Sentía como mi cuerpo quemaba al tener un poco de contacto. Porque si, esos besos que nos dábamos mientras compartimos un poco de masa y terrones de azúcar se estaban pasando de tono. Habíamos convencido a los elfos de que nos dejaran la cocina (aunque fue más una orden directa del heredero de la mansión Malfoy). Haciendo el tonto comenzamos a preparar un pastel para el señor Malfoy. Sin embargo, con tantas miradas furtivas y toque ligeros que dejan un cosquilleo agradable, no lo soportamos y terminamos dándonos, primero besos pequeños y luego más apasionados. Hasta terminar en la situación en la que nos encontrábamos: besos acalorados y manos escurridizas, mientras que el pequeño pastel se cocía.
No, jamás. Jamás habíamos probado las manos del otro recorriendo libremente en nuestro cuerpo. Y esa sensación era adictiva. Sentir sus manos quemaba, pero era una quemazón que se sentía demasiado bien. Separamos nuestros labios dejando un diminuto hilo de saliva conectándonos. Scorpius bajo rápidamente a mi cuello suspirando ruidosamente en él. Lo acariciaba suavemente con la punta de su nariz. Mis manos viajaron hasta llegar al borde de su camisa y levantársela. No lo estábamos pensando, solo lo deseábamos. Ni siquiera sabía que era lo que buscábamos, pero estaba seguro que la respuesta estaba sumergida en algún lugar de la piel lechosa de Scorpius.
Le mire a los ojos. Sus ojos mercurio estaban dilatados y reflejaban claramente un atronador deseo. Agarre su cuello y me sumergí de nuevo en sus apetecibles labios. Esto era lo que necesitaba, una deliciosa desconexión en los labios de Scorpius. Sentía un agradable cosquilleo en cada movimiento, cada mordisco y suspiros ahogados. Él era lo único que necesitaba, era mi salvavidas. Sin saberlo Scorpius me estaba subiendo a un mesón cercano. No lo estaba pensando demasiado, así que me deje hacer. Sus dedos se colaron fácilmente por mi espalda y sacaron mi camisa de un tirón, luego el término de sacársela. No podía haber espacio entre los dos. Nuestros labios chocaban con rudeza y las manos bailaban de forma desesperada. Ese era el momento que descubríamos el placer de lo prohibido. Sentía mi corazón palpitar resonar tratando de envolver todo. Haciéndolo mío; el momento, los besos, suspiros y esa sensación de culpabilidad ahogada por la necesidad de estar cerca de él. No me importaba estar compartiendo un gran pecado, nunca lo haría si podía sentir casi con adoración la forma en que las manos de Scorpius acariciaban de una forma que dejaba la piel de gallina y mi entrepierna reclamando por algo de atención.
¡TIN!
Ese fue nuestro sonido que nos conectó a la realidad. Y mi realidad era más oscura de lo quería admitir. Aquella sensación de plenitud que me estaba rodeando se había esfumado y ahora el miedo y la responsabilidad me enterraban dolorosamente a lo que no podía simplemente ignorar. Me separe de los labios de Scorpius y lo aleje gentilmente con mi mano. No le vi a los ojos, simplemente baje del mesón y busque con la mirada mi camisa. Scorpius hizo lo mismo, luego de vestirme y tratar de arreglarme, los recuerdos entraron abruptamente. Yo no vivía en un cuento de hadas.
- ¿Al? -susurro Scorpius a mi espalda -¿Te encuentras bien?
No, por supuesto que no.
-Claro que si -dije volteando a verlo -Es solo que...
Tengo tanto miedo.
- Me di cuenta de que estábamos de calentones en tu cocina. Tú mansión. Tu padre aparecería en cualquier momento.
Scorpius suspiro con alivio y me dio un suave abrazo.
-Pensé que algo te había molestado
-Oh, no. Ni lo pienses Scorp. Me encanto.
Le abrace un poco más, tratando de sumergirme otra vez en la sensación de protección y calidez que me otorgaba Scorpius. Pero no lo logre.
- Iré por unas flores. Mi madre utiliza flores reales para decorar los pasteles ¿Puedes ir colocándole la crema? - avise suavemente.
ESTÁS LEYENDO
Solo cambiemos de rumbo
RomanceÉl en definitiva era mi perdición, sus ojos plata y personalidad afilada me traían completamente loco. Lo sabía desde aquel momento en que conocimos en el tren, sabía que Scorpius Malfoy sería el único que podría adorar con una sola sílaba dada...