-Tengo que hacer algo ya.- Murmuré pasando ambas manos por mi rostro dando vueltas por la sala.
-Vamos a buscarla....- Me giré rápidamente encarando a Enzo.
-No vamos. Voy a buscarla, no confío en ti.- Escupí molesta acercándome para darle un ligero empujón.
-No es un buen momento para discutir. No conoces a nadie en esta ciudad, me necesitas.- Dijo y gruñí con ganas de golpearlo porque tenía razón.
-Está bien.- Estuve de acuerdo.
-No entiendo absolutamente nada de lo que ustedes dos están hablando, pero debemos hacer lo necesario para traer a Mila de regreso.- Nos interrumpió Peyton con voz firme interponiéndose entre ambos.
-¿Qué te han dicho?.- Preguntó la castaña girándose para verme.
-Pude escuchar a Camila, la lastimaron.- Susurré apretando los ojos al recordar la voz de Camila- Luego dijo el nombre de Brooklyn y la llamada finalizó.
-¿Brooklyn? ¿Se refería a la ciudad o a una persona?.- Negué a las palabras de Enzo.
-No lo sé. No estoy segura.- Dije frustrada- Necesito llegar a ella o la lastimarán.
-Eso no pasará, la encontraremos a tiempo.- La mano del rubio se posó sobre mi hombro dándome apoyo y me sentí algo extraña ante su repentina acción.
-¿Qué sugieres?.- Pregunté.
-Podemos recorrer Brooklyn. Buscar algo que se asemeje a ellos, algún lugar tal vez.
-Puedo ayudar. Conozco la ciudad como la palma de mi mano y además lograré reconocer al sujeto.- No quería exponer a Peyton pero era necesario e inevitable que ella se viese involucrada en esto.
-Bien. Tenemos que movernos.
En menos de diez minutos ya estábamos montados en un coche dispuestos a conducir hacia Brooklyn en busca de la Beta. Mis manos sudaban y mi corazón yacía desbocado en mi pecho queriendo salir a causa del dolor que me producía no saber nada de mi mate. Si algo llegaba a sucederle yo moriría de culpabilidad por haberla arrastrando conmigo en todo esto.
...
Mis músculos estaban totalmente adormecidos y ya no tenía fuerzas ni para alzar la mirada. Sentía que habían pasado horas desde la última vez que aquel hombre se había aparecido por allí.
-Lauren.- Susurré con mucho esfuerzo sintiendo la garganta rasposa. Una luz se encendió iluminando las escaleras de madera y luego a paso firme escuché a alguien descender por éstas.
-Tienes que beber algo.- Un hombre de apelmazada barba y cabellos negros se acercó a mí para darme algo de beber.
Bebí con desesperación a causa de la sed y luego de eso sus ojos quedaron viéndome fijamente por largos segundos.
-Sería mucho mejor si me desataras.- Murmuré sin dejar de verlo ya que parecía hipnotizado por algo.
Después de unos cuantos segundos más, dejó la botella de agua sobre una vieja mesa de madera y sacó una pequeña navaja para comenzar a cortar las cuerdas alrededor de mis muñecas. Lo miré incrédula sin entender muy bien que hacía pero sin intención de detenerlo.