CAPÍTULO QUINCE

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ANNA

Simplemente la hora se me pasa volando cuando estoy con Eric, es cómo si cada hora pasara como un segundo.

Disfruto plenamente cada día que paso con él.

Ayer me acompaño hasta casa, luego de que charláramos sobre cosas sin sentido durante todo el día. Su madre lo llamo y dijo que se quedaría un día en el hospital en el que estaba.
Así que lo de conocerla será otro día.

Cuando llegue no vi a mamá, no sé si está o no pero no me interesa. Prefiero demostrar desinterés antes de darle importancia a mi madre, me trato demasiado mal. Si quiere que por lo menos le hable tendrá que disculparse.

Tomo mi cuaderno de dibujos y salgo rumbo al faro. Se volvió mi lugar favorito otra vez; la verdad nunca dejo de serlo pero bueno.

Lo que se ve desde allí es increíble.

Hace tanto tiempo que no pintaba que me emocione demasiado y ya voy por el segundo dibujo en menos de una hora.

En donde yo vivía había una escuela de arte a la cual iba y dejaba todo mi talento allí. Desde que llegamos aquí lo único que he hecho es estar mal con mamá. Por eso es que estoy disfrutando mucho este momento a solas que tengo, para sacar todos mis sentimientos con los colores.

Mi celular vibra en el bolsillo de mi chaqueta y leo

“De: Eric.
Anna, ¿Dónde estás?”

Le contesto que estoy bien y que estoy en el faro. 10 minutos después lo veo subir por la escalera la cual da a donde estoy yo.

Me da un beso y se sienta a mi lado.

-Sabía que dibujabas, -toma uno de los dibujos que he hecho hace un rato y lo observa- pero no tan horrible, diughj.

-Lo siento Pablo Picasso, Salvador Dalí, Vicent Van Gogh, experto en pinturas jaja.

-Es broma, estos dibujos son impresionantes Anna. Deberías anotarte en el próximo concurso de pinturas que hacen por aquí.

-Si como no Eric, por más que quiera mis pinturas no ganarían ni el quinto lugar.

-En mi opinión son bellísimos y creo que los demás creerían lo mismo. –Recorre con la mirada todo el lugar- ¿Qué haces aquí? No es muy normal que las personas vengan aquí. Quiero decir, nadie viene.

-Recordé que venía aquí con mi padre y creí que me gustaría pasar el rato aquí. Y la verdad es que es el mejor lugar del mundo.

-Espera, ¿recordaste algo de tu infancia? Quiero decir, ¿puedes recordar sobre tu infancia? –Eric frunce el ceño.

-Sí y sólo algunas cosas. Pero, ¿cómo sabes que no puedo recordar cosas sobre mi infancia?

-Aah, -rasca su nuca algo preocupado- es que, como sabes, tú vivías aquí y pues la madre de Megan es amiga de mi madre y nos contó.

-Está bien.

-Bueno, ¿no crees que deberíamos irnos? Ya va a oscurecer.

-Vamos.

Cuando terminamos de bajar las escaleras y caminamos unos pasos lejos del faro, escuchamos un sonido extraño.

-Eric ¿escuchaste eso? –me aferro a su brazo, lo que más temo es que sea un animal.

-Tranquila, vamos a ver de donde proviene.

Nos quedamos en silencio y nos acercamos otra vez al faro, otra vez escuchamos el sonido extraño. Viene del interior del faro.

-Tal vez es un animal atrapado allí. –digo.

-Vamos a ver si podemos entrar.
Me acerco a la puerta y trato de abrirla, imposible. Está cerrada y no tenemos ni idea de quién tiene la llave, ya que hace mucho que no hay cuidador en el faro.

-Tal vez sean unas simples ratas, Anna, mejor nos vamos y listo.

-Tienes razón, y no me gustan mucho esos animalitos así que vamos.

Antes de irnos observo mejor la cerradura y me doy cuenta de que tiene forma de F. Me da un impulso de querer investigar, pero no creo que valga la pena.

Eric pasa su brazo sobre mi cabeza y caminamos hasta casa.

-Anna, no quiero que vengas sola aquí, ¿acaso no te da miedo?

-Si tienes miedos hay que afrontarlos, ¿no?

-¿Por qué siempre respondes lo que quiero escuchar?

-Porque tú siempre preguntas lo que me gusta responder. –le doy un beso en su nariz y sonreímos juntos.

Antes de llegar a casa veo a mi madre cruzada de brazos en la puerta; si no estuviera enojada esto significarían problemas, pero en mi defensa estoy enojada, y además estoy con Eric.

-¿Dónde te habías metido Anna?

-Ni siquiera… -Eric me interrumpe.

-Señora Caroline, lo lamento mucho por la tardanza, Anna salió a pasar el rato conmigo, y cómo vio el tiempo se nos fue volando.

-Está bien Eric, si estaba contigo no pasa nada, sé que eres de fiar. Pero no quiero que se repita, estaba muy preocupada.

Me acerco al oído de Eric y le susurro
-Gracias, te juro que ya iba a explotar, -le doy un beso en la mejilla- nos vemos Romeo.

-Te quiero Julieta. –dice, saluda a mi madre y se va.

Entro lo más rápido posible a la casa, ya que no quiero ni siquiera cruzar palabras con Caroline, pero antes de comenzar a subir las escaleras me toma del brazo y me gira.

-Anna te estas comportando como una niña tonta, si no quieres que tome medidas que no te gustarán, es mejor que te comportes bien.

-¿Ahora soy yo la que se comporta mal? Fuiste tú la que me trato mal, me hablaste mal y si por lo menos quisieras que vuelva a ser como antes tendrías que disculparte, por lo menos.

Y ahí mismo la dejo parada, no tengo ganas ni tiempo de hablar con ella. Qué me busque si quiere y si no, pues bien.

Tomo una ducha y me recuesto sobre en mi cama. Estiro mi brazo y saco el cajón de mi padre, todavía no he leído todo así que creo que esto me calmara.

Saco un cuaderno de campo de color marrón y detalles en dorado. Es obvio que es de mi padre ya que a él también le gustaba pintar e investigar sobre todo.

Paso hoja tras hojas, son dibujos hermosos, pinturas sobre flores, insectos, pero el que más llama mi atención es el de una mujer sentada en un banco con flores en su cabello, detrás tiene un hermoso paisaje y del lado opuesto dice

“La flor más hermosa de mi jardín… Ella, con su olor, su color, sus raíces, sus hojas, simplemente ella es la más hermosa…”

Es más que obvio que esa no es mi madre, pero lo que me llama la atención es que al borde de la página dice “Para: Emilia”.

Mi cerebro hace un flashback y recuerdo el documento de adopción que leí cuando encontré la caja, creo que es la primer hipótesis casi acertada entre las demás.

Mi padre salía o tenía un romance con Emilia, pero no entiendo dónde está su hijo, o Emilia.
Bueno creo que volvemos al principio, no sé nada de nada.

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