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Un ruido, una extraña sensación de pesadez, no puedo mover mis dedos, no puedo abrir mis ojos, ¿dónde estoy?, ¿qué le pasa a mi cuerpo?, estoy casi segura que un segundo atrás estaba en la clase mas fome de toda mi puta y malograda vida, ¿qué cresta es este sentimiento tan contradictorio de tranquilidad y miedo?

- ¡POR LA MIERDA RIAH, CORRE MÁS RÁPIDO!- con el corazón en una mano y la billetera de un extraño en otra me encontré corriendo por el centro de un parque en plena noche estrellada, aproximadamente a las 22.30 hrs, cuando urgía hacerse el dinero para comer decentemente.

- ¡Lo siento inmundo animal!- creo que el dinero que le acabo de robar quedará mejor convertido en hamburguesas en mis caderas que en su prominente barriga- amigo,  ¡corramos para que te baje la panza!.- gritaba entre risas mientras corría. Que entretenido era ver a esa bola de grasa tratando de correr por sus pertenencias. ¿Quién lo mandó a distraerse mirándome el escote?, un cerdo repulsivo y falto de sexo era perfecto para hacerme el dinero de la cena.

Al adelantarle unas cuantas cuadras me detuve a sacar el dinero la triste billetera.- ni para venderla sirve-.

- Le voy a dar el agrado de no tener que poner su cara de enfermo en cada tienda comercial y en donde sea que tendría que renovar todos estos plásticos de mierda. - decía mientras miraba la foto de carnet de mi víctima obesa, en la cual, se veía mucho más joven y tonificado, -¡oh, mierda!, ¿qué habrá hecho este pobre hombre para que la vida se ensañara tanto con su cuerpo?. -

Dejé sus documentos y volví a correr, tenía que llegar a donde me estaban esperando.

- Riah, podrías ayudarte a ti misma, deja de ser tan débil, ¿cómo puedes seguir dando pena y dañandote para llamar la atención, deja tu mierda y vuelve tu mísera realidad.

- ¿Tan convencida estabas en que toda creíamos que estaba bien tan solo con que lo dijeras?, amiga, estas enferma.

- Hija mía, ¿por qué te esfuerzas en hacernos pasar estas molestias?, ¿acaso ya no basta con todo lo que has hecho para llamar nuestra atención?, madura de una vez y deja de ser un estorbo para quien te rodea.

- Riah, por favor, no me dejes aquí, no me dejes solo.

- ¡Hoy han caído 30 luquitas sociooooo!, por fin podré comer algo decente...

Me pararon en seco poniéndome una mano abierta en frente.

- Corazón, tus malditos vicios no se pagan solos, devuélveme lo que me debes o te quedas sin techo para dormir. - Franco sabía como decir las mierdas más incómodas en el momento mas inoportuno con una sonrisa cínica en la cara, ¡oh, rayos!, ¡como amaría ponerle un puñetazo en esa cara tosca!.

- ... esta bien, pero por ahora solo tendrás 10 de mi parte, no hay más hasta que pueda entrar a mi casa otra vez. -

Aunque odiaba la idea de volver a esa casa de apariencias perfectas, era lo que necesitaba, o por lo menos, necesitaba esa joyero donde mi madre guardaba todo lo empeñable y valioso, necesito el dinero para seguir ocultando esto.

- ¡NO PUEDO CREER QUE ESPERES QUE CON 10 ES SUFICIENTE, VETE DE AQUÍ MARACA DE MIERDA!. - gritó el hombre pequeño mientras se acercaba con furia a la entrada en donde aún me encontraba apoyada y de una patada en el trasero estuve fuera de esa pocilga.

Me fui maldiciendo su nombre y todo lo que tenía que ver con él, ¿cómo podía ser tan mierda y dejarme en la calle a las cerca de las 00.00 hrs, ese hombre no tenía corazón. Un sonido proveniente de mi estómago detuvo mi ira -lo que me faltaba, no he comido nada aún. - Metí la mano en mi bolsillo y sentí los billetes, quizás aún no tenía donde pasar la noche, pero por lo menos, tenía el dinero recaudado.

Mi celular sonó repetidas veces cuando me digné a prenderlo

- Por la mierda.

...

"Riah, ayer fuimos a tu casa y tu madre dijo que no sabía nada de ti, ¿qué nos estás ocultando?, necesitábamos ubicarte por el informe que nos pidió el profesor de clínico. Cuando leas esto responde o quedarás fuera del esto, no seas idiota y aparece, ¿me entendiste?.

Laura".

- Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda... - solo eso podía decir mientras leía mi correo. Aunque más mierda fue que el celular se quedara sin batería justo cuando estaba respondiendo el correo.

- ¡POR LA CRESTA, APARATO DE MIERDA!. - refunfuñaba mientras tenía mi vista pegada al móvil.

Dejé de caminar.

Una silueta esbelta y firme me observaba desde el umbral de mi antes llamado hogar, su mirada era penetrante y un poco arrogante. Me miró de pies a cabeza y solo escuché veneno escurrir por su boca.

- Esas no son formas de hablar para una señorita, si quieres quedarte aquí, por lo menos sé decente y toma una ducha, hueles a cantina.

No sé como, pero siendo las 01.00 am  me vi en frente de mi casa, en frente de mi madre, en frente del peor lugar en el que podría estar, pero al cual siempre volvía cuando no tenía donde ir y al parecer llegué sin percatarme. Solo pude mirar y asentir.

- Hola madre, también es un gusto volver a verte.










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⏰ Última actualización: Apr 05, 2017 ⏰

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