***General POV***
Kirito había escuchado las últimas palabras de Kuradeel "maldito asesino" eso lo hacía sentir escalofríos, él realmente no quería hacer eso, pero si eso significaba proteger a Asuna daría lo que fuera, hasta por eso perdió su mano izquierda.
Después de eso, él se dejó caer en el suelo exhausto y con el corazón latiendo por el miedo.
Mientras detrás de él, se encontraba una pelirroja con la consciencia intranquila, se fue acercando a él y se agachó a la misma altura queriendo tomar la mano que le quedaba, pero se arrepintió en el último momento, se separó de él diciendo:-Lo siento... esto... esto es mi culpa, ¿no es así?- Dijo la chica para después soltar unas lágrimas que no se pueden esconder en ese mundo.
El azabache escucho sus sollozos y finalmente volteó a verla.
-Asuna...- Dijo en un susurro claro.
-Lo siento.- Fue lo que pudo decir ella-Yo no... debería alejarme de ti... a partir de ahora.Esas fueron las palabras de la chica de ojos avellana llorosos.
Mientras decía eso, el azabache de ojos grises se quedaba callado mientras la miraba, no la quería lejos, era lo último que deseaba él, la amaba más que nada.
Pero cuando estaba apunto de hacer algo, la pelirroja ya se había parado y se fue corriendo lo más lejos posible, dejando al azabache solo.***Tres días después***
Después de lo de Kuradeel se habían hecho muchas disputas en el gremio de "K o B". Todos culpaban a todos de que cualquiera podría ser del gremio "Ataúd Risueño" hasta habían acusaciones de que el líder del gremio Heathcliff, podría ser un miembro del gremio de asesinos.
Había muchas cosas que discutir, pero la mayoría había sido resueltas por el líder de los K o B.
Dejando el tema de lado, Kirito no le importaba eso, porque sabía que nadie más estaba involucrado con el gremio de asesinos, si no Kuradeel se lo hubiera mencionado, lo que le preocupaba, era que Asuna en esos tres días no había ni siquiera aparecido en Granzam, en el sede de los Caballeros de la Hermandad de la Sangre menos la había visto directamente. Él tenía que decirle algo importante, primero le pregunto a Heathcliff, por si sabía algo de la sub líder, el sólo le dijo que Asuna le había pedido estar un tiempo lejos del gremio, dijo que lo había pedido justo después de lo ocurrido con Kuradeel. Así que la fue a buscar a su casa en el piso 61 en Selmburg, la llamaba miles de veces a la puerta pero nadie respondía, supuso que se había ido a otra parte, así que fue al piso 48 en Linders, a ver si por casualidad su amiga Liz sabía algo de ella. Kirito entro por la parte trasera donde trabaja Liz, y cuando abrió la puerta puedo ver a Liz afilando una espada, cuando vio bien la espada, puedo darse cuenta que esa espada era de Asuna, así que hizo algo para llamar la atención de Liz, que no había notado su presencia desde que abrió la puerta.-¡Lizbeth!- Gritó tan fuerte que hizo que Liz se cayera de la silla en donde estaba sentada para afilar la espada de Asuna.
-¡Oi, Kirito! No me pegues los sustos así, casi rompo la espada de As...- Pero en eso se dio cuenta de que casi había dicho algo que le pidieron que no dijera.Para su mala suerte Kirito ya sabía a quién le pertenecía esa espada. Kirito de un salto bajó por las escaleras de madera que llevaban a la puerta trasera de la "Herrería de Lizbeth", se acercó a Liz de una forma tan desesperada, lo cual preocupo a Liz, pero antes de que le pudiera preguntar qué le sucedía, Kirito la tomo de los hombros y la vio directamente a los ojos, Liz se sorprendió, pero decidió quedarse callada.
-¿Dónde está?- Preguntó finalmente el azabache.
-¿Quién?- Preguntó Liz intentando sonar lo más normal posible.
-Sabes a quien me refiero Liz, quiero que me digas dónde está Asuna.- Dijo desesperado.Liz sólo volteó la mirada hacia otro lado, realmente no quería traicionar lo que le prometió su amiga, pero sabía muy bien que esos dos se amaban como locos, luego se lo agradecería. Pero se le vino a la mente poner a prueba a Kirito, quería ver que tanto deseaba verla.
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YO VOY A ALEJARME DE TI (One-shote)
Fanfiction-Yo no... debería alejarme de ti... a partir de ahora. Esas fueron las palabras de la chica de ojos avellana llorosos. Mientras decía eso, el azabache de ojos grises se quedaba callado mientras la miraba, no la quería lejos, era lo último que deseab...