Capítulo 3: Extraño

239 37 2
                                    

Tal vez estaba siendo egoísta. Pero no podía fingir de un día para otro como si no hubiera sucedido absolutamente nada. Llegaba a comprender a mi madre, al resto de mi familia y a mis amigos, pero el único punto que ellos no entendían es que superar, para mí, no era nada fácil.

El cielo estaba completamente gris y el aire era perfecto. Ni mucho ni poco. Aunque a muchas personas este tipo de clima les parece triste, para mi era de lo más alegre. Me encantaba. Mis cabellos volaban hacia atrás mientras yo trataba distraídamente de no pisar las grietas de la acera, como cuando era niña. En mis auriculares sonaba Go First; parecía que el destino y mi teléfono no estaban a mi favor. Sentía mis ojos escocer mientras que trataba con todas mis fuerzas de no llorar.

El pequeño parque se veía más hermoso que nunca. Había bastantes niños corriendo y jugando, siendo vigilados por sus padres con la intención de que no tuvieran algún tipo de accidente. Había parejas en algunos bancos e incluso unas pocas parejas de ancianos caminado, como si estuvieran apreciando cada minúsculo detalle. Ver ese panorama provocó un dolor en mi pecho. Pensar en que, hace unas semanas atrás, éramos Derian y yo los que estábamos sentados en una de esas bancas tomados de la mano, diciendo y haciendo cosas tremendamente estúpidas pero que siempre nos dejaban una sonrisa en el rostro. Imaginar que pudimos haber sido nosotros los que estuvieran en ese mismo parque en un par de años viendo jugar a nuestros hijos. Y regresando de nuevo cuando fuéramos viejos para recordar todo lo que vivimos ahí.

Envidia era la palabra que podía describir perfectamente lo que sentía por aquellas personas.

Me senté en un banco vacío al final del parque, abrazando mis rodillas y apoyando mi mentón en ellas mientras cerraba mis ojos. Después de unos cuantos minutos, sentí la presencia de alguien más. Abrí mis ojos lentamente encontrándome con un completo extraño. No me había dado cuenta de que lo había observado por un tiempo hasta que el volteó a verme de manera extraña.

-¿Te... Te molesto? -Preguntó.

Su cabello era rubio, pero la raíz era totalmente castaña, tenía unos profundos y cristalinos ojos azules. su nariz era ancha pero no muy grande, tenía unos cuantos lunares en su rostro, unos labios delgados de tono rosado y una bella sonrisa blanca. 

-No, está bien. -Respondí después de un instante.

-Disculpa si interrumpí tu siesta pero, nena, este no es el mejor lugar para que lo hagas.

-No estaba dormida, extraño. -Dije mientras fruncía un poco el ceño. No entendía por qué mi cambio de humor.

-¿Sabes si quiera, cuanto tiempo llevas en la misma posición? -El trataba de no reírse, podía notarlo por las muecas que hacía.

-No... -No llevaba mucho, ¿O si?

-Has estado así al menos... -Trataba de completar su frase mientras veía su reloj.- una hora y media.

¿¡QUÉ!? ¿Me había quedado dormida? 

-¿Una hor... ? ¡Espera! ¿Me estabas espiando? -¿Cómo es que el sabía cuánto me había quedado dormida? Definitivamente él no se encontraba ahí cuando llegué. Estaba segura.

-No tienes tanta suerte, nena. -Me guiñó el ojo mientras se paraba de la banca, para comenzar a caminar.

¿Quién era este chico? Juraba que en mi vida lo había visto pero, el parecía conocerme a mí. Todo el camino a casa y el resto del día trataba de recordar si lo había visto antes, pero todo me guiaba a una sola y corta respuesta.

No.

Smiling AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora