− ¿Estás seguro que llevas todos los papeles? -pregunta Damien como por quinta vez.
Ruedo los ojos y estiro las manos para ayudarle a acomodarse la corbata.
−Por última vez, ya te dije que sí.
−Pero es que quiero que todo salga bien, ya te explique que no tienes que hacer examen pero llevar todos los papeles correctamente también cuenta.
−Lo tengo presente, cariño -termino de anudar la corbata y le sacudo un poco el saco.
Mi alfa hermoso.
−Gracias -me da un beso en la mejilla y se da la vuelta en busca de su maletín.
−Es triste que volvamos a la rutina...extraño pasar todo el día contigo.
−Me tendrás en la noche -dice riendo pícaramente. Me volteo para un lado sonrojado.
No tiene remedio.
− ¡Ah! Recuerda decirle a Eva que tiene que hacer más comida de la planeada. Hoy vendrá Jonathan.
−Lo sé, hoy es el cumpleaños de Andy después de todo.
−Si, al parecer Jonathan quiere que la comida sea sorpresa.
−Entendido -digo haciendo un saludo militar.
Damien ríe y sale de la habitación lo sigo para acompañarlo a la entrada de la casa.
−Por cierto... −digo mientras caminamos por el pasillo. Damien voltea a verme esperando a que continúe -No me contaste de que iba esa conversación que tuvieron tú y Jonathan cuando estábamos en la reunión.
Hace gesto pensativo y luego susurra un "ah".
−Eso...es porque cuando Jonathan y yo nos conocimos, yo tenía siete y él cinco años. Mi escuela primaria estaba pegada al preescolar, así que cuando salíamos a jugar; todos jugábamos en el mismo lugar. En ese entonces, las categorías entre alfas y betas eran muy molesta, aún más que hoy en día. Jonathan era muy pequeño, se confundía con un omega.
Sonrío al imaginar a Jonathan como un omega, es demasiado alto ahora.
−De seguro era muy lindo -digo caminando más lento para poder terminar de escuchar la historia.
−Lo era. Pero, todos sabían que era beta. Un día mis compañeros decidieron burlarse de él, porque ni siquiera los niños de su edad le hablaban. Yo no participe en la broma, pero tampoco los detuve.
− ¿Por qué?
−Bueno...era un poco distante, no me interesaba mucho relacionarme con los demás -mira hacia abajo como recordando esos tiempos, me agarra de la mano y sonríe para seguir contando -Pero, desde ese día tuve a mi mejor amigo, la broma salió mal gracias a mí, no pude evitar ayudarlo cuando empezó a llorar. Sus ojos me pedían ayuda a lo lejos.
−Eso es muy tierno, Damien. Debiste verte como superhéroe para él.
−S-supongo que si... −voltea para otro lado y puedo ver apenas un leve sonrojo.
Tan lindo.
− ¿Y porque te llamó Mamien?
−Ah, porque como era muy pequeño y tenía cinco años, se le dificultaba un poco pronunciar la letra "D", era muy adorable. Pero cuando creció...pues ya ves en lo que se convirtió.
−Está casi de tu altura.
−Lo sé -llegamos a la puerta y Damien se queda de pie viéndome fijamente -Te amo, bebé -dice y luego me besa jalándome de la cintura.
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Jamás te olvide.
RomanceDamien es un alfa francés que a los nueve años no logra entender porque tiene que ser perfecto ante la sociedad y su familia. Hasta que un día tras ir a una fiesta social de Alfas y Omegas de las familias más conocidas de Francia, conoce a un pequeñ...