Es una tarde-noche tranquila, a lo lejos escucho la primer llamada de la iglesia y supongo entonces que pronto llegará la hora.
Mis rodillas no dejan de temblar, mi boca se ha quedado sin saliva, mis manos sudan e incontenibles ganas de llorar me inundan por completo. Aún no estoy vestida y sé que necesitaré ayuda para hacerlo, pero algo dentro de mí quiere retrasarlo lo más posible. Entonces escucho, antes que veo, a mis amigas llegando a la habitación. Una de ellas es tu hermana, Kami; y la otra mi mejor amiga, Mónica. Ambas me miran con una gigantesca sonrisa en sus rostros mientras yo intento sonreír aunque lo único que consigo son enormes lágrimas rodando desde mis ojos, prontamente ambas corren hacia mi y me abrazan con fuerza, el alivio y la confianza me inundan mientras respondo al abrazo. Me retiro lentamente limpiando con cuidado mis mejillas. "¡Qué ridículo! si no me controlo arruinaré el maquillaje."
Mónica se apresura a tomar el corsé y cuidadosamente me ayuda a colocarlo en mi cuerpo; tu hermana, por otra parte me ayuda a colocar la falda del vestido. Conforme van terminando mi cuerpo poco a poco vuelve a sentir la presión sobre los hombros, la falta de oxígeno en los pulmones y el temblor en las rodillas se hace más intenso. Una vez lista, Kami toma una caja, besa mi frente -¡Luces radiante!- dice y sale de la habitación. Mónica se queda conmigo y no aparta su vista de mí.Nunca necesitamos muchas palabras, nuestros ojos decían todo lo que pensábamos...
Las campanas suenan una vez más y juntas salimos de la habitación para dirigirnos a la iglesia, a cada paso dado el oxígeno en mi cuerpo disminuye. El auto espera fuera de la puerta, Mónica y Kamilla me ayudan a subir y ellas suben en el otro extremo; las puertas del auto se cierran y siento náuseas y mariposas en el estómago, sé que seré el foco de atención frente a mucha gente y eso nunca me ha gustado.
Todos los invitados ya están dentro de la iglesia, Kamilla baja antes que Mónica, de la caja saca el velo y con cuidado lo acomoda sobre mi cabeza, mi padre espera en la entrada para acompañarme al altar y entonces se escucha el último llamado de campanas, las damas desfilan por el pasillo antes que mi padre y yo. Una vez en el altar, mi padre te mira con seriedad y susurra -Cuídala- tú, asientes sonriendo y mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.
Descubres mi rostro bajo el velo y aún sonriendo limpias las gotas rebeldes que han corrido por mis mejillas...
La ceremonia inicia y cuándo es momento de entregarnos las alianzas y decir los votos nos ponemos de pie, cara a cara.
-Yo, Kevin Rother, te tomo a ti, Amanda Swann, como mi esposa y prometo amarte, cuidarte, respetarte siempre, todos los días de mi vida y hasta que la muerte nos separe- colocas el anillo en mi dedo, sobre el hermoso anillo con diamante que me diste cuando me pediste casarme contigo- Y hacerte muy feliz, cumpliendo siempre mi promesa...sonrojarte bonita- susurras esto último. Y como si lo hubieras pedido mis mejillas se tiñen de rojo suavemente y sonrío con ternura.
Respiro profundo, intentando llenar con oxígeno todo mi cuerpo, busco tus ojos y por un momento me olvido de donde y frente a quienes estamos, somos sólo tú y yo.
-Yo Amanda Swann, te tomo a ti Kevin Rothe, como mi esposo, compañero y amigo, y prometo serte fiel, cuidarte, respetarte y hacerte muy feliz hasta la eternidad...- Miro tus ojos castaños brillar acuosos y poco a poco, mientras el sacerdote nos habla, tu rostro se acerca al mío, mis labios sienten el calor de los tuyos y entonces mis ojos se abren, me descubro sobre mi cama y un doloroso pensamiento viene a mí, "Él ya no está en este mundo" me giro acariciando las sortijas puestas en mi mano, abrazo mi almohada y me dejo llevar por el llanto..~