Capítulo 31

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JADE

—¡Vamos chicas, eso es! — Exclamó la entrenadora una vez que cruzamos la línea tras un exhaustivo entrenamiento alrededor del campo. Me detuve para tomar aire y me agaché ligeramente apoyando mis manos sobre mis rodillas —Bien, eso ha sido todo por hoy, las necesito más activas que nunca, las veré mañana.

Nuestra entrenadora Jazmín se dió la vuelta y desapareció al cabo de unos instantes, me dejé caer sobre el césped del campo para sentarme. Al cabo de unos segundos Amanda y Avril llegaron hasta a mí.

—Jade, ¿Estás bien? Estuviste algo decaída durante el entrenamiento —Preguntó Amanda, asentí al instante para después limpiar el sudor de mi frente.

—Estoy bien, no dormí bien anoche —Respondí mientras observaba al resto del equipo caminar hasta las gradas, mis amigas asintieron y segundos después miraron a mis espaldas.

—Parece que han venido a verte —Dijo Avril, me giré un poco observando a David recargado en el pequeño barandal que separaba las gradas del campo. Mantenía una amplia sonrisa y un par de botellas de agua —Ese chico está realmente interesado en ti, Jade.

—Ahora vuelvo —Me levanté del césped y caminé hacia él cubriéndome del sol con una de mis manos. Cuando llegué a él, le sonreí —Hola, ¿Qué te trae por aquí?

Lucía tranquilo y fresco, los cortes en su cara habían desaparecido casi por completo y me alegraba por eso. En los últimos días había pasado más tiempo con David que con cualquier otra persona, me mantenía ocupada y eso me gustaba, no quería pensar en Dylan a cada segundo del día y así, me permití a mi misma darme cuenta que salir un par de veces con David, no era tan malo como pensaba.

—Te he visto entrenar y creí que podría traerte un poco de agua —Dijo y se inclinó un poco hacia mi para depositar un suave beso en mi mejilla, seguido de eso me extendió una botella.

—Gracias —Dije, abrí la botella y le di un sorbo.

—¿Qué harás éste viernes? —Me preguntó, cerré la botella y lo miré con cautela, él rápidamente asintió —Oh lo entiendo, estás ocupada y...

—No, no, está bien, en realidad el viernes tengo un par de cosas pero el sábado estoy libre —Afirmé, él hizo una mueca.

—Bueno, el sábado tengo un asunto, ¿Recuerdas aquel lugar en donde celebré mi cumpleaños? —Asentí —Se han organizado algunos chicos para correr un poco, he llevado mi motocicleta para darle mantenimiento y tenerla lista para entonces, así que... Si estás disponible, tal vez puedas venir conmigo.

Lo pensé un poco y finalmente accedí.

—De acuerdo, iré contigo —Asentí.

—Bien, entonces te veré después, bonita —Dijo, me guiñó un ojo y después se dió la vuelta para marcharse. Tan pronto como David desapareció de mi vista, noté a Giselle acercarse a mí con rapidez, sin embargo, no venía sola, detrás de ella venía el director.

Mierda.

Fue un día interesante después de que Giselle me acusara con el director de haber sido yo quien rayó la pintura de su auto hace una semana, por supuesto, lo negué todo. Giselle estaba realmente enloquecida, sabía lo mucho que adoraba su auto y aunque al principio no estaba segura de hacerlo, después de todas las cosas que me gritó en la oficina del director, no me duele haberlo rayado. De pronto me di cuenta del error que cometía por tener piedad de ella, vaya que se esforzaba en arruinarme la existencia, siempre lo había hecho y siempre me daba igual pero cuando decidió dormir con Dylan fue cuando cruzó aquella línea donde yo había plasmado el límite de mi paciencia.

Tan Guapo Como El InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora