Capítulo 23: El segundo día de Harry y Ginny.

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El ojiverde se despertó muy temprano, Ginny dormía a su lado, él vio que el rostro de su novia se veía sereno y feliz, salió de la cama sin hacer el menor ruido, bajó hasta la cocina y preparó un delicioso desayuno para los dos, apoyó las tazas y los panes en una tabla de madera que usó de bandeja, llegó hasta el cuarto y dejó la tabla con el desayuno en la mesa de luz, después acarició el rostro de Ginny y le dio muchos besos en la boca para despertarla, la pelirroja abrió un ojo y se rió con entusiasmo.

—Buenos días.-Murmuró.

—¡Hola, hermosa!, ¿Cómo dormiste?-Preguntó Harry.

—¡Muy bien!-Dijo la chica bostezando.

El ojiverde le entregó la bandeja y ambos tomaron el desayuno en la cama, cuando Harry estaba terminando su taza de leche le dijo tímidamente a la chica:

—Estaba pensando que podíamos salir y caminar por ahí.

La chica arqueó una ceja y frunció el ceño.

—Sabes muy bien que eso no es posible, no es seguro y…

El moreno la tomó del rostro y le dijo:

—Por favor, Ginny, solo un corto paseo, quiero caminar de la mano contigo.

La pelirroja sintió un vacío en el estómago, sí su amiga sabía de esto les daría una fuerte reprimenda.

—Harry, puede ser peligroso.

—Me pondré una gorra en la cabeza, nadie me reconocerá.-Dijo el chico desesperado.

Ella meditó unos segundos, luego aceptó la propuesta de su novio, al fin de cuentas estos días juntos eran una despedida, no sabía con certeza cuándo volvería a verlo, el muchacho se merecía una salida, un día normal como lo tendría cualquier pareja de novios.

—Bien.-Dijo por fin Ginny, iluminando el rostro de Harry por completo.

Ambos se vistieron rápidamente, Harry se puso una gorra con visera en la cabeza cosa que le causó mucha gracia a su novia, el chico tomó de la mano a la pelirroja y juntos salieron de la casa, caminaron varias cuadras bajo el sol de Abril, Harry no recordaba haberse sentido tan feliz y tan normal, nadie los miraba, nadie sabía dónde estaban, la gente que pasaba por su lado no tenía idea de quienes eran ellos, llegaron hasta una cuadra donde habían​ varios negocios, entre ellos una heladería muy grande, el ojiverde palpo su bolsillo y le dijo a su novia:

—No tengo mucho dinero muggle, pero si quieres puedo comprarte un helado.

Ella sonrió feliz, entraron juntos tomados de la mano.

—Dos helados de chocolate.-Pidió Ginny.

Harry se apresuró a corregir el error de la pelirroja.

—No, solo uno.-La chica comprendió que su novio no tenía dinero para dos helados.

—Lo compartiremos.

—No hace falta, no tengo hambre, es para ti.-Dijo el chico.

—Nada de eso, lo compartiremos o no comeré nada.-Dijo la chica un tanto coqueta.

El muchacho la miró con ternura y le dedicó una gran sonrisa.

—Está bien, lo compartiremos.

El vendedor entregó a la feliz pareja un helado de tamaño mediano, ambos salieron de la heladería y caminaron hasta una plaza, se sentaron en un banco y compartieron el helado, Ginny le daba lamidas al helado y luego lo acercaba a la boca de Harry, el chico podía sentir el delicioso sabor del chocolate en su boca, se sentía feliz de compartir con Ginny algo tan simple como eso, para cuando terminaron el helado los dos tenían los labios y la comisura de la boca llena de chocolate, él tomo el rostro de la chica con sus manos y se dedicó a besarla pasando su lengua sobre los labios manchados de Ginny, ella cerraba los ojos y suspiraba con cada beso.

El placer del amor.| Romione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora