La Puerta

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Todas las noches a las dos de la mañana la puerta se abría sola, se entornaba hacia adentro con un ruido que siempre me despertaba. El chirrido no era habitual, pero si a estas horas, como si quisiera quitarme el sueño.

Todo comenzó una noche en la cual me quede despierto viendo una de mis series favoritas. Las luces de mi cuarto estaban prendidas y cuando se abrió la puerta, estas iluminaron el vacío pasillo completamente oscuro. Me asuste mucho, ya que la primera vez el ruido fue demasiado fuerte, tanto que mis padres vinieron a ver que estaba pasando. Les conté el acontecimiento y no me creyeron. La cerré y a la mañana siguiente estaba nuevamente abierta.

Al principio no le preste mucha atención, ya que no me parecía algo fuera de lo normal; todo cambio cuando hizo que me levante de la cama, debido al miedo que me generaba. El problema era que mis padres ya no se despertaban, era como si solo yo lo escuchara. Como si el objetivo de todo esto era arruinarme la vida y aturdirme sin razón alguna.

No dormía nada. Todas las noches la puerta entonaba ese terrorífico ruido, sobresaltándome del mas profundo sueño. No había solución, por esto decidí quedarme despierto una noche de viernes. Vi mi serie, aunque sin prestarle demasiada atención, ya que los nervios y el miedo ocupaban mi mente. A la una y cincuenta y nueve, ahí estaba yo, esperando que mi enemiga active su arma letal. Con todas las esperanzas de ver o de al menos sentir algo que le de algún significado racional a esta situación, me decepcione al no conseguir nada mas que el ruido. 

Prendí las luces del pasillo. Baje a ver si había alguien. Esa noche termine durmiendo en el cuarto de mis padres, pero esto recién empezaba. Nuestro primer enfrentamiento fue el inicio de la guerra. El comienzo de mi horrorosa muerte.