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[— ¡Reiji-san! — La pequeña corrió suavemente tomando los bordes de su vestido hasta llegar al chico de cabellera negra. Reiji observo a la pequeña Obsidiana quien ahora con escasos cinco años se había vuelto una especie de pollito que le seguía a todas partes -cuando su madre no estaba presente-.

— Debes estar con el — Respondió de forma monótona el de anteojo sin apartar su mirada del grueso libro que había llamado su atención. Reiji tenia ahora once años y se había encargado de enseñarle a la pequeña de cabellera rubia ceniza lo básico para ser toda una dama.

— Pero Shu-sama no puede mantener una conversación sobre libros como tu, Reiji-san — Suspiro suavemente mientras tomaba asiento frente al pelinegro conteniendo sus ganas de balancera sus pies. Obsidiana tenia una buena relación con su rubio prometido, sin embargo le era difícil estar junto a el cuando no tenían mucho en común.

— Madre se enojara — Contesto Reiji posando sus ojos en la pequeña niña, y haciendo un gran esfuerzo para no complacerla en su pequeño capricho.

— ¿Por qué madre ignora a Reiji-san? — Ante aquella pregunta Reiji cerro de golpe el libro en sus manos y fruncido levemente su entrecejo consiguiendo que la pequeña damita bajase su murada al instante. — Lo siento Reiji-san, es solo que no me gustaSusurro.

— ¿Que? —

Reiji-san es increíblemente inteligente y muy capaz  — Murmuro la pequeña sin alzar la cabeza. Reiji le observó de forma penetrante mientras se contenía para no permitir que la sonrisa que tiraba de sus labios apareciese; Obsidiana era tan adorable. — Reiji-san debería ser el favoritoSe quejo formando un pequeño puchero con sus labios.

Una dama no hace pucherosReiji se levanto de su silla y avanzo hasta la niña, pasando delicadamente su dedo pulgar por sus pequeños labios; consiguiendo así que esta al instante corrigiese tal acción. — GraciasSuspiro suavemente.

Obsidiana levanto rápidamente su cabeza y observó sorprendida la pequeña sonrisa que el pelinegro le dedicaba. Con la emoción reflejada en su murada la niña correspondió inmediatamente tal gesto grabando aquella imágenes en su memoria pues era la primera vez que Reiji le sonreía de aquella forma.

Ve con elLe hizo una seña. Obsidiana asintió no muy de acuerdo con esto y bajo de la silla para caminar tranquilamente en busca de su prometido; con el que debía estar todos los días -aunque no era así- por ordenes de Beatrix.

Obsidiana sonrió levemente para si al recordar la sonrisa de Reiji y paseo mirada por el lugar hasta encontrar a quien estaba buscando.

— ¡Shu-sama! — Llamo mientras corría hacia donde se encontraba su rubio prometido quien al divisarla sonrió levemente mientras se levantaba. Al llegar junto a este Shu poso una mano sobre la cabellera de la joven desordenándola levemente.

Demos un paseo por el jardínSusurro. Obsidiana asintió automáticamente y ambos avanzaron al lugar mencionado en silencio siendo observados desde la lejanía.]

Reiji dejo de lado el libro que estaba leyendo pues por mas que lo intentaba no lograba concentrarse en lo absoluto. Suspiro suavemente y se retiró sus anteojos para frotar el puente de su nariz con sus dedos índice y pulgar.

— S-shu-san — Escucho un quejido por parte de la humana. Con su entrecejo fruncido nuevamente coloco sus anteojos y se levanto avanzando hacia la puerta. — R-reiji-san — Yui le observó con ojos llorosos estando sujeta por el primogénito quien bebida a su gusto desde el hombro de la rubia.

— Ella recién despierta, deberías de pensar un poco y saber que aun no debes beber de ella — Reiji avanzo unos cortos pasos que fueron suficientes para que el rubio se se separase de la humana y le observase de reojo con aburrimiento.

— Ella fue quien apareció por su cuenta — Se enderezó observándole fijamente sin dejar de sujetar a la temblorosa humana. Reiji ajusto sus anteojos y apretó sus labios un poco para serenarse.

— ¿Eso es cierto? — Observó a la humana quien tembló bajo su mirada.

— Y-yo solo quería a-algo para el dolor de c-cabeza — Murmuro a duras penas la rubia, y Reiji adivino que esta se dirigía a su laboratorio cuando fue asaltada por el mayor.

— Sueltala ¿O te harás cargo de ella cuando se desplome? — Alzó una ceja observándole expectante. El rubio soltó un quejido por lo bajo y entrecerro sus ojos observándole con semblante calmo.

— Solo me hacia cargo de ella — Susurro antes de desaparecer del lugar. Reiji fruncio su entrecejo ante las palabras que había soltado el rubio y avanzo hasta la temblorosa humana.

— Ve a mi laboratorio, rápido — Ordenó.

Al instante la rubia hizo lo ordenado no queriendo hacer enfadar al segundo hijo. Reiji en cambio permaneció inmóvil en en mismo lugar intentando olvidar las palabras de su inútil hermano mayor.

— Porque se trataba de ella

Toda una dama ▶Reiji SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora