Kam y Oliv. Ella de 16 años y el de 17, ambos amantes de la música.
Kam toca la guitarra desde niña, sus padres siempre supieron que tenía un buen don. Oliv ha tenido una vida más difícil y aun así se las arreglo para poner en práctica su pasión: el violín.
Imagina a una niña de su casa que sus padres no la dejan salir a jugar afuera porque se ensuciaría, una niña consentida por mamá y papá, hija única que pasa la mayoría de su tiempo en su habitación con su guitarra, una chica que nunca ha tenido que soñar con nada pues lo ha tenido todo.
Ahora imagina a un niño que deja de entrar a clases por irse a jugar con los amigos, un niño que llega a casa lleno de barro, de numerosos hermanos cuyos padres no le prestan mucha atención. Un chico que ha tenido que sudar muchísimo para cumplir pocos de todos sus sueños pues nunca ha tenido nada.
Esos fueron Kam y Oliv.