Después del viaje

¡Mucho Gusto!

Debería haber comenzado a escribir hace un tiempo atrás, pero como no es nada fácil escribir sobre la vida de una, vivo postergándolo. Incluso hoy me llamaron Priscila y Cristiano, los dos presionándome:
  --¿Ya empezaste a escribir el libro?
  No. Y ya habría desistido si no hubiera ido a lo de Sylvia la semana y, por coincidencia o no sé qué, ella me dio la misma idea: escribir. Le dije que ya lo había pensado, pero que me parecía mucha responsabilidad.
  --No escribir también lo es --me contestó. Y esto me dio vueltas en la cabeza toda la semana.
  Para empezar, voy a presentarme. Me llamo Valéria, tengo veintitrés años, soy de estatura mediana, delgada, morocha, de pelo largo y lacio. Nieta de italianos, hija de padres separados, de clase media alta. Como podrás ver, una persona común y corriente, o por lo menos así es como me gustaría que me vieran. Y estoy segura de que así me verían si no fuera por un pequeño detalle: soy VIH positivo. ¿Sabés lo que eso significa? Si, tengo el virus del sida. ¿Te asustaste? No me digas que no te dieron ganas de dejar de leer y salir corriendo a desinfectar te las manos, por miedo a contagiarte. Está bien, no tenés por qué entrar en pánico, no es así como se contagia. Incluso podés leerlo de nuevo: s-i-d-a, ¡sida! ¿Viste? No te pasó nada. Aunque yo estuviera a tu lado, aunque tomaras mi mano, me dieras un beso y un abrazo y me dijeras “mucho gusto” y yo te contestara “el gusto es mio”, tampoco eso te causaría ningún daño.
   ¿Podemos seguir? Entonces sigamos. Ahora de ésto estar preguntándote cómo ocurrió esto y apuesto a que estás imaginándote que soy promiscua, que consumo drogas y que si fuera hombre sería gay. Lamento informarte que nada que ver y, que aunque así fuera, no vendría al caso. Resulta que yo era virgen, nunca había consumido drogas y obviamente no soy gay. ¿Y qué pasó entonces? Muy simple, tuve una relación sexual sin preservativo.