Tengo una enfermedad.

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Estoy enferma, lo supe desde el momento en que los síntomas empezaron... y supe, que ya no había marcha atrás y que no existe alguna otra cura más que el tiempo. 

Estoy enferma... enferma y jodida. 

El primer síntoma fue la ansiedad, que me comía todas las mañanas y me llenaba de esas ganas de acelerar el tiempo. Ese deseo de que el tráfico desaparezca y llegar de una puta vez a todos lados. 

Estoy enferma...

El segundo síntoma fue el capricho de obtener lo que quiero sin importar qué, cómo o quién se interponga en mi camino. Y junto al capricho vino el resentimiento al tener que compartir lo que quería para mi sola. 

Estoy enferma...

El tercer síntoma fue demencia, porque ya no podía reconocerme a mi misma, no sabía ni que ha hacía ni por qué lo hacía. No podía entender lo que me pasaba, solo sabía, y aún se, que no puedo detenerlo. 

Estoy enferma...

Y el cuarto síntoma no fue nada más y nada menos que la depresión, sentir mi pecho vacío en las tardes de los domingos me dejó desconcertada. Algo me estaba faltando, y dolía su ausencia de una manera indescriptible pero aún no supe exactamente que me faltaba.

Estoy enferma... 

El quinto síntoma fue la dismorfia, mi reflejo en el espejo me decía a gritos lo que me sucedía, mis ojos no sabían dónde posarse entre tantas cosas por mirar, mas sin embargo fui incapaz de ver lo que mi cuerpo me decía. 

Estoy enferma, joder...

Y no solo eso, mis acciones también decían lo que tanto me costaba admitir. Era algo tan obvio, pero tan obvio, que las personas no paraban de decirme que... 

Estoy enferma... de amor. 

Tanto me costó admitirlo, tal vez por miedo, miedo a fallar, miedo a tomar la decisión incorrecta pero joder que sí, solo estaba enamorada. 

Y cuando pude aceptar que estaba cayendo profundo fue que me di cuenta que no me picó algún mosquito raro, me picó el amor. 

Estoy jodidamente enamorada...

Y entendí que las ansias eran la necesidad de volver a ver sus ojos, quería mover cielo y tierra y acelerar el tiempo para volver a estar con él. 

Ese capricho no fue más que los celos de no tenerlo conmigo. Me juré en secreto que él sería mío. 

La demencia no era más que un vago intento de ocultarme a mi misma lo que estaba empezando a sentir.

La depresión era a causa de extrañarlo tanto, la ausencia de el aire que me llenaba el pecho cuando estaba con él me afectaba...

La dismorfia solo era una negación a lo que estaba cambiando dentro de mí. Tenía tanto miedo de hacer lo incorrecto, de no ser la indicada, que opté por prentender que nada me estaba pasando. 

Pero no se puede negar lo que es innegable. 

Y yo, innegablemente... Estoy enamorada. 

-All the love Xx. 

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