capítulo 32

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Me removí entré las deliciosas sábanas, Bruno aún dormía. Me quedé unos minutos observándole, aún era temprano lo que me daba ciertos minutos para poder mirarlo; su rostro se veía tan angelical, sus hermosas pestañas cubriendo sus ojos, hasta dormido se veía sexy, mordí mí lambio inferior ante tal pensamiento.

-- disfrutando de la vista.-- susurró aún sin abrir los ojos.

-- ¿estabas despierto?.-- pregunté sonriendo, el abrió los ojos para observarme.


-- hace unos minutos, me estaba deleitando con la vista pero a cierta persona se le antojó despertarse.-- me tomó de la cintura acercándome a él para besarme.-- buenos días.


-- buenos días.-- respondí sobré sus labios.

-- sí que son buenos.-- mascullo entré besos.-- ¿sabes algo?.-- descendió hasta mi cuello.-- te prometo que yo seré quién cuide tus sueños y cuando tu estés despierta el que te ayude a tenerlos, yo te prometo amor qué eres lo más bonito que he visto en mi vida; yo te prometo que jamás haré una promesa que no pretenda cumplir, te prometo una luna desnuda que sea testigo de nuestra locura.


Levanté mí rostro para mirarlo, ya no estaba besándome. Ahora estaba mirándome directamente a los ojos.


-- wow.-- suspire.-- es... Lo más hermoso que me has dicho.

Bruno sonrió de lado.-- bueno, esto...

-- ¿ de dónde lo has sacado?.

-- qué!!, no creés en mí musa.-- enarque las cejas.-- bueno, bueno... Es una canción.

No pude reprimir una carcajada.-- muy original de tú parte.

*****


Uno de mis peores días, laboralmente hablando. Tanto Bruno como yo pasamos el día completo en su oficina tratando de ponernos al corriente con todo el trabajo atrasado.

Ya eran las 7:45 de la noche y nosotros aún en cerrados en la oficina, estaba agotada, mis párpados ya estaban haciéndose pesados, sólo quería llegar a casa darme una deliciosa ducha y dormir. Preferiblemente abrazada a Bruno.

-- te ves cansada.-- mascullo Bruno observándome.

-- lo estoy.-- bufé por el cansancio.-- pero hay qué terminal todo esto.-- señalé los múltiples documentos sobré el escritorio.

Bruno se levantó del asiento, retiró su chaqueta del respaldar de esté, rodeó el asiento caminando para quedar frente a mí.

-- ¿ Qué haces?.

-- a la mierda todo esto.-- tendió su mano hasta mí.-- vamonos, ya hemos hecho mucho por hoy.

Tomé su mano y me levanté.-- el señor Alessandro no estará muy feliz con esto.-- Bruno me dedicó una sonrisa lasciva.

-- qué se joda.-- mascullo antes de pegarme a su cuerpo para besarme.

Bruno me llevó a mí apartamento, ordenamos pizza y cenamos entré risas y comentarios estúpidos. Recogí los platos mientras Bruno buscaba una película para ver.

-- Fara, tú móvil está sonando.-- lo escuché gritarme desde la sala.

Sequé mis manos y fui a la sala en busca de mí móvil, busqué en mi cartera hasta encontrarlo. Hice una mueca al ver quién llamaba papá.

-- Hola.-- respondí algo temeraria.

-- Fara, amor ya tengo todo arreglado. He hablado con un amigo abogado, pensé que querrías trabajar en tu área y como ya estás prácticamente graduada.-- mordí mis uñas con nerviosismo mientras escuchaba a mí padre.

-- papá.-- lo interrumpí.-- ya... Lo qué pasa es qué.

-- ¿si?.-- preguntó curioso.

-- he arreglado todo aquí.-- suspire.-- ya no pienso mudarme.-- antes de terminal de decir la última palabra ya Bruno estaba frente a mí escrutandome con la mirada.

-- Qué!!!!.-- retiré el móvil un poco de mi oído al escucharlo gritar.-- Fara, es en serio... Nunca cambias, eres tan impredecible.-- lo escuché resoplar detrás de la línea, siempre hacía eso cuando estaba enojado.


-- papi-- le hablé de forma dulce.-- deberías de estar feliz, no me tendrás encima de ti todo el tiempo.-- argumenté en tono de broma.


-- ¿Es por un chico?.-- no respondí, sólo miré a Bruno que estaba delante de mí con el ceño levemente fruncido.-- bien, tomaré eso como un sí... Escucha Fara, sé que nunca hemos tenido está conversación pero quiero qué cepas qué te amo y sí ese chico vuelve a hacerte llorar sólo llamame e iré con el bate de tú tío Tom y le romperé la cara.

-- papá.-- le dije en tono de reproché.


-- sólo llama, debo irme.--  lo escuché suspirar.-- dile a tú chico que estoy al pendiente y el bate de tu tío también... Te amo,nena.

-- y yo a ti.-- masculle antes de colgar.

-- ¿ pensabas mudarte?.-- preguntó Bruno una vez había cortado la llamada.

-- sí.-- respondí, observé su mandíbula se aprestarse aún más.

-- ¿ por mí?.-- inquirió con él rostro bajó.


Suspire algo cansada, en realidad no quería tener esa conversación ahora. Aún no sabía si había tomado la decisión correcta, si realmente estar junto a Bruno otra vez sería diferente, sino terminaría con el corazón roto. Estaba jugando mi última carta, mi última oportunidad de estar con él. Si él me fallaba esta vez no volvería a intentarlo, no permitiría más dolor de mi parte. Así su amor me maté quería intentarlo una vez más, la última vez.

-- no quiero hablar sobré eso ahora.-- me acerqué a él y lo besé, coml siempre tocar sus labios me producían las mismas sensaciones que la primera vez, mi corazón acelerado, mí cuerpo recibiendo un choqué de electricidad con su cercanía, mis manos moviéndose de forma nerviosa, sus labios devorando los míos cómo si no existiera un mañana.

Sus labios empezaron a descender por todo mi cuerpo, explorando cada parte de esté. La ropa nos empezo a estorbar, retiró su camisa y pantalón casi al mismo tiempo. Sus manos recorrían mi cuerpo de forma exquisita, torturándome con cada caricia; nuestra ropa desapareció, quedando sólo en ropa interior. Está estorbó también, quedamos desnudos, saboreando cada parte de nuestros cuerpos, tocándonos de forma sutil, llevándonos a nuevas sensaciones y nuevos caminos. Lo sentí adentrarse en mí, gemí ante su invasión. Eché mis caderas hacia atrás invitándolo a  moverse más deprisa, obedeciendo mis señales lo hizo. Su cuerpo estaba empezando a sudar al igual qué el mío, los segundos se detuvieron buscó mí boca para besarme con ferocidad. Su cuerpo se desplomó al lado del mío, me acercó más a él, colocando mí cabeza en su pecho. Su respiración aún estaba agitada igual que la mía, pero sus últimas palabras fueron las que terminaron  de dejarme sin aliento.

-- creo que estoy jodidamente enamorado de ti, cara.

AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora