semana dos.

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Tener una mejor amiga es lo mejor que les puede pasar, es compartir un montón de momentos juntas, hablar de todo, no tener miedo a que te juzgue, porque sabes que ella siempre va a estar para tí.

O al menos así debía ser.

  Comienza mi segunda semana, este fin de semana estuve hablando con Jhosua por teléfono, pero la mayor parte del tiempo me enviaba Whatsapp con Jessica, resulta que es una chica agradable, tenemos algunos gustos en común, lo cual nos daba mucho de que hablar.

Hoy al entrar al salón de clases, Jessica me guardaba un lugar, le sonreí y camine hasta ella. Jhosua y yo nos saludamos y seguí mi camino.

-Hola Al, buenos días- dijo Jessica con una sonrisa.

-Hola Jess- le contesté y tome asiento.

Nuestra primera clase, para mi martirio era Álgebra, realmente no entendía nada de lo que el profesor decía, al cabo de unos minutos de clases un proyectil inesperado me golpeó la cabeza callendo sobre mi mesa.

Estoy aburrida.
¿Nos escapamos a la siguiente?

La leí y permanecí sin decir nada un momento, no quería perderme mis clases, la mire y solo respondí:

No puedo, lo siento.

Y se lo lancé de regreso.
Me miró e hizo una mueca de que no había problema, así que ambas permanecimos ahí el resto de la clase.

  Al salir me quedé para esperando a Jhosua, pero Jessica llegó y me tomo del brazo.

-¿Nos vamos?- dijo con una sonrisa.

Y yo, la seguí.

Salimos del terreno de la escuela hacia la tienda donde compro un par de cigarrillos, esperaba que uno fuera para mi, porque realmente se me había antojado.

Comenzó a sonar mi celular, era Jhosua, seguro se había molestado por dejarlo atrás, pero en ese momento sinceramente me la pasaba muy bien con Jessica, por lo que rechace la llamada.

Jessica regreso y me tendió un cigarrillo.

-¿Quieres?- me giño el ojo y sonrió.

-Claro que sí- lo tome y comencé a fumar.

Nunca se puede saber cuándo ocurrirá un desastre, no puedes prever las cosas, la vida nunca te va a avisar días antes que está apunto de darte en la madre.

Y no, yo ni por un momento pensé, precisamente que Jessica me daría en la madre.

El peso de las palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora