De chica normal a gato

71 8 9
                                    

Tengo 19 años y hace muy poco era una chica normal, como cualquier otra. Tengo familia, aunque al otro lado del mundo porque me había esforzado para obtener una beca en Corea ¿Me pregunto que estarán haciendo ahora mis padres y hermano pequeño? ¿Estarán tristes o desesperados por no haberlos llamado esta semana? Lo siento, extraño mucho a mi familia y ahora jamás seré capaz de verla ¿por qué? Les contaré de como una normal chica terminó maullando, teniendo pelo en su cuerpo y caminando en cuatro patas. Sí, ahora soy una gata con todo y garras

En fin, llegué a éste país muy ilusiona por estudiar artes, quería ser una gran fotógrafa. Me gustaba plasmar en papel lo hermoso que nos ofrecía el mundo. Las ciencias exactas e incluso las relaciones sociales no iban conmigo, se podría decir que las soportaba pero bajo el lente de una cámara o en papel. Nada era mejor para mí que estar rodeada contemplando un bello paisaje, el caminar de una hormiga, todas aquellas cosas que la gente ni siquiera nota ¿soy rara lo sé? Lo he oído durante un buen tiempo. Pero las personas eran falsas y en cierto punto estúpidas. No es que tenga algún trauma de la niñez o una mala experiencia, simplemente así las veía. Mi madre decía que como una buena artista tenía cierto desdén por las personas y su manera de vida, el estar todo el tiempo metida entre libros y tras la lente me habían convertido en alguien misántropo, yo no creo que sea así simplemente no había visto nada bueno en ellas que me llevaran a cambiar mi opinión.

Celos, envidias, rencores, odio, ego, mentira, codicia, traición y miles de cosas más eran los motores de las personas, aquellos los movía por el mundo. Mi hermano decía que me faltaba un novio que me hiciera ver las cosas de diferente manera pero ¿enamorarme? No, gracias. Si bien tenía el ejemplo de mis padres que desde el momento que se conocieron se amaron, no era así con otras personas. Motivos sobraban para divorcios e infidelidades, es que las personas no somos seres en los que se deban confiar. Así que no esperaba un gran cuento de hadas en cuanto al romance, es más esperaba estar siempre sola con mi cámara en mano y captando los mejores momentos que podía ofrecerme el mundo. Es por eso que sin pensarlo dos veces me vine a este país.

Ya habían transcurrido los primeros seis meses y estaba feliz, las materias me gustaban ¿mis compañeros? Pues, no sabría decir, no les tomo mucha importancia y ellos a mí tampoco, en realidad me odian y yo a ellos. Es que no tolero que la mayoría de ellos vean a la fotografía como un trabajo que les ayudara a ganar dinero. Sus sueños eran ser famosos y ganar mucho dinero, en cambio yo solo quería saber la luz perfecta para captar sombras y tonos, el ángulo adecuado para reflejar y como podrías capturar los sentimientos en una foto.

Un día como cualquiera llegué al parque después de clases para poder tomar varias fotografías para un deber. Yo quería captar el atardecer o el movimiento de las hojas por la brisa pero en cambió el profesor había ordenado capturar facetas de las personas ¿qué debía capturar? Era molesto, solo habían niños gritando mientras corrían alrededor de los juegos, personas de tercera edad que ya no podían caminar alimentando a varias palomas, parejas de enamorados intercambiando saliva sin consideración o respeto alguno hacia las otras personas. Aquello no era digno de ser plasmado en una fotografía.

Intenté varias veces capturar algo pero no servía, no estaba conforme y simplemente borraba la fotografía. Apunté mi cámara una vez más cuando mi campo de visión fue tapado. Bajé mi cámara y delante de mí se encontraba una mujer de una edad entre los 40 y 50 años. Vestía una falda larga y una blusa que dejaba al descubierto sus hombros. Sus manos y muñecas estaban cubiertas de joyería muy llamativa. El cabello suelto pero también adornado por una grande pañoleta, en su frente una extraña joya que al parecer estaba sujeta de sus cabellos. Evidentemente era una de esas gitanas.

-Niña te leo tu futuro – dijo mostrándome una sonrisa.

-No, gracias – respondí secamente. Una de las cosas que más odiaba de las personas era su obsesión por conocer su futuro, por creer en magia y cosas que eran completamente absurdas – Disculpe me está tapando – dije mostrándole mi cámara.

-No te voy a cobrar nada mi niña – insistió. La miré raro, jamás una persona daba algo sin querer recibir nada a cambio.

-Es esto una forma de robarme – dije riendo – ¿qué es exactamente lo que quiere para que me deje en paz? – dejando de lado las risas y pidiéndome sería nuevamente.

-Veo que intentas ser fotógrafa –volví a reír.

-¿Eso lo dedujiste por mi cámara o no me digas que algunos de tus espíritus o poderes sobrenaturales te lo dijeron?

-Solo intento ayudarte.

-No se lo he pedido – dije haciéndole caso omiso y volviendo a tomar mi cámara.

- ¿Por qué odias tanto a las personas? – aquella pregunta me hizo que la regresara a ver.

-Porque son fastidiosas y se meten donde no se las llama – dije enviándole la mirada más despectiva que tenía pero eso no la detuvo para seguir hablando.

-No me hace falta leer tu mano para conocer tu futuro. Una mujer de avanzada edad sin nadie a su lado, nadie con quien conversar, nadie a quien querer, simplemente rodeada de sus fotografías.

-No necesito más – le dije molesta ¿qué se creía esta gitana para decirme aquello?

-¿Ni siquiera amor? – me preguntó.

-Solo necesito mis fotografías – le respondí. La gitana se acercó y tomó mi mano a la fuerza.

-¡SUÉLTEME! – la empujé y la mujer cayó al suelo.

-Odias tanto a las personas que a veces no quisieras ser una – dijo levantándose. Aquella frase me desconcertó. Muchas veces pensaba en eso. Ser el viento, un pájaro, el atardecer sonaba más tentador que ser un idiota ser humano limitado por su condición.

-Ya déjeme en paz. Si quiere dinero, se lo daré – la gitana empezó a negar con la cabeza.

-Cumpliré tu deseo mi niña – yo la miré sin comprender. Me miró detenidamente y juntó las palmas de sus manos. Pronunció palabras en una lengua que no conocía. Aquello me hizo querer salir corriendo de ahí pero no lo hice porque de la nada la gitana pronuncio mi nombre – Nalú – ¿cómo lo supo? No pude evitar preguntarme – Te librero de la condición que tanto dices odiar – miré en toda dirección para buscar ayuda pero nadie nos estaba poniendo atención – En animal te convertirás, dependerás de la buena voluntad de los seres que has aprendido a desatestar. La lección aprenderás cuando comprendas lo qué es amar. A la normalidad regresarás cuando conozcas la bondad del corazón de las personas y un sacrificio de amor sea capaz de dar, al pasar el tiempo tu humanidad se irá y en gata por siempre vivirás – cuando pronunció aquella última palabra el tiempo se detuvo por unos segundos.

< ¿Qué? > Pero solo un maullido salió. Estaba asustada, no sabía que esta lo que estaba pasando.

-No te preocupes mi niña aquí estaré. Lo harás bien – después de eso desapareció y todo, al parecer, había vuelto a la normalidad pero no fue así.

Yo me había transformado en un gato. Sí, de esos que tienen bigotes, caminan sobre sus cuatro patas y maúllan. Mis ojos al parecer era lo único que no habían cambiado, no mucho la menos, mantenían mi tono, una mezcla de verde y café pero enfrascado en los ojos de un felino. Mi pelaje era negro <!genial! era un maldito gato de la mala suerte >

Así fue como la vida normal, la chica normal se convirtió en una gata negra ¿Magia? No creía en ella pero ahora sí. Recordaba cada una de las palabras de esa gitana y lo único que necesitaba era:

1.- Depender de la buena voluntad de los seres.

2.- Comprender lo qué es amar.

3.- Conocer la bondad del corazón de las personas.

4.-Hacer un sacrificio de amor.

<"Nada difícil me la puso la gitana"> No podía hablar así que aquello fue un maullido más ¿Cómo iba hacer todo eso? Lo peor de todo es que mientras más pasara el tiempo iría perdiendo la humanidad y con esas condiciones era lo más probable que pasaría ¿debería conformarme con ser una linda gatita? No pero no creo que exista una persona en todo el mundo que me ayude con todo esto ¿o la habrá?

Mi hermosa gatitaWhere stories live. Discover now