Tentación

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El suave sonido del agua al caer, es relajante. Blake me presiona cada vez más a su lado. Coge mi cintura y la siento chocar contra su duro abdomen. Mis manos se sitúan en sus hombros, cortando aún más, la distancia entre ambos. Siento sus suaves labios sobre los míos y es una sensación maravillosa. Nuestras lenguas entran en contacto la una con la otra, luchando por hacerse espacio entre ellas: acariciándose, excitándose. Es un beso demandante, fiero que solo busca despertar una pasión que nunca pensé que existiría en mí. Lo miro unos segundos en medio del beso. Sus ojos están abiertos y son esos ojos rojos, los que me miran. Deja mi boca, después de un tiempo, baja por mi cuello dejando marcas de fuego. A cada succión que deja sobre mi piel, siento como cada fibra nerviosa de mi cuerpo se activa. Si mañana probablemente veo lo que ha dejado en mi cuello, serán unas marcas rojizas poco disimulables, pero eso no me importa, ahora. El placer de sus caricias, me ha nublado la mente, provocando que los gemidos que he tratado de aguantar por un poco de vergüenza, salgan de mis labios.

Es maravilloso.

Al llegar a los pechos, los pellizca con regocijo y siento que explotaré. Su lengua traviesa deja mi cuello adormecido, sensible. Baja a estos enormes senos. Es una sensación increíble. Siento su lengua en uno de mis pezones succionándolo con ahínco. Una ligera presión sigue en medio de las succiones. Acaba de morderlos. No me causa dolor, pero si una sensación que no había sentido antes. Las piernas se me vuelven gelatinas y el me pega más a su cuerpo. Miro hacia abajo y encuentro un enorme miembro apuntándome. Es grande, muy grande. Más grande de los que vi una vez en un película porno que tenía Brad en su cuarto.

¿Sera virgen este cuerpo?

Si no lo es, me dolerá mucho.

Blake desatiende unos segundos mis pezones mientras baja por mi abdomen y se sitúa entre mis muslos. Me empuja fuera de la ducha y me hace sentar en su cama, luego se acerca lentamente hacia mí. Lo miro otra vez y detallo su cuerpo, tiene un cuerpo espectacular.

Blake se arrodilla frente a mí y siento su cálido aliento cerca de mi sexo. Sitúa sus manos en mi trasero. Forma círculos con ambas manos en mis nalgas hasta subirlas a mis pechos que no tarda en apretar y masajear. Un gemido alto sale de mis labios.

Es el paraíso.

Me rio mentalmente, con él más que ascender al paraíso, me iré al infierno. Pero... al paraíso quiero que me lleve en este momento. Cada caricia sobre mi piel me está matando, quemando por dentro. Quiero que me haga sentir mujer de una vez por todas aunque no soy capaz de decírselo.

Miro hacia abajo y lo veo entretenido mirando la parte más recóndita una mujer. Se percata de mi mirada, en unos segundos.

─ Separa ─ ordena.

Y lo hago, separo más las piernas y siento como asoma su cabeza entre ellas. Su lengua invade esa zona tan íntima de una mujer. Es delicioso. Lame, succiona y juega con el clítoris mandándome descargas de placer a cada rincón de este cuerpo que ya siento como mío. Tengo la sensación de como vuelo lejos de este lugar y como el placer me está llevando a un lugar mágico. Es lo mejor que he sentido en toda mi vida. Mis manos cogen fuerte las sabanas y no aguanto, quiero más. Así que cojo con mi mano derecha su cabeza y la aprieto más en mis piernas. Blake muerde el clítoris en muestra de que no le gusta mi acción y me coge de las caderas para hacerme voltear boca abajo contra su cama. Ahora no puedo verlo. Estoy a su merced. Siento como con fuerza me abre de piernas y como nuevamente se sitúa entre mis muslos. Esta vez lame por instantes y con uno de sus dedos empieza a penetrar. A cada succión siento que algo empieza a escurrir. Es mi placer el que escurre entre mis piernas. El placer que solo él me ha dado. Ataca sin piedad mi sexo y en unos segundos mi orgasmo ha llegado dándole de lleno en la boca. Saborea hasta la última gota. Luego me voltea y puedo verlo. Su cara demuestra satisfacción, sigue mirando mi sexo por unos instantes hasta que empieza a subir su mirada. Me mira unos segundos en los que se me hacen eternos. Veo como la comisura de su labio forma una media sonrisa.

Hacia la luz I: Por una venganza, te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora