Elise Peters.
—Hola —dije y me empecé a acercar a él.
Noté que había un par de maletas y varías cosas faltaban en la casa.
—Elise, necesitamos hablar —lo miré a los ojos.
—Sí —me acerqué un poco más y me quedé mirándolo—. Empieza —se pasó una mano por el cabello.
—Lo siento —cerré mis ojos con fuerza.
—Es verdad —susurré y volteé a verlo —. Es verdad lo que dijo Vincent —frunció el ceño.
—¿Qué hay entre tú y él? —reí sin gracia.
—No te importa —frunció el ceño.
—¿Cómo no va a importarme? —lo miré, incrédula.
—Eres un maldito sínico.
—Sólo quiero saber que pasa entre tú y él, pensaba casarme contigo y no sé que ocurre entre ustedes —apreté los puños.
—Yo también pensaba casarme contigo y me fuiste infiel, y no una vez, sino que varías. Dime desde cuando empezó esto —bajó la mirada.
—Desde que quise agendar una cita con Vincent —eso realmente me sorprendió.
—Supiste guardar éste secreto durante mucho tiempo, me sorprendes —volteó a verme.
—Lo siento, jamás quise lastimarte —solté una carcajada.
—Sólo me querías para sacar a tu familia de la quiebra.
—¿Cómo lo sabes? —me encogí de hombros.
—Vincent me lo dijo todo —se pasó una mano por la cara.
—¿Qué hay entre tú y él?
—Es mi esposo —su cara se palideció.
—¿Qué?
Me encogí de hombros. —Lo que escuchaste.
—Tu esposo —rió por lo bajo—. ¿Y cuándo lo dirías?
—Nunca. Porque pensaba en divorciarme de él para casarme contigo, porque como la estúpida que soy, creí que me amabas.
—Lo siento, en verdad no quería lastimarte —reí levemente.
—No te preocupes, no pasa nada, sólo jugaste conmigo y con el cariño que te tenía —bajó la mirada.
—Perdoname, Elise —susurró.
Me quité el anillo y me acerqué a él, agarré su mano y fijó sus ojos en los míos. —Gracias —dejé el anillo en su mano y me di vuelta.
—Elise, espera, por favor —seguí mi camino y salí de la casa, me acerqué a Mark y le pedí que me llevara a casa de mis padres.
Sentí raro a Mark, le pedí que me llevara con mis padres y no asintió como las otras veces, simplemente abrió la puerta, poco después supe la razón.
Me acerqué a él y asomé mi cabeza hacia los asientos de enfrente. —No, Mark, por favor no —rogué.
—Perdón, señorita, es orden de mi jefe.
—No me hagas esto, por favor —apartó la mirada por un segundo de la carretera para verme por el retrovisor.
—Lo siento —suspiré y volví a sentarme.
Llegamos a casa de Vincent y Mark me abrió la puerta, me bajé y lo miré a los ojos. —No sabes el martirio que siento al estar ahí adentro, Mark.
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Mi único amor. [Sin editar]
Romance-¿Y por qué crees que no me casaré con él? -Porque no lo amas -mantuve mi sonrisa desafiante aunque me hubiera afectado lo que dijo. Porque tiene razón. -Tú nunca fuiste como Blake -dije firme. -En eso estoy de acuerdo; yo sólo tenía ojos para ti...