracunda no era propia de mi.

- Creo que sí ... ¿ Dónde estamos ? - pregunté con la voz temblorosa, dejando claro mi desconcierto y desorientación.

- En casa de mi tío, estas a salvo no te preocupes. ¿Qué recuerdas de anoche?

No sabía donde se encontraba la casa de su tío, y él era consciente. Intentaba evitar mi pregunta, aunque no me resultaba extraño ya que comprendía su situación y no pretendía recriminarle aquella pequeña reticencia y desconfianza.

La última pregunta afirmaba que ya era de día, desvié la mirada hasta encontrar una ventana donde poder comprobarlo. Parece que estuve durmiendo toda la noche. Recordé en ese instante que mi madre y mi hermana regresaban justo hoy, debía darme prisa para que me encontraran en casa antes de que llegaran.

- Recuerdo que me hallaba en el bosque y se hizo de noche, y apareció algo extraño ... ¿Qué era eso?

El chico se paró un instante a pensar como responderme a esa pregunta, y justo cuando abrió la boca para dejar ir las palabras que había formulado previamente en su mente, un estruendo llenó la habitación. Alguien aporreaba la puerta, llamaba al joven desde el otro umbral de la puerta.

Devorador de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora