Promesa

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(Abril, dimensión de ángeles)

Abril ha llegado al castillo, con cautela busca una forma segura de entrar, pero parece que hay guardias en cada puerta. De un momento a otro, los guardias desaparecen, Abril no entiende por qué, pero no le importa, eso significa una oportunidad para infiltrarse.

Un pasillo, otro pasillo, nadie a los alrededores.

La soledad comienza a sentirse extraña, Abril entiende que algo importante estaría sucediendo en ese momento, porque sabe que impostora o no, nunca se dejaría desprotegido el lugar.

Un tumulto se hace escuchar, al otro lado de las paredes de donde ella se encuentra, mil voces hablando, y de repente, silencio.

-Algo no ve bien aquí- susurra Abril.

Repite la frase una y otra vez. Tan bajo como puede, pero con la suficiente fuerza para escucharse a ella misma, necesita saber que sigue consiente, necesita estar segura que no está alucinando en esos momentos, una voz es suficiente, el silencio de su propia voz sería la señal perfecta.

-¡Aprire!- escucha a alguien gritar, muy cerca de ella.

-¡Qué quieres, Marco?- escucha la voz de Aprire.

Ambos están cerca, muy cerca.

-Estoy en algo importante, como puedes ver- dice Aprire.

-Esto también es importante, Abril está cerca- contesta Marco –No pude capturarla, pero estoy seguro que no andará lejos

Abril se maldice, sus diez minutos de ventaja se habían acabado, aunque no entiende por qué le molesta tanto, después de todo, su plan era que Aprire supiera que ella estaba ahí, ¿una negociación? ¿Una batalla? Su siguiente estrategia dependía de las acciones de la impostora.

-¿Necesita que busquemos a Abril?- pregunta una voz femenina que Abril creía haber escuchado en un pasado.

-No- responde la impostora –Ella vendrá y se entregará a nosotros

Abril rio, era ridículo que creyera que eso sucedería, pues Abril no tenía planeado acercarse a ella si no estaba completamente sola, que la impostora creyera eso solo era señal de lo ingenua que era, a menos que...

-¡Me has escuchado, Abril?- grita Aprire, tan fuerte como le es posible.

Gritos de dolor se escuchan más allá de las paredes.

Abril se recarga en la pared, intentando cubrir sus oídos cuando se percata de a quién pertenecen aquellos lamentos.

-Michael- susurra Abril, tratando de ignorar -¿Por qué estás aquí?- comienza a lamentarse ella –Tu no deberías... no debiste... nunca quise involucrarte, no quería... Michael

Los gritos seguían, cada vez más fuertes.

-¡Lo matarás¡- grita alguien.

¿Acaso esa fue la voz de Mohamed? Abril la reconoce, intenta ignorarlo, fingir que es otra visión, ridícula y falsa, pero sabe que no, las voces son reales, su propia voz se apaga cada vez que escucha otro grito.

-Abril, te aviso, subiré la potencia de mi hechizo si no apareces- amenaza Aprire –Supondré que estás muy lejos del salón, así que te daré diez segundos más... nueve, ocho...

-Un fantasma no puede morir, un fantasma no puede morir- se repite Abril, pero en manos de Aprire...

No. No dejaría que Michael sea un prisionero más de Aprire, y mucho menos de una impostora de Aprire.

El génesis de Aprire [Las crónicas de Abril #5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora