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Golpeo el suelo por decimoquinta vez desde que llegué aquí y reviso el móvil.
Ni un solo mensaje. Ni una llamada. Aún menos alguna notificación de otro tipo. Eso me resulta raro, ya que tengo cientos de juegos para el móvil y redes sociales. Suelo tener mucho tiempo libre.

« Mentira. Nunca estudias y por eso tienes tiempo libre. Luego normal que llores el día antes, rezando para que ocurra un milagro que te ayude a aprobar. Ese milagro suele llamarse Im JaeBum. »

Sonrío como tonta al recordar su lindo rostro y dejo mi cuerpo resbalar por el tronco hasta el césped del campus, soltando un largo suspiro. Cierro los ojos, esperando que los minutos pasen más rápido si me quedo dormida.
Diez segundos más tarde, —literalmente— siento unas suaves cosquillas en mi nariz que me hacen querer estornudar. Frunzo el ceño y muevo la cabeza, intentando ahuyentar el insecto que me molesta.
Ahora la mitad de mi cabeza está bajo sobra y hay un 'olorcillo' a...

Me sobresalto cuando siento algo húmedo en mi nariz, sentándome en el suelo por instinto. Miro a mi alrededor, y entonces lo veo. El nuevo está tirado en el suelo, partiéndose de risa mientras agarra su estómago con fuerza. Desde aquí puedo ver las lagrimitas de la risa.

Me hierve el odio, erizando todos los cabellos de mi nuca. Me levanto y le golpeo, gritando.

—¡¿Qué ha sido eso?! —Hablo rápido. Él solo ríe sin parar.— ¡No vuelvas a tocarme!

—Oye, ¡más respeto a tus mayores! —Por un momento me detuve, tenía razón. Debía respetar a mis mayores. Pero...—.

—¿¡Qué mayor ni qué mayor!? ¡Tenemos la misma edad, idiota! —Le golpeo un poco más fuerte, pero no parece suficiente. El castaño suelta una carcajada más, ahora llorando—.

« ¿Qué es tan divertido? »

—¡Por meses, imbécil! —Protegió su cabeza, que era el nuevo punto de enfoque de mis golpes. Me detuve otra vez, ladeando la cabeza—.

—Espera, ¿cómo sabes cuándo es mi cumpleaños?

—Tengo contactos.

—Eres nuevo, idiota.—Fruncí el ceño hacia él, ahora que por fin me miraba. Se sentó frente a mi y sacudió la chaqueta de su uniforme, secandose algunas lagrimitas de sus ojos. No había visto antes el tierno lunar que tiene bajo el pápado—.

« Céntrate, joder. »

—¿Y? Eso no quiere decir que sea tan imbécil y pringado como . —Pone su mano bajo su mandíbula, apoyando su codo sobre su rodilla. Parece un enamorado, suavizando su mirada hacia mí. Tiene una sonrisa leve sobre los labios—.

« Céntrate, maldita sea. »

Salgo de mi trance y le apunto con mi dedo, intentando parecer intimidante.

—Protégete la cabeza de nuevo. Te vas a cagar, niñato.

Se levantó a gran velocidad de nuevo –casi tropezando– y salió corriendo. Yo le seguí por el césped del jardín, descalza, sin tomarme el tiempo de recoger mis cosas.
Corrimos durante unos largos minutos, hasta que casi le alcanzo. Me estaba muriendo, incluso me costaba respirar.

« ¿Cómo puede correr tan rápido? »

Estiré mi mano para rozar su espalda y detenerle cuando tropieza a saber con qué, haciendo que caiga yo junto a él.
Caemos rodando por la rampa que separa el edificio principal del edificio de mantenimiento. Cierro mis ojos durante el descenso, y solo puedo localizarle a él porque sigue riéndose. Extiendo mis brazos con la intención de agarrarme a algo, y puedo distinguir su chaqueta entre el césped, aún rodando hacia abajo.

« ¿Qué tiene de divertido? ¡Nos la vamos a pegar contra la maldita pared! »

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2017 ⏰

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Last dance ✧ kygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora