Maldita sea, ¿qué estás haciendo aquí?

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Arabella Lovercaft comenzó a caminar por el Puerto Beverly a paso lento, fijándose en cada una de las personas que se encontraban por allí, pero no parecía ver a su hermano mayor por ninguna parte, otra vez se había esfumado como la niebla y no había aparecido por casa en todo el día, si es que iba a hacer que la chica le pusiese un localizador en la pierna o un chip como los que utilizaban para las mascotas, así seguro no lo perdería de vista. 

El puerto se vaciaba con cada paso que daba, y no le extrañaba, ya era bastante tarde como para estar caminando por allí. Ahora tan solo quedaban varios indigentes y prostitutas que seguían caminando de un lado a otro en busca de el dinero diario. 

Continuó caminando hasta llegar al final del paseo, donde acababa el puerto y se llevó una grata sorpresa, en uno de los barcos del final se encontraba Markus, su hermano mayor, mirando embobado a la gente pasar. Cuando lo cogiera se iba a enterar de quién tenía por hermana. Lo saludó agitando la mano para que la viese, pero al parecer ya se había percatado de su presencia mucho antes porque corría hacia ella como alma que lleva el viento. Se giró sobre si misma observando al mendigo que se acercaba hacia ella, era un hombre de unos cuarenta y tantos vestido con harapientos y el pelo blanco como la nieve.

Metió la mano en el bolsillo cuando escuchó la amenaza de su hermano hacia el hombre, no podía dejar de hacerse el machito ni con su hermana, por dios... 

—Mira imbécil, es mi hermana, así que si no quieres verte colgando bocabajo con la cabeza dentro del agua más te vale no tocarla— El mendigo alzó las manos mirándolo más pero dio media vuelta y  él siguió su camino hacia Arabella—¿Qué haces aquí?— Preguntó sin más rodeos.

Al ver como el señor se alejaba corrió hacia él y le entregó 5 dólares —Perdona a mi hermano, es que es muy sobreprotector conmigo—bufó sin evitar reír. Acto seguido volvió hacia donde estaba su hermano y este la miró con una expresión fría.

Arabella…— Dijo con una mezcla de disgusto y resignación —¿De verdad tenías que darle dinero? ¿Qué ha hecho esa escoria por ganárselo?— Dijo sin importarle si el otro podía o no escucharlo. A veces su hermano era tan imbécil...

— ¿Tú eres tonto? Me tenías preocupada— musitó abrazándolo para después darle una colleja. Se preocupaba mucho por él, a pesar de que la picara continuamente. —Te he buscado en el club de streaptess, en el famoso bar que sueles frecuentar y en lugares donde no quisieras imaginar, pero por fin di contigo— suspiró jugueteando con uno de sus revoltosos cabellos. Sabía que odiaba que su hermana hiciese eso.

—Claro… Y tu manera de demostrar tu cariño y lo que me echabas de menos es pegarme una colleja… Razonable...— Dijo con ironía aunque cuando notó que lo rodeaba con los brazos hizo lo mismo para alejarse levemente cuando escuchó dónde la había buscado —¿Has entrado en el club de streaptess? Sabes que te tengo dicho que no es lugar para una niña inocente—

—¿Qué hacías por aquí a estas horas hermanito?— le preguntó ahora ella sin rodeos. Se intuía varias teorías, pero se mantuvo en silencio escuchándolo atentamente.

—Alejarme un poco de molestas niñas revuelve-cabellos— Dijo con sarcasmo —¿Y eso tanto afán por buscarme hermanita? ¿Se te ha perdido un tornillo?— Bromeó besándole la frente.

—Pues entonces, la molesta niña revuelve-cabellos se va para no volver —pregonó molesta. Sin duda se estaba haciendo la víctima para devolvérsela a su hermano —Te busqué porque estaba preocupada, nada más, y bueno.. también porque necesitaba una insignificante cosa— hizo una pausa para darle tensión— ¿Me dejas 70 pavos? Es lo que vale un streaptess de los semi-dioses que trabajan allí. Eso sí, te lo devolveré no te preocupes— asintió varias veces intentado no reírse,  pero sin evitar  poner la cara de corderito degollado que solía utilizar para darle más realidad al asunto

—¡Por fin! Pero venga… Que ya estás tardando mucho en marcharte— Dijo con una sonrisa de medio lado que evidenciaba la ironía y sus ganas de ganar, por primera vez, aquel juego al que a su hermanita pequeña tanto parecía gustarle jugar. Aunque cuando escuchó lo del streaptess no pudo evitar alzar ambas cejas de manera brusca y arrugar la nariz ¿Hablaba en serio? Decidió relajarse y tomarse aquello como una broma en vez de responder de la forma brusca y agresiva en la que casi lo hacía —Claro… Se me olvidaba que mi hermana pequeña necesitaba pagar para ver cómo un hombre se desnuda… No todos pueden tenerlo gratis— Dijo guiñándole un ojo buscando provocarla.

La chica metió la mano en el bolsillo de la sudadera y sacó uno de los caramelos que había cogido de la tienda de Antigüedades, eran sus favoritos, sobre todo los que tenían un sabor a manzana y se lo llevó a la boca, saboreando su empalagoso sabor.

—¿Cuánto tiempo te tengo que decir que no cojas los caramelos de las tiendas? Ya no eres una niña y supuestamente son para ellos— Dijo con un tono de burla en su voz, le encantaba meterse con su hermana aunque, a la hora de la verdad, sería capaz de hacer cualquier cosa por ella. Igual por eso era capaz de burlarse tanto de ella y le gustaba tanto, por ocultar una debilidad tan grande como era su hermana, quien podía llevarle a cometer verdaderas locuras.

Volvió a juguetear con el cabello de su hermano, enredándolo en sus finos dedos y soltándolo de vez en cuando — ¿Te apetece que demos una vuelta? ¿O quieres quedarte ahí, como un pasmarote viendo a la gente pasar para ver si puedes pescar alguna para llevártela a casa, eh Markus?—le preguntó comenzando a caminar en la dirección opuesta. No le gustaba que su hermano jugase con los sentimientos  de las féminas, pensaba que a él le molestaría que le hiciesen eso a su hermana pequeña, a nadie le gustaba eso.

—Déjame pensar… ir contigo a quien veo todos los días… ¿O quedarme a esperar una tía buena a la que llevarme a la cama?— Se quedó parado en el sitio fingiendo que pensaba, fingiendo que verdaderamente consideraba ambas opciones ; incluso se acarició la barbilla y miró al cielo como si estuviera intentando que le llegara inspiración de algún lado para acabar de decidirse por una u otra, pero cuando la oyó a hablar caminó un poco hacía ella a paso acelerado.

Tras haber dado unos cuantos pasos se giró hasta ver la lejana silueta de Markus —¿Vienes o qué?No tengo todo el día— volvió a preguntar suspirando. Casi no veía nada, pues lo único que iluminaba aquella zona eran las luces de varios barcos anclados en el puerto. Los dos hermanos estaban bastante lejos del paseo marítimo, por eso la morena quería darse prisa para darle una sorpresa que escondía bajo la manga.

Le conocía demasiado, sin duda, pero él también a ella—¿Qué pasa tanta prisa? Que yo sepa no dejan de hacer streaptesses hasta la madrugada— Bromeó dejando caer que se imaginaba que tramaba algo aunque, por supuesto, su mente no era tan creativa como para ayudarle a deducir qué; probablemente solo querría que le comprara algún capricho de alguna de las tiendas del paseo marítimo antes de que cerraran, si es que no lo estaban ya porque pocas abrían a tan altas horas de la noche.

¡Espero que os haya gustado el primer capítulo! El viernes o sábado de la próxima semana o incluso antes habrá más ¿Qué le sucederá a los dos hermanos? Jujujujuju pronto lo veréis, un abrazo grande! No olvidéis compartir la historia ni votar. Os quiere trunkoflostmemories ^^ 

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2014 ⏰

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