Simplemente no puedes huir

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Disclaimer: Los personajes de South Park no me pertenecen, son propiedad de Trey Parker y Matt Stone.

Advertencias: Algo de lenguaje vulgar, un Craig tranquilo de 20 años y un tanto Oc tal vez(?) 

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Estaba de regreso en South Park, se sentía tan arrepentido de poner un pie en ese jodido pueblo de mierda y no es que haya sido idea suya en primer lugar ir de visita aquel lugar sino fue gracias a las amenazas de su Hermana, los regaños de sus padres lo que lo convencieron (obligaron) ir a visitarlos en esas vacaciones que el tuviera, ya había retrasado ese viaje por dos años y tenía sus razones aunque estas fueran estúpidas a su parecer y es que era tan patético volver al lugar de donde había huido, huido por miedo y amor, era realmente patético. Sentía la cobardía recorrer su cuerpo pero lo escondía detrás de una máscara de indiferencia, tratando de evitar divagar acelero para tratar de llegar más rápido a su vieja casa pues tenía que llegar antes de la cena como se lo había prometido a su madre.

Miro con atención aquel rubio de cabellos despeinados, era su primer año de preparatoria y les había tocado en distintas clases, a pesar de eso seguían siendo los mejores amigos y "novios", porque si seguían fingiendo que eran novios aun, las personas no dejaban de emparejarlos al pasar los años eran la pareja más popular del pueblo. Aunque el comenzaba a sentirse bastante atraído por Tweek, y es que el tipo se había vuelto jodidamente lindo (A su vista claro), sin ser consciente de sus movimientos acaricio la mejilla del de ojeras y este ante el tacto se crispo pero sonrió levemente. Había comenzado a controlar esos ataques de pánico y esos sonidos tan raros que hacía, su vicio al café bajo un poco, ya descansaba mas aunque siguiera con sus leves paranoias pero eso no quitaba que fuera un chico genial...a su manera claro.

Estaciono el auto frente a su casa y bajo para dirigirse a la entrada, seguía estando un tanto perdido en sus pensamientos y toco el timbre, de golpe se abrió la puerta de su hogar y fue recibido por los brazos de su madre, una patada de su hermana y la típica seña de la familia por parte de su padre no pudo evitar sonreír levemente y corresponder la seña a todos los integrantes del hogar, tenía que admitir que realmente les extrañaba pero no lo diría en voz alta. Todos se dirigieron a cenar, hablaron un rato sobre la vida universitaria del pelinegro y como había sido su estadía en Alemania pues había aceptado el intercambio que le ofrecía la escuela por un ano y lo aprovecho con tal de alejarse de todo aunque fuera por un corto tiempo.

La cena concluyo tiempo después y el salió de nuevo al patio para ir por sus maletas que estaban en su auto, mientras abría la cajuela una camioneta se detuvo a un lado de él.

-¿Craig? ¿Eres tú?

El mencionado volteo reconociendo aquella voz

-¿Token?

-Mierda, viejo...cuanto tiempo sin verte

-Sí, bastante

El afroamericano apago la camioneta y bajo de esta para acercarse a saludar a su amigo de la infancia, pues desde que se habían ido a universidades distintas no habían tenido tiempo para reunirse.

-No creí verte por aquí, amigo .

-Tampoco me lo imagine yo

-Pero me alegra verte de nuevo

-A mí también me alegra verte de nuevo, Token –lo dijo con sinceridad pero con aquel tono monotono de voz de siempre mientras sonreía de lado

-Amigo esta noche tienes que venir a mi casa, estoy haciendo una "reunión" idea de Clyde, es para vernos todos –este sonrió, no todos los días podías reunir a la pandilla –Todos estarán felices de verte de nuevo, amigo.

-No creo que...-fue interrumpido

-No acepto un "No" por respuesta, tienes que ir

Suspiro, no podía negarse.

-Está bien, iré en un rato.

-Asombroso, entonces nos vemos más tarde.

El moreno se retiró con calma dejando un Craig un tanto dudoso de su decisión, no sabía si era correcto asistir pero ahora ya no podía negarse.

