Capítulo 13

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Cuando la vida de alguien que amas está en serio peligro, aprendes lo peor de ti mismo...

-por favor, Jason, no lo hagas, lo que quieras es tuyo- luchaba contra el terror en mi garganta para no sonar vulnerable mientras todo en mi interior se derrumbaba- solo no dañes a ninguno, por favor.

-bien, dame a mi hijo…-hizo una pausa- y a ti.

-no puedo darte a Raziel y no puedo ceder en eso- tenía que mentir y hacer lo que nunca pensé que haría- en este momento está en un avión camino a París con mi hermana, se irá un año a estudiar… pero yo me iré contigo, a donde quieras, solo déjalos libres.

-¡oh querida Clarissa! tu y yo sabemos que eso es una mentira absurda, pero seré benevolente contigo en esta ocasión y será todo un placer, de cualquier manera yo gano, espera instrucciones, llamaré dentro de media hora.

Y colgó. Comencé a sentirme como si hubiera sido arrollada por un camión, dolía cada pequeña parte de todo mi cuerpo, cada parte de mí estaba en llamas consumiéndose en una agonía que no tenía intención de terminar nunca. Pero no tengo tiempo para eso, debo intentar salvar a Leonardo e Ían, ignorando cualquier cosa que pueda experimentar por mas insoportable que sea.

-¡Armando!- lo llamo a gritos para que acuda de inmediato- necesito que distraigas a la policía cuando yo te lo diga, tomaré uno de los coches y saldré, no me sigas, tengo algo importante que hacer.

-lo siento, señora, no puedo hacer eso- hizo una pausa soltando un breve suspiro mientras frotaba su frente con ambas manos- mi trabajo es protegerla, le dije que no la perdería de vista como al señor Lazcano, si va a alguna parte yo iré con usted.

-de acuerdo- le contesto con frustración, tendré que idear algún plan para deshacerme de él también- yo te daré instrucciones.

Voy directamente al estudio a sacar el arma calibre veinticinco de la caja fuerte, para esconderla en mi la bolsa interior de mi chamarra sin que nadie pueda notarlo. Inmediatamente después me dirijo a mi armario a buscar un pequeño localizador GPS que me dio mi padre y ponerlo a funcionar, programo un correo electrónico para que sea enviado al móvil de Alexander en dos horas, donde le explico como localizarme y dé aviso a mi padre y la policía, pero es obvio que es para que puedan llegar hacia los dos hombres de mi vida mientras yo me voy no se a donde con Jason. Me paro un momento y me asombro de mi misma por la capacidad que estoy teniendo de reaccionar, en cualquier otro momento correría a Leonardo y lloraría como toda una cobarde. Pero Leonardo no está aquí, está secuestrado por mi culpa, por no haberle puesto un freno a todo esto desde un principio. Ahora los dos amores de mi vida corren peligro gracias a mí. Tomo una gran bocanada de aire mientras sacudo la cabeza para aclararme, solo con una idea en mi cabeza: “debo salvarlos, debo ser fuerte por ellos”, y me encamino hacia mi recamara para cambiarme de atuendo. Me pongo rápidamente unos pantalones deportivos que me quedan bastante anchos para poder esconder el arma en mi espalda baja y poderla cubrir con mi chamarra. Aun no han pasado veinte minutos y mi móvil vibra, es el número de Ían esta vez.

-hola, cariño- es Jason, hablando con tono irónico- ¿lista para venir?

-claro, Jase ¿Qué necesitas que haga?- le hablo demasiado condescendiente- ¿Dónde nos vemos?

-solo sube al auto y comienza a conducir, querida.

Colgó de nuevo y corrí a avisar a Armando que era hora de irnos. No tengo la menor idea de cómo logró deshacerse de los oficiales que estaban en guardia fuera mi casa, pero lo hizo. En ese instante salimos disparados al auto de Armando que era el único que no tenía sistema de rastreo satelital, de todos lo que se encontraban en casa, si mi padre localizara alguno en movimiento sabría que algo anda mal. Entonces el auto comenzó a moverse después del suave rugido del motor. A pesar de que Armando estaba conduciendo a toda velocidad, yo sentía que iba solo a un kilometro por hora, nada era lo suficientemente rápido para poder alejarme de casa y recibir la tercera llamada de Jason. Llamada que nunca llegó.

Infierno y Paraíso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora