Cuando la veía, no podía pensar en nada. Salvo en tocarla. Salvo en hacer lo que fuera necesario para verla feliz
Cuando la escuchaba tenía la sensación de que todo, el mundo entero, no era como había creído. Y eso era bueno. Eso era genial.
No era bonita exactamente. Emanaba algo artístico, y el arte no busca ser bonita; busca despertar tus sentimientos.
Trato de recordar qué había pasado la primera vez que la vi. Intenté discernir cómo había sucedido; como había pasado de ser una desconocida a convertirse en la persona más importante del mundo.
Quería expresarme libremente y decirle lo que sentía, pero tenía miedo..