Una, dos, tres, cuatro, cinco.
Cinco eran las embestidas que había recibido que le hicieron gritar, y no, no de placer y gozo como supondrás, sino de dolor y disgusto.
Su agonía acabo pronto, el mas alto se vino dentro suyo, provocándole gemir en voz baja para luego echarse a sollozar.
— Esta vez no estuvo tan mal para una puta callejera como tú, Sans.
Fue lo único dijo Papyrus mientras lo dejaba ahí solo. Su hermano no se molesto en contestarle, estaba muy ocupado tirándose al suelo y abrazando sus piernas como podía.
Sí, Sans definitivamente era un maldito masoquista, pero solo aplicaba con el dolor físico; el dolor emocional que pasaba después de los abusos, bueno, eso es otra historia.
Después de un rato, logró ponerse de pie mientras temblaba, todo eso le dolería el resto de la semana. Por su parte, su hermano menor salió del baño tan fresco y limpio como si no hubiera echo nada.
Y como siempre, ninguno de los dos se dirigió la palabra el resto del día desde entonces, continuaron con sus actividades cotidianas como pudieron.
El mayor de los hermanos se fue a su puesto de vigilancia en en bosque de Snowdin para quedarse dormido y luego ir a pedir consejos con su amigo a su bar; el menor se marcho a su empleo como segundo monstruo al mando de la guardia real. Pesé a que Undyne seguía estando a la cabeza, él se pavoneaba cada que podía con cualquiera que viera con su titulo, como si ya formara parte de la realeza o algo así.
Ese día, todo iba como de costumbre, todos seguían el mismo patrón de siempre, no se había reportado nada a la guardia, en pocas palabras, era un día tranquilo.
Tal vez, demasiado tranquilo.
Sin previo aviso, la líder de la guardia recibió una llamada en su teléfono, contestó el celular con tanta firmeza como pudo, aunque el resto de su cuerpo decía estar nerviosa. Papyrus la vio fijo hasta que ésta finalmente acabó la conversación.
— ¿Y quién era?, ¿Tu noviecilla? – Habló burlón el esqueleto mientras reía en compañía de los perros que también estaban a los servicios del rey.
— Al menos tengo una novia en vez de tener que usar a mi hermano porque nadie mas me quiere tocar ni con un palo. – Se defendió la chica pez para después provocar que las risas se voltearan contra el primero, haciendo que se ruborizara y gruñera.
Sí, la guardia entera sabía del asunto entre ambos esquelermanos y realmente no le importaba.
— Sé que el idiota me desea demasiado, sólo le estoy dando el gusto de tenerme, por ahora. – Argumento mientras se acomodaba la bufanda. — Ya, en serio, ¿Quién mierd*s era?
Undyne suspiro y tomó a Papyrus de los hombros para apartarlo de la bulla que los demás hacían, tensando un poco al otro, ¿Era necesario alejarse tanto? Luego lo soltó y le miro de arriba a abajo mientras se cruzaba de brazos.
— ¡Eres un puto costal de huesos! No comprendo porque Asgore si quiera te esta dando la oportunidad.
— ¿Eh? Bien, pues este saco de huesos fue capaz de acabar con un humano y... ¿Espera?, ¿Oportunidad de qué?
— Idiota, el rey me llamó, te quiere postular como próximo líder de la guardia real.
El esqueleto sonrió como si jamás lo hubiera echo en su jodida vida, vagamente se notaba un brillo en sus ojos, estaba genuinamente emocionado; finalmente estaba cerca de obtener su titulo deseado, de bañarse de caricias y halagos de los demás, de tener a casi todo el subsuelo comiendo de la palma de su mano y...
— No festejes tan rápido, zopenco. — Interrumpió Undyne sus pensamientos.— Antes de tener ese titulo, debes pasar una prueba. – Sonrió confiada.
— ¿Ah sí?, ¿Y de qué es la prueba?, ¿Y cuando? – Preguntó retador mientras se ponía al frente de la chica, ignorando que ella era ligeramente mas alta.
— No sé de qué sea, y no me importa, yo voy a conservar mi titulo. Solo me dijo que será el viernes, no te molestes en ir, perderás tu tiempo. – Habló con total seguridad ante el otro mientras le enseñaba sus dientes, bueno, colmillos.
El contrario hizo lo mismo antes de que se apartaran mutuamente, caminaban a la par de regreso con su equipo como si nada; parecía ser una especialidad de la guardia fingir que todo estaba bien (¿Sería acaso una parte del entrenamiento?)
(...)
La cuenta regresiva había empezado, solo faltaban cinco días para el gran día donde el temido Papyrus tendría su oportunidad de brillar ante todos y finalmente obtener lo que tanto quería.
Nada cambio ese lunes, apenas se paro fue a la habitación de su hermano para despertarlo, al notar que este no se movía, se aprovechó y se situó encima de éste para quitarle su cobija e intentar arrancarle su chamarra para “juguetear” un poco con él, sin embargo, no lo logró pues sintió un aura echarlo contra la pared, manteniéndolo ahí.
— ¿Pero qué caraj-...?, ¿Sans?
Se extraño al notar que la magia que lo mantenía ahí era de su hermano, solo tenia uno de defensa, ataque y vida, ¡No debería tener fuerza ni de levantarse a si mismo!
— Me tienes harto... – Susurró fastidiado el nombrado.
— ¡Dilo mas alto que no te escucho, escoria!
— ¡Que me tienes harto, idiota! – Gritó con su cuenca izquierda roja a no más poder para luego dejar caer a su hermano al suelo.
— ¿¡N-Nyeh!?
— No finjas demencia. Te leí cuentos hasta los doce, te alimente, crié y mantuve de mi bolsillo, siempre pagué los daños que dejabas al cocinar, incluso me rebaje y dejé que me hicieras lo que quisieras en la cama pensando que era una forma en la me demostrabas tu poca gratitud, bastardo. Pero sabes qué, Grillby tiene razón, basta de este mierd*.
— Espera, ¿Fuiste con ese imbécil?, ¿Que fue lo que te dijo?
— ¿Acaso te importa? No me hagas reír, al carajo.
— Per-...
— Al carajo dije. — Habló con firmeza mientras se ataba las agujetas de sus tenis con magia para después salir con paso rápido de ahí.
Por su parte, Papyrus instintivamente siguió a su hermano para intentar detenerlo, sabía que para ello debía decir algo como disculpa para convencerlo pero, no dijo nada, sus palabras no salían, su orgullo hacia que se tragara las súplicas.
El temible Papyrus no le rogaba a la gente, ¡La gente le rogaba al temible Papyrus! Aunque, Sans nunca había sido precisamente como el resto de la gente, por ello sentía que no podía tratarlo como tal. Tal v-...Antes de que pudiese seguir meditando qué hacer, escuchó la puerta cerrarse de un portazo, cayendo en cuenta de que pensó demasiado. Salió detrás de su hermano pero una espesa tormenta de nieve con una gran neblina le impidió ver mas allá del orificio de su nariz.
En Snowdin, cada cierto tiempo, una tormenta azotaba el sitio. Con ese evento nevaba lo suficiente como para que se mantuviera lleno de nieve hasta la próxima tormenta; Sans no dudó en aprovecharse de eso para irse sin tener que usar su magia, ya había delatado parte de su poder, no debía mostrar mas o se sobre esforzaría y acabaría dormido.
Salió sin rumbo alguno, es decir, no es como si pudiera ver mucho en plena tormenta, sólo empezó a caminar en linea recta, hasta que finalmente el peso de la nieve con la que cargaba le hizo caer rendido a un costado de un pino en medio del bosque, dejando que los copos se acumularan encima suyo.
El esqueleto no esperaba ya nada, no esperaba que la tormenta repentinamente parara y le dejara vivir, no esperaba que un viejo amigo de casualidad lo encontraba, no esperaba que el destino fuese piadoso con él. Ya no esperaba piedad de nadie...
Y sin embargo, la obtuvo.
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Piedad. || Fellcest. ||
FanfictionLa piedad es algo relativo, tiene muchas formas de presentarse, cada uno tiene su forma de ver esto; para algunos ayudar a otros sería piadoso, para otros matarlos seria igual de bueno. Para los monstruos que viven en un sitio como Underfell definit...