Miguel vio como el jefe dejó pasar a la mujer a su oficina para luego entrar él.
Cerró la puerta, pero Miguel necesitaba saber si esa era sólo una coincidencia o algo más. Recordó haber visto la foto de los dos niños rubios en la oficina y algo le dijo que tenía que escuchar.
Todos los demás siguieron el rumbo de sus vidas y él a paso algo rápido se dirigió a la puerta y disimuladamente esperó escuchar al menos un poco.
-Vine, no porque necesite de tu asqueroso dinero. -Escuchaba a la mujer decir furiosa desde dentro de la oficina. -Sino porque mi hijo se merece conocer a su padre. Ni si quiera se acuerda de tu nombre.
-Yo no sé qué decirte Diane, debe odiarme. -Dijo él.
Hubiera podido escuchar más sino fuera porque Beatriz se encargó de separarlo de la puerta para que no fuese indiscreto.
-¿Qué haces? -Preguntó la chica.
-Yo... Pues, es que quería escuchar. -Sabía que esa explicación no era ni de cerca una buena.
-No puedes hacer eso, tonto, esas son cosas del jefe. -Le regañó en voz baja para que los demás no se dieran cuenta.
-Es que tiene que ver con Ryan, con su verdadera familia. -Intentó explicarse mejor.
Ella no entendió muy bien, así que se quedó callada por unos segundos.
-¿Qué quieres decir? -Preguntó Beatriz confundida.
-Que hay una probabilidad de que ese Ryan que nombró la mujer sea mi Ryan. -Esto hizo que la chica abriera mucho los ojos.
-¿Y cómo puedes saberlo? -Cuestionó la castaña.
-Bueno, que aquí afuera nombró a dos niños, pero allá adentro está hablando de uno solo ¿Entiendes? Es como si hubiera pasado algo con el otro. -Intuyó Miguel.
Ya a Beatriz le habían contado algo acerca de la familia perdida de Ryan, pero no se imaginaba que su padre podría ser su jefe.
-¿Entonces? ¿Me vas a dejar escuchar o vas a dejar que pierda pista del caso? -Preguntó.
Ella asintió y lo dejó escuchar, pero para su mala suerte no quedaba mucho que oír, ya que la discusión casi acababa.
-¡No quiero oír más de tus excusas Roger Doblas! Tienes un hijo en España que tiene el derecho de verte aunque tú no te merezcas tener un hijo como él. -El castaño escuchó pisadas hacia la puerta y tanto Beatriz como él se apartaron de la puerta de la oficina para dejar que saliera.
En ella se notaba que era una buena persona, pero había llegado a esos límites en que si llegas destruyes todo a tu paso.
La miraron tristemente como salía del lugar y cuando Beatriz se asomó en la oficina vio a un hombre destrozado con ambas manos en la cara.
-¿Está bien señor? -Preguntó ella dando un par de pasos al interior de la oficina.
-Bea, necesito que me hagas un favor. -Fue lo primero que le dijo quitando las manos de su cara. -Consígue un boleto de avión, necesito ir a España lo antes posible.
Ni Miguel que seguía estando cerca ni Beatriz podían creer todo lo que estaba pasando.
Mientras tanto, en España, Rubén estaba en la computadora editando un vídeo que había grabado hace poco para subirlo.
No le prestaba atención a nada, hasta que su celular se iluminó mostrando la llamada de Alex en ella. Él dejó por un momento lo que estaba haciendo y atendió.
-¿Hola? Alex, estoy editando ahora ¿Es importante? -Dijo al teléfono.
-¿Ya revisaste Twitter? -Preguntó el de menor estatura a través de la línea.
-No he revisado nada, estoy editando, ya te lo dije ¿Por qué? ¿Pasó algo grave? -Preguntó un poco preocupado.
-No sé si lo quieras ver como algo grave o no, pero aquí dice que estuviste en el aeropuerto esta mañana. -Explicó Alex.
-¿Yo en el aeropuerto? Ni siquiera he salido de la casa, no entiendo, debe ser un malentendido. -Estaba confundido.
-Hay hasta fotos, es que es demasiado loco. -Se veía que el pelinegro estaba tan sorprendido como él. -Tú anda a Twitter y ve por ti mismo.
-Lo haré, hasta luego niño. -Se despidió y lo siguiente que hizo fue revisar en su celular la red social, donde efectivamente encontró fotos de él en el aeropuerto. Se veía claramente como los guardias lo ayudaban a salir ileso.
Era él, de eso no había duda, pero en la foto tenía el cabello rubio.
¿Cómo podía ser que algo así pasara? Estaba seguro de que él no había estado allí, así que lo primero que pensó fue que podía ser un tipo de editado como los que sus fans solían hacer.
En otro lado allí mismo en España, Ryan entraba a la casa de Samuel otra vez, dónde hacía rato que Guillermo había llegado pero no había intercambiado ni una palabra con Samuel.
El mayor estaba sentado en el sofá, el televisor estaba encendido pero él sólo tenía la vista en el celular que sostenía en su mano.
-Al menos apaga el televisor si no lo estás viendo. -Dijo el rubio cerrando la puerta detrás de él y dando unos pasos hacia el sofá.
A Ryan le pareció inusual que no hubiera dicho nada aún así que se sentó a su lado.
-¿Pasa algo? -Preguntó el de ojos verdes.
Samuel se pasó una mano por el cabello y lo miró dispuesto a responderle.
-Te han tomado fotos en el aeropuerto. -Explicó. -Están por todos lados. Hay demasiada confusión en las redes ahora mismo.
El menor no entendía muy bien la seriedad del asunto.
Entonces en ese momento el rubio recibió una llamada de Miguel, a quién le respondió enseguida levantándose de su asiento. Alejándose un poco de Samuel para tener privacidad le habló.
-Hola Miguel ¿Sucede algo? -Preguntó al teléfono el de ojos verdes.
-No me lo vas a creer. -Decía emocionado, tanto que no sabía como decirle lo que le iba a decir.
-Tranquilo, respira un par de veces y habla. Recuerda, inhala y exhala. -Aconsejó Ryan.
Miguel se calmó considerablemente.
-Es que encontré a los que posiblemente pueden ser tus padres. -Explicó.
Continuará...
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Demasiado para un sólo capítulo.
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Los Gemelos Doblas
FanfictionEn el mundo de Youtube existen muchas personas. Unas más conocidas que otras; como es el caso de Rubén Doblas, un Youtuber español que está en la cima de lo que alguna vez habría deseado. Él tiene amigos, una familia que lo apoya y lo quiere... Pero...