Failed Sweet - Adaptada

3

Maratón 1/3 

Sebastian cerró la pesada puerta de caoba detrás de él y pasó sus dedos a través de su cabello tan perfectamente peinado cabello lacio de color castaño mientras le ordenaba a su pe*ne calmarse. Él usaba sus pantalones sueltos porque invariablemente la hermosa Anna podía ponerlo duro como piedra con una humilde mirada, con un soplo de su suave perfume

Oh, él había reconocido esas miradas por lo que eran y aunque deseaba tomar ventaja de la deliciosa Srta.Smith, él no creía en cruzar la línea de Gefe/empleado. Jamás mezclaba los negocios con el placer. No era correcto, ya que el terreno del amor nunca había sido alguien con mucha suerte y un error podía complicar sus relaciones profesionales con la adorable criatura que era Anna

Bien, ahora no había nada que lo detuviera.

En unos pocos pasos alcanzó las ventanas panorámicas de su lujosa oficina y miró el horizonte de Los Ángeles. El cielo azulado estaba despejado y un viento suave causaba que las hojas de las palmeras ondearan hacia delante y atrás bajo el edificio de diez pisos. Stan Music Record ocupaba todo el último piso. Lo que había sido el comienzo de un riesgoso proyecto de compañía, se acababa de vender en millones y ahora Sebastian era libre para pasar a empresas más interesantes.

Incluyendo la belleza inocente que había sido su asistente por tres años. Tres años ella lo había tentado con su forma de ser y tan suculenta figura femenina, era toda una obra de arte, tan real que podía ser un sueño, incluso cuando la mayor parte del tiempo ella los había escondido bajo trajes formales. Ocasionalmente ella se había quitado su chaqueta y cuando se movía él pudo echar un vistazo de la curva de un seno a través de aperturas en su conservadora cerrada hasta el cuello blusa.
Y ese trasero suyo. A menudo se la había imaginado puesta en cuatro mientras él deslizaba su pe*ne dentro de su centro resbaladizo y azotaba esas nalgas hasta que tuvieran un suave tono rosado. Tan rosado como se había vuelto su cara cuando ella lo había atrapado mirándola.

Ella había jugado a la inalcanzable Srta Smith estos pasados años, ahora era tiempo de hacerla pagar por toda su provocación, intencionalmente o no.