Capítulo 43

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Capítulo 43

Bella

Pasó otra semana en compañía de internos, enfermeras y sobre todo Dexter. Él no me dejaba mucho tiempo sola y la verdad era que me gustaba estar con él, era una buena distracción para mí. Me di cuenta de que en ningún momento trató de coquetear conmigo, me trataba como a una buena amiga y yo le daba el mismo trato.

Ese día era para recibir visitas y yo estaba emocionada por ver quién vendría a verme. Al mismo tiempo me sentía nerviosa, ¿y si nadie venía? Edward obviamente estaría aquí, él no podría fallarme, ¿o sí?

—¿Estás lista? —me volví hacia Dexter y sonreí.

—La verdad no —admití. Él se acercó y tomó una de mis manos para darme un suave apretón.

—Tu familia te quiere, por eso estas aquí —explicó—. Te aseguro que vendrán.

Asentí sin estar muy segura, alguien lo llamó y me dirigió una mirada de disculpa antes de retirarse. Veía cómo los familiares de los demás iban llegando poco a poco, mientras yo permanecí sentada junto a la ventana.

No culparía a Rosalie si no viniera a verme, sé que la he decepcionado y mucho. Le prometí que no volvería a beber o a hacer algo imprudente que atentara contra mi vida y eso fue exactamente lo que hice.

Me giro solo un poco para ver hacia la puerta, nadie más entra y la enfermera está a punto de cerrarla cuando algo la detiene. Una delgada sombra se escurre por el pequeño espacio que queda.

Es Edward.

Me pongo de pie automáticamente con el corazón latiéndome a mil, doy el primer paso pero me detengo cuando más personas entran. Es Rosalie y sostiene de la mano a Lilly.

—¡Mami! —grita la pequeña en cuanto me ve. De un jalón se suelta de mi amiga para correr a mis brazos.

Una calidez se establece en mi pecho al tener de nuevo a mi bebé conmigo, entierro mi nariz en su cabello e inhalo profundamente. La culpabilidad me invade al darme cuenta de todo lo que pude haber perdido por mi estupidez.

—Te extrañé tanto, mami —susurra Lilly a mi oído.

—Yo más, cariño.

Escucho los pasos de Rosalie que se acercan a donde estamos, me separo un poco de mi hija sin soltarla. Le doy una tímida mirada a mi amiga sin saber qué reacción esperar, Rose me da una media sonrisa y luego esquiva mis ojos. No es nada más de lo que esperaba.

—Hola, Bella —miro a Edward y le sonrío. Él se acerca un poco para dejar un beso en mi mejilla.

—¿Cómo estás? —se atreve a preguntar la rubia.

—Mejor, supongo —me encojo de hombros.

—¿Cuándo volverás a casa? —esta vez fue mi hija quien pregunto.

—Aún no lo sé, bebé. Pero será más pronto de lo que imaginas —en un movimiento rápido beso la punta de su nariz y ella ríe.

El ambiente entre los mayores es ligeramente tenso, como si nadie supiera qué más decir. Lilly se dedica a jugar con mi cabello y a abrazarme de vez en cuando mientras Rose y Edward comparten miradas cómplices.

En ese momento llega alguien más que definitivamente no esperaba.

—El estacionamiento esta hasta reventar —dice Emmett a nadie en específico—, dejé el auto a tres calles. Tendrás que mover esas fabulosas piernas, cariño —señala a Rose.

All you never say ||Resubiendo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora