Miss Hilly asiente ante estas palabras con un gesto de la cabeza y empieza a
barajar las cartas.
Mientras les sirvo la ensalada de gelatina y los sandwiches de jamón, no puedo
evitar escuchar su charla. Las señoritas sólo hablan de tres cosas: sus hijos, sus ropas
y sus amigas. Si oigo la palabra Kennedy, sé que no están hablando de política, sino
comentando cómo vestía la Primera Dama el otro día en la tele.
Cuando llego a Miss Walter, no se sirve más que medio sándwich.
—¡Mamá! —le grita su hija—, toma otro sándwich. Estás más delgada que un
poste de teléfonos. —Miss Hilly mira a las demás señoritas y añade—: ¡Mira que se lo
repito! Si esa Minny no sabe cocinar, lo que tiene que hacer es despedirla.
Mis oídos se aguzan al escuchar esto. Están hablando de Minny, la criada de Miss
Walter, que resulta que es una de mis mejores amigas.
—Minny cocina bien —replica la anciana Miss Walter—. El problema es que yo he
perdido el apetito.
Minny es la mejor cocinera del condado de Hinds, y puede que la mejor de todo el
Estado de Misisipi. Cada otoño, cuando hacen la Gala Benéfica de la Liga de Damas,
todas las señoritas le piden que prepare diez tartas de caramelo para subastarlas.
Debe de ser la asistenta más cotizada del condado. Su único problema es que tiene la
lengua demasiado larga. Siempre anda respondiendo a la gente: unas veces al dueño
blanco del supermercado Jitney Jungle, otras a su marido y, a diario, a la señorita
blanca para quien trabaja. La única razón por la que sigue sirviendo en casa de Miss
Walter es porque la señora es sorda como una tapia.
—Creo que estás desnutrida, mamá —le grita Miss Hilly—. Esa Minny no te
alimenta para poder robarte hasta el último penique que dejes. —Se levanta
refunfuñando y añade—: Voy al lavabo. Vigiladla, no se vaya a morir de inanición.
Cuando su hija ha salido de la habitación, Miss Walter dice muy bajito:
—¡Seguro que te encantaría que me muriera!
Todas hacen como si no hubieran oído nada. Tendré que llamar a Minny esta
noche y contarle lo que ha dicho Miss Hilly.
En la cocina, Chiquitina sigue sentada en su trona con la cara manchada de zumo.
En cuanto entro, se pone a sonreír. No arma mucho alboroto cuando la dejo sola, sé
que se queda tranquila mirando la puerta hasta que vuelvo, pero no me gusta tardar
mucho.
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Historias Cruzadas
Historical FictionEs un libro escrito por Katlyn Stoker para luchar por los derechos civiles de las personas de color en un estado llamado Jackson.En el libro se desarrollan historias de más de una docena de sirvientas de color,cada una de las sirvientas cuenta una h...