Como cada tarde de 31 de agosto, Jungkook se sentaba en la azotea deseando estar muerto, poder acabar con el dolor que estaba sintiendo en su alma, desde hace 13 años. Sus ojos se cristalizaban a tal punto que si un ángel bajará del cielo, lloraría con él. El dolor le hacía sentir cada vez más podrido. Estaba por cumplir sus dieciocho años pero como todos los años que vinieron tras sus cinco años, él no estaba listo para celebrar, y tampoco tenía el valor para darle fin a su sufrimiento. Así que sólo se entregaba por completo a llorar en la azotea de aquel lugar.
La única felicidad que podía sentir, era la de saber que el primero de septiembre, cumpliendo sus 18 años, se iría a vivir a casa de un familiar lejano que aceptó tenerlo hasta que fuera mayor de edad y pudiera irse por las propias. Finalmente y tras trece años rezando a Dios porque se lo llevará de ese lugar, iba a salir del orfanato Bienaventurados.
Al bajar e ir por el pasillo del lado B de aquel orfanato, llevaba sus manos a las paredes, tocando los rasguños aún palpables que habían en ellas, de las veces que quiso huir y no ser torturado por los tres mayores del lugar, dos curas y un civil común, que le llevaban a él y otros dos más al cuarto de abajo, para que fueran castigados por ser los bastardos, nadie les quería ni en el cielo ni el infierno; fue lo que una vez dijo el hombre de sotana y voz gruesa, por eso a nadie le importaría que ya no fueran puros. Porque ellos eran nadie y por ende, no tenían voz ni voto en nada. Jungkook era el chico del medio, Yugyeom era el menor y Mingyu el mayor; los tres guardaban con dolor los acontecimientos que vivenciaron desde aquella noche de lluvia un 2002 en Busan.
Jungkook no quería recordar nada pero al chocar con el sacerdote menor, cuando volvía a su cuarto, todo se le vino en mente. Porque aquel fue el último de los tres hombres. Se recordaba en la ducha del orfanato, jugando con Yugyeom a las escondidas. Ellos reían mientras corrían de un lugar a otro, con sus cuerpos de niños expuestos. Cuando vieron al sacerdote más anciano llegar, temieron, pues los ojos de aquel estaban viendo con lujuria hacia sus partes. Jungkook recuerda que por inercia colocó al menor tras de él, creyendo que iban a ser castigados por jugar en las duchas, tiempo atrás otro sacerdote les dijo que no debían porque podían tropezar, caer y dañarse, lástima que ese sacerdote está en misión, porque aquel en aquella ocasión solo les mando al cuarto sin reprimendas.
Unas lágrimas caen de los ojos de adolescente Jungkook que mientras hace memoria de años atrás, se ve entrando al cuarto de castigo con el sacerdote. Recuerda cuando en aquella vez, el anciano los llevo a él y Yugyeom a un cuarto abajo, y ahí estaba un hombre de unos treinta años hablando con el sacerdote que ahora lo llevaba a un camino ya conocido, uno lleno de dolor. El hombre le dice que les quite las batas que le coloco tras sacarlos de las duchas, ambos niños se miran con sus mejillas ruborizadas y aturdidos por los rostros de los mayores.
Cuando ven que una cama detrás de aquello hay un cuerpo abrazándose así mismo mientras solloza, entienden que las cosas irán mal. Normalmente el sacerdote SeokJin les castigaba con una vara en sus manos con las palmas hacía arriba cuando hacían maldades, y ambos, realmente anhelaban ese castigo. El chico que yacía llorando en un rincón voltea, y al reconocer a los dos menores quiere ayudarles. – A ellos no – grita y el sacerdote joven se va contra él y le da un varillaso en cualquier zona de su cuerpo. Jungkook recuerda el temor en los ojos del menor detrás de él, Yugyeom lloraba en silencio. Yugyeom suplicaba clemencia. Jungkook era lanzado al suelo, mientras el sacerdote anciano comienza a despojarse de sus ropas. – Debes ser castigado por nacer en un mundo que no te quiso ver, si creces, debes sufrir cada año– le susurraba al oído cuando le tenía con la boca al suelo, Jungkook jamás en su vida había sentido un dolor tan grande como el que estaba sintiendo en aquel momento. Sentía que nunca más iba a poder ir al baño, porque le dolía como el infierno. Mingyu quiso meterse nuevamente, y de nuevo fue golpeado.
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no nos dejes caer en la tentación; yoonkook.-
FanfictionJungkook tenía cinco años, ellos eran adultos. Jungkook tiene 18 años, ellos son adultos. "No nos dejes caer en la tentación" es parte de la oración universal, sin embargo, los más cínicos ante la palabra de Dios se esconden bajo una misma sotana.