Millonario atormentado....

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Así es como le voy a poner a mi autobiografía: "Millonario Atormentado..." aunque podría ser un poco más original y ponerle algo más real. Algo como: "Un Maldito Millonario Atormentado..." Sí, eso me gusta más porque después de todo eso es lo que soy. No soy más que un maldito idiota lleno de dinero pero, ¿a cambio de qué? De llevar esta vida miserable que llevo. Estoy solo, más solo que un hongo y más amargado que el Grinch en plena noche buena. Lo único que me queda son mis toneladas de dinero, mi cara bonita y mis recuerdos. Aquel pasado trágico que me persigue a donde quiera que vaya, no me deja vivir en paz...

Tenía seis años cuando se murió mi mamá, maldito cáncer de seno... Lo que más me duele es que son pocos (por no decir que ninguno) los recuerdos que tengo de ella. En cambio, me persiguen, a todas partes, los recuerdos de Beryl, la mujer con el que el hijo de puta de mi papá se casó a los pocos meses de haber enterrado a mi mamá. Me atormenta el recuerdo de esa curvilínea pelirroja pidiéndome que me la comiera....

—Darien, oh, Darien, sí, así, bebé, así...

Maldita sádica perra del demonio. Fue ella, llevada por su obsesión hacia mí, quién se encargó papá para que yo pudiera hacerme cargo del negocio y así heredar el mando de la organización... Maldita, fue capaz de matar a su propio esposo por mí, porque quería quedarse conmigo. Pero lo pagó caro. Su baja e imperdonable traición la pagó con sangre, con su propia vida...

Desde que la maté no he vuelto a coger a nadie como lo hacía con ella...

— ¡Suéltenme, déjenme salir de aquí!

— ¿Y esto qué es?

— Señor, —habló mis más leal trabajador—usted dijo que quería algo diferente. Que estaba cansado de las putas que le traíamos.

—Pues sí pero cuando les dije que no me trajeran más putas no me refería a esto, Malachite. Regrésenla a su casa y...

No sé cómo lo hizo pero eso hizo. La rubia, que ahora sé se llama Serena, se soltó del agarre de Malachite y Jedite e intentó huir. Me dio un fuerte golpe en los huevos y no debió haber hecho eso, de verdad que más le habría valido no haber hecho aquello...

— Quieta, niña.

— ¡Suéltenme, suéltenme, déjenme ir! Por favor...

— Calladita.

— Suéltenla y retírense. Déjenme solo con ella. Que nadie nos interrumpa.

Eso es lo bueno de tener tanto dinero, mi palabra es ley. Malachite y Jedite se fueron y en cuanto se fueron me acerqué a la rubia y le pedí que...

—Tú, mírame que tengo algo que decirte.

—No quiero.

Me respondió con la cara hundida entre sus temblorosas piernas, sin dejar de llorar...

— ¡Que me mires te estoy diciendo!

— ¡Que no! ¡¿Que no entiende?! ¡No!

— Vuelve a pegarme.

— ¡¿Que?! ¡¿Es una especie de masoquista?!

—Sí. Es exactamente lo que soy. Ahora pégame de nuevo y no te contengas...

Millonario Atormentado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora