Como si fuera ayer.

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Estaba tranquila arreglándome frente al espejo, cuando de repente se sintio un temblor que me hizo cerrar los ojos, cuando este paso y fui capaz de abrir mis ojos, grande fue la sorpresa que me lleve, puesto que ya no me encontraba en mi habitación, sino que estaba en un cuarto más claro, lleno de peluches y juguetes, y ahi justo en medio de todo eso había una niña con dos coletas, una polera rosa y pantalones negros, al reconocer a la pequeña niña no pude creerlo, era... era yo.

La niña al verme solo se quedó mirándome y sonriéndome, como si me estuviera analizando, luego de unos segundos de mirarme finalmente me hablo:

- ¿Quién eres? - Pregunto con una dulce voz, no recordaba tener la voz así, tan pacífica.

-Soy tu- Le conteste con la voz quebradiza, los ojos vidriosos, pero, aun así, sonriendo nostálgicamente.

- ¿Cómo que eres yo? Pruébalo- Pregunto confundida haciendo una graciosa mueca con su nariz.

-Cuando estas asustada, lo único que quieres es abrazar a tu oso de peluche favorito, lady candy- Le dije sonriendo enternecida pues aún conservo ese peluche.

-Si eres yo- Dijo sorprendida- ¿Cómo paso? - Pregunto confundida

-No sé, cosas muy complicadas- Le dije sonriendo, aunque estaba bastante confundida, pues no sabía cómo había llegado hasta ahí.

De repente se escucharon gritos, era como si alguien estuviera peleando, la pequeña lo único que hizo fue taparse los oídos. Al recordar lo que sucedía, lo único que fui capaz de hacer fue abrazarla y decirle que todo iba a estar bien.

Luego de unos minutos se escuchó un golpe seguido de un gran portazo, después hubo un silencio perturbador. Mire a la pequeña y lo único que hacía era mirar un punto fijo en la muralla, mientras por su rostro caian algunas lagrimas. Pronto todo comenzó a cobrar sentido, él porque estaba aquí y justo en este día.

-Te diré algo pequeña- Le dije mientras me agachaba junto a ella- espero que no lo olvides porque esto te servirá mucho, ¿prometes no olvidarlo nunca?

-Sí, lo prometo- Dijo animada

-Okey primero, ser amable es bueno, pero no seas amable con todos muchos se aprovecharán de eso y te harán daño. Segundo, se tan orgullosa como quieras, pero recuerda que siempre habrá alguien por el cual valdrá la pena dejar el orgullo atrás. Tercero, el amor es hermoso cuando es con la persona indicada, pero antes de eso puede haber muchas desilusiones, no debes estar triste por ello. Y, por último, no dejes que nadie te haga sentir inferior, nadie tiene el derecho de hacer eso sin tu consentimiento-Le dije triste pues sabía lo que pasaría ahora.

La pequeña yo lo único que hizo fue abrazarme, yo solo la miraba con los ojos cristalizados y con una sonrisa en los labios.

De un instante a otro ya no estaba en el cuarto de la pequeña, sino que estaba en mi habitación actual, con el cepillo de pelo en las manos, mirando hacia el espejo y una sonrisa que comenzaba a posarse en mis labios.

Pequeña YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora