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"La vuelta"

Me desperté con el hermoso cantar de los pájaros, la delicada luz entrando por mi ventana... eso no fue lo que realmente pasó, sino que mi adorada mejor amiga se encargo de despertarme al tirarse encima de mi, haciéndome caer al suelo.

-Pero que mierda te sucede- gruñí mientras me levantaba del suelo

-No me sucede nada, pero si no fuera por mi claramente perderías el vuelo- dijo con una sonrisa de oreja a oreja

-No entiendo como te puedes encontrar tan feliz, pero si me hubiese quedado dormida sin duda estaría muy feliz, no quiero volver- proteste y me senté en mi cama

-Porque ya no somos las mismas, cambiamos sin duda ya no somos esas ñinitas indefensas de hace seis años- me dio una sonrisa egocéntrica- Y si nos llegaran a molestar esta vez nos podremos defender, ya nadie se meterá con nosotras- dijo y ambas terminamos riendo

Lo que Allison había dicho era cierto, cambiamos desde que llegamos con mi papá, tanto físicamente como emocionalmente, tuve ayuda asistí a un psicólogo por mucho tiempo, al principio me costaba mucho dormir sin tener pesadilla por lo que mi padre me llevo al Dr. Johnson quien me ayudo. En estos seis años baje de peso notoriamente, ahora cuidaba mi figura, hacia ejercicio, había comenzado boxeo, como recomendación del Dr. Johnson. Pero no solo mi físico había cambiado sino que mi personalidad también lo hizo, ya no era esa niña adorable y cariñosa, me había vuelto una persona completamente distinta, ahora era fría, sarcástica, entre otras cosas. Aunque habían excepciones con las cuales podía sacarme esta coraza que me había creado para protegerme, esas personas eran las únicas capaces de ver mi otro yo.

-Buenos días señoritas ¿Listas para irnos?- Irrumpió mi hermano en mi habitación

-SI/NO- respondimos con Ally al unisono

-Pequeña ya lo platicamos-me dio una mirada de advertencia- Ahora báñate que el desayuno esta casi listo- a regañadientes me dirigí al baño y me encerré

-Yo elijo tu outfit- grito mi amiga del otro lado de la puerta a lo que yo rodé los ojos.

Luego de bañarme, cepillarme los dientes, hacer mis necesidades, salí del baño envuelta en una toalla y pude ver como la ropa que había elegido Allison descansaba en mi cama. Fue de mi agrado la ropa que me había elegido, sin duda ella conocía mis gustos. Yo a lo largo de estos años había cambiado la forma en vestirme o como lucia, nunca me había preocupado en exceso por mi apariencia, si me cuidaba pero no de una manera obsesiva, no me maquillaba salvo que sea necesario, mientras que Ally se había obsesionado con el maquillaje y la ropa, con la excusa del que esa es la mejor forma de expresión que existe, pero a pesar de tener gustos completamente distintos sin duda hacíamos un gran equipo.

Cuando termine de prepararme baje a desayunar, al entrar a la cocina ya todos se encontraban en sus respectivos lugares esperándome para comenzar, se encontraba mi John, mi padre en la punta de la mesa, Kevin a su lado izquierdo y en su lado derecho se encontraba un asiento vació, el cual era mio, y al lado de este se encontraba Ally con su mirada fija en los hot cakes.

-Buenos días cariño- saludo mi padre cuando tome asiento

-Hola pa- conteste y comenzamos a desayunar, pensar que este seria nuestro ultimo desayuno todos juntos me traía cierta tristeza, me había acostumbrado a que por seis largos años esta fuera nuestra rutina, sin duda haber vivido con mi papa fue una de las mejores cosas que habían pasado. Mis padres se habían separado tan solo cuando yo tenia 5 años, mi madre se quedo en New York con nosotros, mientras que mi padre se mudo a California por su trabajo, el era dueño de una prestigiosa empresa de arquitectos, pero a pesar de estar lejos el siempre fue un padre presente, siempre estaba para nuestros cumpleaños o fechas importantes, los veranos los pasábamos con el, pero no era lo mismo, lo extrañábamos lo que quedaba el resto del tiempo. Pero cuando comenzamos a vivir aquí junto a el, los roles se invirtieron con mi madre pasábamos los veranos, ella se encargaba de venir a California junto a nosotros y pasar el verano. Sin duda habían sido los mejores años de mi vida, pero todo lo bueno tiene su final y ahora nos encontrábamos a dos horas de que saliera nuestro vuelo hacia nuestra antigua ciudad, hacia nuestra antigua vida, algo que no me agradaba para nada.

Ya no te tengo miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora