El inspector oía atónito la voz del asesino, pues ésta, le resultaba pero que muy familiar.
-"Inspector, empecemos por el principio de todo este embrollo para que le quede suficientemente claro:
El primer asesinato fue extremadamente sencillo. Llamé a las dos víctimas y quedé con ellas en la puerta. Entramos en fila lo cual me dio una oportunidad perfecta para decapitar a la primera víctima; y, para matar a la siguiente solo tuve que utilizar a la primera víctima como señuelo, alegando que se había derrumbado y nada más girarse le rebané la cabeza; ambas dos de un solo movimiento.
Como tenía que hacer que usted se enterase, llamé con anterioridad a la joven que estaba presente en la escena para que acudiera poniéndole la excusa de que fuera a buscar una cosa que necesitaba y estaba en la sacrista y al ser ella la que más cerca vivía del lugar me vino que ni pintado. Claramente, tuve que aprovecharme de su siesta de la tarde para cometer el asesinato y a su paseo nocturno para que se enterase usted.
El objeto que utilice en este caso fue un astral bien afilado que utilicé posteriormente. La katana la robé con posterioridad aunque no se preocupe que ya llegaré a ello.
El segundo, y como habrá supuesto el más difícil de perpetrar, me costó un poco pensarlo y llevarlo a cabo. Mientras usted se echaba la siesta, yo me dirigí al edificio a obras y mientras los albañiles trabajaban yo iba buscando el pilar central y los soportes para ver qué podía hacer allí. Tras un largo caminar dando vueltas vi un punto débil que haría que todo se desplomase; sólo tuve que salir del edificio a tiempo para que no me pillase el derrumbe, coger una mascarilla y unas gafas protectoras. Durante la nube de polvo que se originó, volví a entrar y fui asesinando uno por uno a los albañiles sin siquiera darse cuenta de lo que estaba pasando.
Momentos antes de que se dispersase la nube de polvo pude escabullirme y marchar a casa a limpiarme antes de que las personas que fueron a ver el derrumbe se dieran cuenta.
En el tercer crimen tuve que cambiar los objetivos. Usted llamó a Zaragoza por refuerzos y me descompuso, pues iba a ser más difícil acabar lo que empecé, pero parece que incluso lo tuve más fácil.
En un principio las torres iban a ser los dueños de los bares, pero los cuatro agentes fueron un objetivo mucho más suculento. Me encontraba en el bar, sólo tuve que echarles en su bebida el veneno del cual no se dieron ni cuenta de lo que se estaban tomando debido a su embriaguez, y esperé a que cayeran. En cuanto la chica se metió con sus padres hice el resto.
Me los llevé al castillo. Una vez que los dejé allí, fui a la herrería a coger un metal y un soplete. Al volver, como ya tenía la sierra mecánica allí, sólo tuve que calentar el metal con el soplete y uno a uno fui cortando y cauterizando. Lo difícil fue colgarlos. Pero, aprovechándome de la antigüedad de la roca, los subí mediante ganchos y una cuerda hasta allí; los dejé colgados unos instantes y al final, después de horadar los orificios para los ganchos, los dejé ahí suspendidos. Las mitades las puse posteriormente; los mutilé para que pesaran menos y no cayeran antes de que los encontrasen.
Se me olvidaba comentarle que antes de que fuera a por ellos, investigué sus ficheros en el ordenador del cuartel. Menos mal que soy buen informático ¿verdad, inspector?
Bueno, no nos desviemos del tema que hay mucho qué seguir explicando y estará impaciente porque llegue al final ¿eh? Ja, ja, ja.
Continuemos con los caballos. Mientras usted se quedó dormido en su despacho, yo me dirigí hacia los pobres animales y solamente haciendo uso de disparos conseguí hacerles sufrir el infarto. Me costó un pelín meterles las piezas por la base pero bueno, al final lo conseguí. Como le conozco muy bien sabía que se dirigiría a ocultarse entre la maleza y coloqué allí la trampa sabiendo incluso, que se agacharía para no dañarse con las ramas; y ya ha visto que no me equivoqué en nada.
ESTÁS LEYENDO
El Asesino del Ajedrez
Mystery / ThrillerUn pueblo tranquilo, una masacre repentina, un inspector intrépido. Un asesino que quiere recrear un ajedrez de muerte ha llegado para quedarse.