Era una de las fiestas hechas por Bebe y Clyde, estos dos juntos hacían las mejores eso nadie podía negarlo, llenas de alcohol, drogas y buena música y todo esto solo por ser la última fiesta que tendrían ¿Qué más se podía pedir? Aunque él se la pasaba sentado en uno de los sillones, podía decirse que es un aguafiestas, un amargado o un asocial asqueroso pero lo cierto era que no podía dejar a Tweek solo, pues estaba un tanto alterado por diversas cosas ¿Qué si era sano que dos personas lo hicieran en una esquina frente a todos? ¿Qué si el gobierno los espiaba por algo tan ilegal como esa fiesta? ¿Qué tal si los Gnomos llegaban y le robaban la ropa interior ahí mismo? Eran graciosas sus paranoias pero no tenía la intención de reírse de ellas, suspiro cansado y tomo la mano de su falso novio, y lo jalo para que se levantara junto con él y caminaran a la pista de baile, no sabía por qué lo hizo quizá había tomado de más o le nació de adentro, solo lo hizo y ya. Un simple baile no hacía daño... ¿o sí?

Se arregló de manera sencilla, no quería llamar la atención realmente, estaba un tanto ansioso no sabía por qué...o tal vez si mas no quería aceptarlo tan fácilmente. Se observó de arriba abajo en el espejo, miro sus zapatillas sonrió de manera un tanto estúpida y levanto uno de sus pies apretando un botoncito escondido en el tení y este comenzara a brillar ese era uno de sus gustos tontos, las zapatillas brillantes, la apago de nuevo un tanto más decidido. Tomo sus llaves, su celular y salió de su habitación.

Tomo de la cadera al rubio acercándolo más a su cuerpo acariciándole bajo la camiseta verde que siempre llevaba, se habían metido en alguno de los cuartos de Token no sabían cuál de ellos y tampoco les importaba mucho saberlo, se besaban con desesperación y hambre, los jadeos casi se podían escuchar siendo amortiguados por la fuerte música que se escuchaba de fondo, y sin más tiro al rubio a la cama mirándole con un deseo casi animal.

Un escalofrió le recorrió el cuerpo mientras conducía, era mal momento para acordarse de todo, mas estando a punto de llegar a la enorme casa de los padres de Token, tenia que pensar en otras cosas, como la vez que defendió a Tweek de...no, o quizás esa vez que Tweek y el salieron a...freno de golpe apretando el volante, como demonios no podía quitarse a ese idiota de la cabeza, era tan difícil pedir un poco de paz en sus pensamientos, tardo unos minutos para recuperarse y seguir su camino hacia su destino.

La luz del sol dio directo en sus ojos, molesto se levantó a cerrar bien las cortinas pero pudo notar que no estaba en su habitación y que estaba como dios lo trajo al mundo, un tanto alarmado miro a la cama viendo el delgado pero masculino cuerpo que estaba acostado y acurrucado a un lado de donde él estaba acostado, abrió los ojos con sorpresa, obviamente sabía quién era y se alejó aun sorprendido, tomo rápido sus ropas y entro al baño sin hacer mucho ruido. Estando dentro del enorme cuarto se recargo en la pared de la habitación mientras se dejaba caer, tiro su ropa aun lado y se cubrió el rostro...vaya que la había cagado, esto era como arruinar todo lo que había tratado de evitar esos últimos anos, sabía que comenzaba a sentir algo por el rubio pero quería realmente evitarlo, no quería alarmar al otro...no quería que esto pasara...no así...De manera rápida y decidida comenzó a vestirse para salir de ahí, no iba a permitir que esto pasara de nuevo, no podía aceptar esto, no quería tirar esa amistad de años por algo tan repentino que él deseaba pero de esa forma. No podía ver a su mejor amigo a la cara después de haberle hecho eso, aunque el rubio estuviera durmiendo como un ángel en su mente solo podía pensar que era peligroso seguir así.

No sabía en qué momento había llegado ni el cómo es que ya estaba frente a la casa del afroamericano, su tercer cigarro en sus labios estaba por acabarse y necesitaba otro, pensó que se había visto bastante estúpido tocando el timbre sabiendo que nadie le escucharía, pero estaba algo equivocado pues la puerta se abrió y vaya que su suerte era una mierda completa pues quien le había abierto la puerta no era otra persona más que...

-Tweek... -su voz sonó casi ahogada al decir su nombre y sus ojos se pusieron un tanto húmedos de golpe.

Era tan estúpido pero ya no había vuelta atrás, no podía cambiar sus decisiones ni huir le ayudaba a olvidarse de ese rubio, de esos ojos verdes que tanto llegaron a encantarle y él sabía que aunque pasaran los anos el no superaría a la persona que abandono tan de repente por un desliz que el no espero que pasara.

Simplemente no puedes huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora