LA PROMESA

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Ese día era el último, por lo que al día siguiente y durante dos semanas tendríamos vacaciones.

Después de la entrega de notas y la despedida con los profesores, estos nos dejaron estar en el patio hasta la hora de marcharnos. Tú, como siempre estabas sola, sentada en un banco viendo cómo los chicos jugaban al fútbol. Durante mucho tiempo quise acercarme a ti y hablarte, pero la cobardía me lo impedía, sin embargo, ese día algo me pasó porque, en el momento en que te vi solitaria, me acerqué a ti para entablar una conversación.


-Hola– dije tímidamente.


-Hola– saludaste de forma seca.


-¿Qué tal? - realmente no sabía de qué hablar contigo.


-¿Bien? ¿Qué quieres? - me preguntaste sospechando de mí.


-Nada, solo quería hablar contigo – respondí sonriendo.


No respondiste nada. Yo solo me senté al lado tuyo y fijé mi vista al mismo punto en donde mirabas. Entonces recordé varios momentos vividos en el último año con y sin ti. Ahora ya sabías español mejor que al principio, y yo había hecho muchas amigas.

Recordé un día, antes de sexto.


FLASHBACK


Estábamos en educación física, teníamos juego libre, y yo, como acostumbraba, jugaba con los chicos al fútbol, pues ese deporte siempre me había atraído. Tú, para mí sorpresa, también quisiste jugar.

El partido comenzó, yo estaba situada en la defensa junto a ti. Al cabo de los veinte minutos me fui al baño. Al regresar vi a Mario contigo yendo a secretaría y José detrás vuestro.

José era bajo, rubio, ojos marrones y  gordo. Era -y lo sigue siendo- el ''graciosillo'' de la clase. Su voz era muy aguda por lo que los gritos eran frecuentes en él, haciendo pausar las clases por sus bromas. A pesar de su físico, por las malas influencias que lo acompañaban a menudo y a los que él llamaba amigos, se metía en serios problemas de los que terminaban en contactos físicos, es decir, peleas. La irrespetuosidad era la faceta de él que todos conocían,pues sin importar sexo, raza o creencia, siendo la misma que él o desigual, él se metía con todos.

Preocupada por ti, me puse a la par que Mario y le pregunté qué pasó.


-Leticia dice que José la ha pegado – me explicó el profesor.


-Pero podría haberlo hecho sin querer – dije confusa.


-Ella dice que no fue así, que estaba jugando al fútbol, falló al defender un balón y José se cabreo con ella y la pegó -


-¿Es cierto? - te pregunté.


Tú solo asentiste con la cabeza. Entonces me giré y miré al rubio enfada mientras me acercaba a él.


-¿Porqué lo has hecho? Es solo un juego -


-Porque es una inútil – dijo resaltando la palabra <inútil>.


-¿Eso crees?, ¿que es una inútil? Entonces explícame qué eres tú. El señor que va de tipo malo con sus amigos para hacerse el ''guay'' y que luego delante de su madre es un bebé que no puede hacer nada sin ella y sigue teniendo pañales. Que le pones cara de cachorrito a tu madre y esta se cree lo que le dices, pero como le mande alguien un vídeo tuyo haciendo lo que haces, créeme, necesitarías más de tu vida para pagarle el disgusto que se llevaría – exploté.


Los demás solo se me quedaron mirando, con los ojos más abierto que de costumbre. Al cabo de unos segundo reaccionaron y se marcharon sin decirme nada.


-Gracias–  me agradeciste antes de marcharte y desaparecer por esa puerta.


FIN DEL FLASHBACK


Después de unos minutos que tardé en procesar ese recuerdo me di cuenta de que estaba a tu lado y no habíamos cruzado palabra más que el saludo y ya está.


-Oye, ¿tienes algún recuerdo bonito de tu estancia aquí? - pregunté apenada, pues la respuesta me la imaginaba, pero aún así quería oírla, no sé por qué, solo quería.


-No,la verdad es que no - respondiste agachando la cabeza. Obviamente me había equivocado al preguntarte eso, pero la curiosidad me mataba.


-Entonces seamos amigas - exclamé mientras me levantaba y me ponía frente a ti. -No quiero que te marches con esos recuerdos, quiero que al pensar en tu estancia aquí sonrías. Te prometo que estaré a tu lado hasta que te marches y puedas decir que tienes dulces recuerdos de aquí.


Tu mirada reflejaba esperanza pues en ella había un brillo especial que había anhelado desde el primer momento en que te abandoné.

Esa promesa formulada fue mi perdición, pues nunca imaginé lo que llevaría consigo esas estúpidas palabras dichas por una niña de once años.



''Sigamos fingiendo que somos amigas hasta tu partida''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora