Era una tarde de primavera, y la joven Marina se encontraba mirando el cielo en aquel hermoso atardecer desde la orilla de ese río al cual acudía cada tarde a mirar la puesta del sol, estaba Marina disfrutando del bello paisaje para recibir un poco de aire fresco, ya que aún sentía un poco triste debido a lo sucedido seis meses atrás con su novio Isaac. Cuando de pronto aquel atardecer se marcho dejando en la oscura soledad a esa luna menguante acompañada por las estrellas. Marina estaba muy preocupada con la partida de su novio Isaac que había recibido un llamado del ejército pues su país había entrado en un conflicto bélico, ella se encontraba realmente angustiada ya en su habitación estaba sentada mirando a esa bella luna como lo hacía con su novio Isaac. Así pasó horas recordando cada momento compartido con su querido osito como ella le decía de cariño, las lágrimas recorrían sus mejillas cada día que pasaba era un tormento para su corazón. Cansada de tanto llorar por su amado Isaac el sueño le ganó dejando la ventana abierta y un gran silencio se apodero de esa triste noche. Marina se encontraba sumergida en un profundo sueño, a las cuantas horas despertó y empezó a caminar en círculos por la habitación para tratar de calmar sus nervios y poner en orden sus pensamientos dio muchas vueltas que a los pocos minutos se sintió mareada apunto estuvo de caer sobre el piso cuando unas manos la sostuvieron como si alguien la hubiese detenido para que no azotara en el suelo, asustada y con gran temor volteo sin saber de quién se trataba quedó sorprendida al ver una luz blanca y misteriosa, ella no podía creer lo que estaba mirando pensó que quizás era un sueño o producto de su imaginación, se decía así misma ya estás quedando loca Marina. La voz le respondió, no digas eso acaso no sabes quién soy yo, que no me reconoces soy tu ángel guardián el que siempre te cuida he visto que has estado muy triste desde esa última vez que recibiste la carta de tu amado. Por eso estoy aquí. Marina se quedo sin palabras quedando un silencio en sus labios. Pero cómo es posible eso y por qué nunca antes te habías aparecido como esta noche. Dime que esto es sólo un simple sueño y que mi novio esta bien. Yo no puedo responderte esa pregunta porque yo solo cuido de ti, y de ese angelito que llevas en tu vientre, si de verdad eres mi ángel te exijo que me digas cómo está mi amado Isaac, si te niegas a decírmelo será mejor que te vayas y no regreses nunca más. El ángel quedó triste ante las palabras de Marina, y le dijo no me hagas esto por favor que no ves que mi misión es protegerlos a ustedes dos. No me importa lo que digas yo solo quiero saber porque nunca más me volvió a escribir mi osito. De tanto que insisto Marina, el ángel le respondió, soy yo tu amado Isaac he venido a cuidarte porque ni la muerte podrá separarme de ti, yo te hice una promesa lo recuerdas que siempre cuidaría de ti, y ahora con más razón lo haré porque dentro de ti llevas el fruto de nuestro amor. Marina callo desmayada. ¿Cómo te sientes le pregunto Isaac? Estoy feliz porque al fin estas conmigo mi bello osito, pero no llores mi amor que no ves que estamos juntos ya nada nos podrá separar porque nuestro amor es más allá de la muerte